CON TAL MOTIVO HUBO UNA CHARLA SOBRE LA HISTORIA DE MADARIAGA A CARGO DEL CRONISTA OFICIAL DE AZKOITIA JUAN BAUTISTA MENDIZABAL
270 habitantes de 27 viviendas pidieron en 1817, representados por José Oñederra (del caserío Aittola), Francisco de Azpiazu (Izaguirre Madariaga) y Francisco de Badiola, un sacerdote con residencia fija, una basílica y una casa cural para lo que es el actual barrio de Madariaga.
Y es que los caseríos del lugar distaban «una hora larga el más cercano, otros hora y media y los más lejanos cerca de tres horas de camino montuoso, áspero y costanero hasta la Iglesia Parroquial» según rezaba la petición que se formuló en aquel lejano 1817.
El pasado domingo, se cumplía el 175 aniversario de la inauguración del complejo eclesial y popular de Madariaga y con tal motivo hubo una charla sobre la historia de Madariaga a cargo del cronista oficial de Azkoitia Juan Bautista Mendizabal, misa y hamarretako para los que se acercaron al barrio rural azkoitiarra.
«Hace 175 años, los baserritarras del entorno pidieron una iglesia para dar respuesta a sus necesidades espirituales y la parroquia; derribó otras dos iglesias para hacer el complejo actual con la iglesia, frontón, etc.» señaló Mendizabal refriéndose a las ermitas de San Sebastián de Mendicote y San Juan de la Peña «derribadas posiblemente por falta de recursos de la época». El caso es que en junio de 1830 llegó la orden Real que autorizaba la creación de la anteiglesia, pero hubo que esperar 11 años más hasta la licencia episcopal que llegó en mayo de 1841.
Tal y como señaló el cronista azkoitiarra; el diseño del proyecto fue del arquitecto Mariano José de Lascurain (quien 10 años antes hizo la fuente de las barricas).
El coste del edificio fue de más de 15.000 reales y en noviembre de 1841, el obispado de Pamplona concedió la licencia para su bendición.
Partidas bautismales
Las primeras partidas bautismales se inscribieron en 1842 y las últimas en 1970, de manera que a partir de esta fecha se realizan en los libros de la Parroquia matriz.
En 1851, 10 años después de la apertura del nuevo templo de San Isidro, se decidió dar mayor amplitud a la casa cural y se derribó la pequeña capilla de San Sebastián que habían erigido en sustitución de la anterior de Mendicote y se vendieron sus suelos.
Hoy, el templo conserva algunos elementos ornamentales, retablos y tallas trasladados de aquellas antiguas ermitas de Azkoitia.
175 años después, la iglesia de San Isidro de Madariaga y el complejo de vivienda cural, lo que fue un restaurante y los frontones requieren una labor, más bien urgente, de rehabilitación y puesta en uso para el disfrute de los habitantes del barrio de Madariaga.
Fuente: http://www.diariovasco.com/ – Joaquín Sudupe