POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Es curioso, pero la historia nos enseña que todo aquello que fue «santo y seña» de un pueblo, de una ciudad, de una comarca… tiende a desaparecer.
Cobran sentido de profecía aquellos versos de Jorge Manrique:
«¿Qué se fizo el rey don Juan?
Los Infantes de Aragón,
¿qué ficieron?
¿Qué fue de tanto galán?
¿Qué fue de tanta invención
como trujeron?»
La villa de Colunga -y vamos a remontarnos a tiempos desde los finales del siglo XIX- creó sus «cosas con historia».
Una realidad perdida y, triste es decirlo, sin visos de recuperación.
¿Qué fue -¿qué se fizo?, en frase de Manrique- de la fábrica de sidra champagne EL HÓRREO anterior a la de El Gaitero?
¿Qué fue -¿qué se fizo?- del ejemplar Colegio de los Hnos de la Doctrina Cristiana, de las Escuelas Caride-Toyos o de las de Carrandi?
¿Qué -¿qué se fizo?- del monumental comercio Hijos de Pablo Pérez; de los comercios de Potamio Sierra, Laureano González, de Fermín Vigón y de Fernando Bañuelos?
¿Qué fue -¿qué se fizo?- de la Confitería que conocimos como «La Portalina»; del bar-sidrería El Retiro, del bar-sidrería La Gran Vía o de la Fonda La Continental?
Recuerdos e historias, sin más allá de los límites que marca la añoranza.
Fue a comienzos del siglo XX cuando Félix González fundó la Confitería La Ovetense; después de Félix González; después, de la mano de su hijo Manolo, ya MAGOVI; nombre que mantuvo su hijo César Carlos, auténtica «institución colunguesa».
Ahora, mañana 18 de junio, con nuevas y jóvenes manos de dirección, MAGOVI, con una J delante (JMAGOVI), reinicia una andadura ilusionada que es herencia de su historia centenaria.
Jose, «el nietu de Bene y Luisa Mari, el bisnietu de José el del Rápido», dará juvenil impulso a lo que seguirá siendo, como siempre fue, Confitería y Cafetería.
Dicen que «al saber lo llaman suerte».
Nosotros, desde aquí, deseamos a Jose y a su equipo de colaboradores, toda la ciencia y el saber del mundo para que en su aventura empresarial alcancen un buen puerto.
Colunga, así, continuará su historia.