POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

Durante los siglos XVII, XVIII y XIX, las parroquias importantes tenían un Maestro de Capilla, que organizaba a su coro para cantar los villancicos de Navidad. También, en Semana Santa, los miércoles y viernes, componían al menos un Tedeum, ya que Jueves Santo y Sábado Santo, quedaban libres con el fin de bendecir los Santos Óleos, cirios, agua y otros; en los que los feligreses adoptaban un contrito arrepentimiento.

Ulea, a través de la historia, tuvo grandes aficionados a la música y, sin regatear esfuerzos, ayudaban cuanto podían, con el fin de qué, los ritos eclesiales, en estos días tan señalados, tuvieran la solemnidad que los uleanos merecían.

El Cabildo de Murcia, en un Memorial del músico Joseph Borrás y sus acompañantes Juan Fuentes y Nicolás Bocanegra, consiguieron que la ‘dignidad episcopal’ librara ciento cincuenta reales por haber cantado, ese año, durante la Semana Santa.

El ejemplo corrió como la pólvora y varios pueblos murcianos consiguieron algunos emolumentos pero, en Ulea, las arcas de la parroquia estaban vacías y era imposible estimular, económicamente, a los muchos aficionados que hacían cuanto sabían y podían.

Sin embargo, a pesar de estos inconvenientes tuvimos la suerte de contar con unos curas párrocos enamorados de la música, no en vano, varios de ellos pertenecieron al elenco musical de Cámara de la Catedral de Murcia.

Entre ellos merecen especial mención: Joaquín López Yepes, cura asignado a nuestro pueblo desde el año 1835 al 1859; Manuel Jouvé Viñas cura propio desde 1865 a 1891; y los curas propio Juan Guzmán Nicolini desde 1892 a 1900; Juan Antonio Cerezo Ortín desde el año 1901 a 1916; José Azorín Piñero desde 1916 a 1919; Juan de Dios Zagalé Fernández desde 1919 a 1935 y Patricio Ros Hernández desde el año 1958 al 1966, quien impulsó la celebración de la Santa Misa en Gregoriano.

Todos estos sacerdotes, aficionados a la música, se rodearon de vecinos aficionados tanto a la música como al canto y, en plan informal, formaron grupos corales con instrumentos musicales de cuerda y de viento. Su intención fue darle realce a las fiestas.

Es significativo que a partir del año 1940, contábamos con la inestimable aportación de los grandes aficionados a la música y a la vez, implicados en las tareas de funcionamiento de los ritos eclesiales, tales como: Eufronio Carrillo Abellán, Antonio Yepes Tomás, Nicomedes Carrillo Garro y Joaquín López Ortiz (Quinin).

Sin embargo, ha sido ahora, desde principios del siglo XXI, cuando hemos tenido la gran suerte de qué, una vecina Mari Cruz López y López, coordinara un fenomenal grupo músico-vocal, erigiéndose como verdadera Maestra de Capilla de la iglesia parroquial de Ulea, al aglutinar, en su grupo coral, a tres voces: Tiple (antiguamente les llamaban los castrados), Contralto y Tenor, acompañados por un nutrido coro de veteranos, a los que les ha ido incorporando, de forma paulatina, savia joven y, todos ellos, acompañados por una pequeña (en número) pero gran orquesta de músicos de cuerda.

Gracias, Mari Cruz López tenemos motivos para estar contentos pero, a la vez, debemos saber ser agradecidos. Estoy convencido de que, la historia dará testimonio de tus méritos como Maestra de Capilla de nuestra parroquia. ¡Adelante! ¡Estamos contigo!