POR PEPE MONTESERÍN CORRALES, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Que en un bar de la calle Canóniga cinco mujeres dieran una paliza a un gachó, acaso de esos de sexo feo, que mean en pared, trae a cuento el año 1832, cuando Calomarde, ministro de Gracia de Fernando VII, logró que el rey firmase un documento para restaurar la Ley Sálica y le sucediera su hermano Carlos de Borbón en lugar de su hija Isabel; entonces, Luisa Carlota de Borbón, hermana de la reina Maria Cristina, se presentó en la corte y consiguió que el rey agonizante se retractase con un decreto; cuando llegó Calomarde y trató de arrebatar el documento de las manos de la infanta, ésta le solmenó dos bofetadas que provocaron la ya popular respuesta del ministro: “Manos blancas no ofenden”.
Pero cambiaron los tiempos: el de Canóniga acabó con cortes en la cara, magulladuras y una brecha en la cabeza; las manos blancas acabaron rojas, y rojas las orejas del gachó y las telas de su corazón.
Fuente: https://www.lne.es/blogs/la-mar-de-oviedo/manos-rojas.html