POR ÁNGEL DEL RÍO CRONISTA OFICIAL DE MADRID Y GETAFE

Durante mi vida profesional he conocido a diez alcaldes y una alcaldesa, Ana Botella, en el Ayuntamiento de Madrid. Ninguno de ellos me ha hecho cambiar de opinión respecto a un criterio personal que mantengo: la gestión de un alcalde no se mide por hechos o acciones puntuales, por obras faraónicas o actuaciones personales, sino por la eficacia en la administración de los recursos públicos y el mantenimiento de los servicios básicos a los ciudadanos, por el equilibrio entre los ingresos y los gastos.

Ana Botella se hizo cargo del Ayuntamiento en el peor momento económico que se recuerda. Un Ayuntamiento fuertemente endeudado por las grandes inversiones realizadas en años anteriores, con la necesidad de mantener los servicios y la exigencia de hacer un severo y doloroso plan de recortes. En estas circunstancias, cuando no queda dinero para invertir, y en consecuencia no hay para hacer obras ni protagonizar inauguraciones, gestionar un Ayuntamiento como el de la capital de España no es fácil, ni mucho menos lucido, para un alcalde.

Y a pesar de esta circunstancia, en las últimas horas, a punto de finalizar este horroroso 2013, el gobierno municipal se ha llevado una alegría que debería ser la de todos los madrileños, incluidos los grupos de la oposición: el Ministerio de Hacienda calcula que el Ayuntamiento de Madrid va a liquidar el ejercicio de este año con 1.000 millones de euros de superávit, lo que supera en 200 millones las cifras prevista. Esto va a permitir, entre otras cosas, mantener el servicio del SAMUR bajo la competencia municipal y también el nivel de prestación de los servicios sociales, que es alto.

Me alegro como madrileño por esta buena noticia económica, cuando todavía la crisis sigue instalada en nuestra sociedad, y me alegro en lo personal por la alcaldesa, porque después de aguantar tantos chaparrones, tan críticas y tantas peticiones de dimisión, se demuestra que Madrid tiene una regidora que gestiona bien los recursos de los madrileños, y lejos de continuar endeudándose, consigue acabar el año con superávit, que es lo que debe procurar un alcalde, alcaldesa en este caso.

Fuente: http://www.madridiario.es/