POR MIGUEL ROMERO SANZ, CRONISTA OFICIAL DE CUENCA.
A menudo, cuando nos juntamos mi princesa Pilar -filósofa de vocación y profesión- y un servidor, sacamos a la luz un tema bonito pero complejo: la amistad.
Y es algo que siempre, como persona, me ha preocupado, ya que las premisas que rodean a este concepto o término lingüístico siempre son contradictorias al pretender ajustar los valores que tu deseas corresponder en la otra persona, cuando de amistad sincera se trata.
Hay un aforismo -uno de tantos- que me gustaría añadir: «hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como hermanos o como amigos».
Por eso, cuando se hace una demostración de sentimiento, de afecto sincero, como el que este martes se llevó a cabo en la Sala dos del Teatro Auditorio de Cuenca, en homenaje póstumo a la profesora Inmaculada Rubio Romero, «Macu» como cariñosamente quería que se le llamase, uno queda muy satisfecho y te das cuenta que la sociedad, acostumbrada a premiar y reconocer cuando uno se «ha ido» cuando debería hacerlo en vida, también demuestra -en momentos puntuales como este- el ejercicio de valores como prueba de esa bondad que necesitamos en esta sociedad globalizada de egoísmo y envidia.
Fue un acto emotivo, sentimental, lindo y especial, tal y como ella se merecía. Mujer comprometida en todos sus escenarios, tanto profesionales como vocaciones o de ámbito social, voló por el espacio de aquel Auditorio, lleno de amigos, familiares y compañeros, deseosos de compartir, de sentir, de vivir, añoranzas, palabra y música, reencuentro, voluntades y esperanza.
El Aula Poética, que ahora dirigen Carmen Orellana y Carlos Solano, coordinó un Acto lleno de ilusión; varios componentes, Raquel Carrascosa, Mari Luz Abanades, Elena Marín, Maite, el mismo Carlos Solano, presentando el poemario de Macu, que quedó a punto de salir a la calle, un servidor como postulador del mismo, dos miembros de Ars Invita, esa magnífica Asociación que eleva las palabras en el camino, haciendo melodía de la naturaleza y el teatro, y la excepcional colaboración, magistral en contenido, bellísimo en concierto que Pepe de Lerma al piano y el cantautor Javier Pelayo que nos ofrecieron, hicieron de aquella tarde, una demostración de Amor hacia quien siempre dio todo a todos.
Unas imágenes previas elaboradas por su hijo y una simpática moderación del acto por Carmen Orellana confabularon una tarde sin precedentes, en las que todo fluía a golpe de recuerdo, de sentimiento, de alegría por querer exponer lo que Ella hubiera deseado, haciéndonos sentir a todos los presentes lo que esta sociedad tanto necesita: comprensión, amor, sinceridad, generosidad, afecto, convivencia, esperanza, ilusión, paz, compañerismo y amistad.
Su hijo Miguel, hermanos y otros familiares, junto a compañeros de trabajo docente, compañeros de la Asociación de Amigos del Museo de la Ciencia, activistas de la cultura, amigos del Teatro, músicos, soñadores de la palabra y un sinfín de personas, llenaron aquella acogedora sala que nos había propiciado su directora Nelia Valverde a la que desde aquí quiero agradecer, al igual que a los trabajadores del Teatro Auditorio y a esos espectadores que supieron estar «a la altura» que ella merecía.
Yo así lo expresé en ese pequeño homenaje «… la llegada de Macu al Aula Poética, si cabe, la llegada de Macu al nutrido grupo de amigos que tienen en la palabra, un alimento de su alma, fue tan casual como la mariposa del Sáhara cuando llega al verde pinar de la Cuenca histórica. Que llega y seduce.
Por eso, ahora, recordar, será un recuerdo eterno, porque siempre estará y cerrando espitas podremos contemplarla en sus adentros sin más que sentir su paso, su presencia, su sonrisa, su verso silábico y autárquico entre imágenes a cámara lenta o rápida, cuando el tiempo ha corrido demasiado deprisa. Lástima y sinrazón, recuerdo y nostalgia, añoranza y camino. Ella ahí estará, siempre, porque siempre querrá estar y yo también, lo deseo».
Y acabo mi artículo con este aforismo que me ilusiona cuando lo leo: La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas».
¡Vaya en tu recuerdo Macu, lo merecías y lo seguirás mereciendo¡¡Enhorabuena a los organizadores y participantes¡