POR ANTONIO SÁNCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA).
Bajo este lema la Asociación Cultural “Miguel Martínez del Villar”, de Malanquilla, organizó en 1982 y 1983 las I y II Jornadas Culturales.
Teatro, cine, exposiciones y conferencias, se sucedieron, llenando Malanquilla de cultura con mayúsculas logrando una amplia repercusión en los medios de comunicación.
Gregorio Prieto, el pintor de los molinos, componente de la llamada “Generación del 27” https://es.wikipedia.org/wiki/
Por allí desfilaron autoridades académicas, religiosas y civiles, haciendo de Malanquilla un paraíso cultural sin comparación a nivel provincial.
Cómo no recordar a Julio Gabín, Presidente entonces de la Asociación Amigos del Serrablo, de Sabiñánigo (Huesca), incansable protector del conjunto de iglesias de los siglos X y XI de la zona, a José Galindo, Alcalde de Calatayud, médico e investigador, siempre atento a cualquier manifestación cultural, o a Alfredo Muñoz, Presidente del Centro de Estudios Bilbilitanos, gran amigo y entusiasta de Malanquilla y su causa, sin olvidar al Cronista Oficial de Calatayud, mi querido amigo Pedro Montón, de imperecedero recuerdo.
Sobre ellos pilotamos nuestra andadura cultural y nunca les agradeceremos bastante su disponibilidad para acompañarnos en cuantas ocasiones requerimos su presencia.
Gregorio Prieto tuvo una vinculación muy especial con Malanquilla.
Un buen día, atendiendo a nuestra llamada telefónica y tras hablarle de Malanquilla con la ilusión que siempre logramos contagiar, tuvo a bien invitarme a tomar café en su domicilio de General Perón, en Madrid. Tras esa visita siguieron otras tanto a su casa como a la mía para comer con mi familia. Cuando la relación fue tomando cuerpo, viajamos con él a Malanquilla, con motivo de la colocación de la primera piedra del molino, en junio de 1981, alojándose en nuestra casa del pueblo.
En una posterior visita, al año siguiente, nos desplazamos con él a Zaragoza para visitar El Pilar y entregar uno de sus cuadros al Museo Camón Aznar.
La relación del pintor con las gentes de Malanquilla y su entonces alcalde, Teófilo Horno, fue siempre de extrema cordialidad y simpatía, parándose a saludar a cuantas personas se acercaban a él.
Su ayuda fue de gran importancia en unos años en los que hablar del molino -un completo desconocido- no era tan fácil como hoy.
De su paso por Malanquilla conservamos recuerdos imborrables y un cuadro que el artista regaló al Ayuntamiento y que hoy preside el despacho del alcalde. Pero lo mejor fue haber gozado de su amistad.
Lamentablemente no pudimos disfrutarla mucho tiempo. Una caída con rotura de cadera le mantuvo hospitalizado largo tiempo falleciendo en noviembre de 1992 a los 95 años. (Pulsa para conocer más sobre Gregorio Prieto).
De su genialidad como pintor poco se puede añadir. Mucho se ha escrito sobre él y su obra, pero de su vinculación con Malanquilla, que le nombró Hijo Adoptivo en 1982, sí somos guardianes de su memoria. La propia Asociación Cultural Martínez del Villar también quiso distinguirle con el título de Miembro de Honor.
Personalmente fue un privilegio acompañarle en aquellos años y mantener una relación de cariño, confianza y respeto.
FUENTE: BLOG DEL CRONISTA