POR ANTONIO HORCAJO, CRONISTA OFICIAL DE RIAZA (SEGOVIA)
Me llamó la atención, cuando tuve ocasión de conocerle, apenas hace un año, que en Manuel de la Fuente imperaba la virtud de la sensatez. Sus responsabilidades eran muy elevadas para cuidar de la sociedad segoviana. Fue una charla reposada, de apenas dos párrafos, en el ínterin de un acto público en el teatro Juan Bravo.
Hasta entonces yo nunca había hablado con él. Pero aquella breve conversación fue suficiente para darme cuenta de que estaba ante un hombre de gran personalidad y muy discreto. Ahora don Manuel de la Fuente, después de años siendo un ángel de la guarda para los Segovianos, como comisario del Cuerpo Nacional de Policía, nos deja para irse a su merecido descanso en sus tierras burgalesas.
No me he recortado nunca en decir que la Castilla más auténtica está entre Burgos, Soria, Ávila y Segovia. Uniendo a estas tierras nuestras las de Salamanca, la noble y sabia.
Manuel de la Fuente, a lo que a mí me parece, ha sido un profesional íntegro en el no fácil oficio de vigilar, y actuar, en la seguridad de nuestra gente y de nuestra ciudad de manera irreprochable, desde una personalidad ausente de todo impulso improvisado o de cualquier alarde impositivo. Ahora se va el Comisario, y con él, una persona preocupada por atender con corrección y decoro a cuantos han servido bajo su responsabilidad en un ejemplo hoy, en tiempos de improvisaciones y exigencias, muchas veces no fáciles de entender y para cuya resolución hacen falta profesionalidad y bohonomía.
Insisto en el hecho de que no he tenido la fortuna de convivir con su sencillez, pero si he sido, durante largo tiempo, conocedor de su eficacia como profesional, su interés por la los necesitados de protección y su rigor profesional en cumplir la no fácil regla de que nadie, nunca, quedára en mal lugar, salvo el delincuente que rompe el orden y la convivencia, a quien sí colocaba en su sitio.
Segovia pierde un servidor responsable y cercano, Y cierto es que será sustituido, como siempre hace el Cuerpo Nacional de Policía, con criterios de máxima responsabilidad. Pero la separación de los afectos deja en nosotros un poso de ausencia que, por contra, eleva los índices de amistad y gratitud. Te vas, amigo, pero seguro estoy de ello, de Segovia te quedará un buen recuerdo, y en ella, una puerta abierta para cuando quieras volver. Dejas aquí lo mejor que recogen los que marchan como buenos: la gratitud y la amistad.
Fuente: https://www.eladelantado.com/