POR ÁNGEL DEL RÍO, CRONISTA DE LA VILLA DE MADRID Y DE GETAFE
.Es la única capital de Europa que, oficialmente, sigue siendo villa.
.439 años después de ser capital de España, su título es el de: “Muy noble y leal villa y corte”.
Puede parecer una curiosidad, quizá una nimiedad, pero después de ser durante 439 años la capital de España, Madrid no ha conseguido que se le reconozca el rango de ciudad, porque, oficial y formalmente, sigue siendo villa.
Hay una iniciativa por parte de un grupo de madrileñistas, pertenecientes a varias entidades culturales, populares y de fomento de las tradiciones matritenses, que quiere emprender una campaña de concienciación, para que las autoridades se tomen en serio la necesidad de que Madrid deje ser villa y sea reconocida como la ciudad que es. Nos cuentan que, en algunos círculos, esta iniciativa se ha tomado con cierta indiferencia, con más rango de tipismo, que de reivindicación histórica, pero en otros sectores, se apoya la idea, por ser justa y coherente, ya que Madrid es en estos momentos, la única capital europea que sigue siendo villa y no ciudad, al margen de otras curiosas circunstancias que también la hacen única en este sentido: no tiene mar, ni río navegable, hubo de esperar más de cuatro siglos para tener catedral, y más de tres, para tener obispo.
Carácter de villa desde la Edad Media
Los primeros asentamientos “urbanos” durante la Edad Media, dieron a Madrid el carácter de villa, aunque también se la llegó a considerar como una aldea, concepto que corresponde a “pueblo de escaso vecindario, y por lo común, sin jurisdicción propia”. Hasta que no tuvo Fuero propio, en 1202, no adquirió el rango de ciudad, que le concedió Alfonso VIII, un título puramente honorífico, porque, administrativamente, seguía siendo villa. Habría que esperar hasta el reinado de Enrique IV, para que a la “ciudad” se le concediera el título de “Muy noble y leal villa”. Siempre, villa.
Cuando, en 1561, Felipe II, traslada la corte desde Toledo a Madrid, ésta se convierte en la capital de España, y aún así, no se le otorga reconocimiento explícito de ciudad, permaneciendo el de: “Muy noble y leal villa y corte”. A lo largo de la historia, no ha habido necesidad, ni tampoco los madrileños lo han reclamado, de cambiar éste título por el de: “Muy noble y leal ciudad”, y a lo máximo a lo que se ha llegado ha sido al pomposo y larguísimo título de: “La muy antigua, noble, muy leal, muy heroica, imperial, coronada villa y corte de Madrid”. De ciudad, nada de nada.
En los nomenclátores, el término villa, corresponde a una de las categorías asignadas a las entidades singulares de población. Junto con ella, a las entidades mayores en población, corresponde también el de ciudad. Según el Diccionario de la Real Academia Española, una de las acepciones de ciudad es: “título de algunas poblaciones que gozaban de mayores preeminencias que las villas. La diferencia entre ciudad y villa no guarda relación alguna con el tamaño o importancia de la entidad, ni existe una jerarquía entre ambas categorías”.
Parece una contradicción que, siendo la capital de España, oficialmente no aparezca como ciudad, sino como villa, aunque supere en número de habitantes, por ejemplo, a la ciudad de Barcelona.
La capitalidad le llegó 370 años después
Como queda dicho, Madrid es la capital de España desde 1561, pero el reconocimiento como capitalidad, no se produjo oficialmente hasta 1931, con la proclamación de la II República. En el artículo 5 la Constitución de ese año, se especificaba: “La capitalidad de la República se fija en Madrid”. El presidente, Manuel Azaña, dijo: “No hay Estado ni Nación española sin una capital dinámica. Si Madrid no existiera, sería preciso inventar la Capital federal de la República española, ya que Madrid es el centro… donde vienen a concentrarse todos los sentimientos de la Nación, donde surgen y rebotan a todos los ámbitos de la Península las ideas, saturadas y depuradas por la vida madrileña en todos sus aspectos”.
En 1935, la Ley Municipal reconoce lo siguiente: “Madrid tiene categoría propia para disponer de una Ley especial”, pero no sería aprobada hasta 1963, dentro de la Ley de Régimen Local de 1955, que contemplaba la aprobación de regímenes singulares para las grandes ciudades, incidiendo en los casos de Madrid y Barcelona.
Hubo que esperar hasta 1978, para que se incluyera el hecho de la capitalidad en la Carta Magna, y en 1983, en el Estatuto de Autonomía de la Comunidad, que obligaba a dotar a Madrid de una Ley Especial, votada en Cortes, que fue aprobada un año después, por unanimidad, en la Asamblea regional. La Ley de Bases de Régimen Local, de 1985, recuerda la obligación de dotar a Madrid de esa Ley, y en 1988, la Ley de Haciendas Locales, anuncia para Madrid un régimen financiero especial. Pero hubo que esperar hasta 2006 para que se promulgara la Ley de Capitalidad y Régimen Especial de Madrid.
Setecientos setenta años se tardó en proclamar oficialmente a Madrid, como la capital del Estado, y 439 lleva esperando ser considerada oficialmente ciudad. Si la iniciativa de un grupo de madrileñistas prospera, dejará de ser villa, y quien firma esta información, pasará de ser Cronista Oficial de la Villa, a Cronista Oficial de la Ciudad de Madrid. No es una pretensión personal, sino el resultado de una deuda pendiente que la historia tiene con la capital de España.