POR ANTONIO SANCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA).
Que Malanquilla es una pintura, una ilusión y al tiempo una realidad, está fuera de toda duda. Es en nuestros corazones como ese niño travieso que, a pesar de todo, no puedes dejar de querer y embelesa con su mirada. Pero Malanquilla no solo necesita amor en las circunstancias actuales, necesita unos guías que, como padres entregados, le lleven con mano firme hacia un futuro por definir.
Por eso es hoy más importante que nunca que los regidores municipales que salgan de las elecciones de mayo, sean capaces de recoger tanta ilusión y convertirla en prosperidad tangible. No va a ser tarea fácil pero nada que merece la pena lo es. Habrá que redoblar esfuerzos, habrá que contar con todos y habrá que derrochar paciencia y sabiduría para elegir el mejor destino para un pueblo milenario que tanto nos está dando y que ha demostrado vocación de supervivencia.
Por eso un único deseo en este 2023: si unos padres son importantes en el transitar de un pequeño por la vida, un buen alcalde con su equipo es absolutamente fundamental para un Malanquilla en tiempos de incertidumbre para el que, sin embargo, me atrevo a predecir un futuro prometedor con nuevos milenios de gloria y esplendor.