ARTÍCULO SOBRE MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ).
Recientemente, dos montijanos (uno de nacimiento y otro de adopción), populares donde los haya, han recibido sendas distinciones en reconocimiento a su intachable, intensa y extensa trayectoria.
A García Cienfuegos el Pleno del Ayuntamiento, en sesión ordinaria celebrada el pasado 28 de abril y por unanimidad de toda la Corporación, se le concedió el título de Hijo Predilecto; por su parte, Antonio Sánchez Fernández, popularmente conocido como ‘Sanfer’, era distinguido en la Gala del Deporte de Montijo, celebrada el 6 de mayo, con la Mención Especial por su constancia en el deporte.
Vamos a conocer un poco más a estos dos personajes, ejemplos de dedicación, tesón y trabajo cada uno en sus respectivos ámbitos en los que, como ya he indicado en el título, son grandes ejemplos a seguir.
Manuel García Cienfuegos. (Montijo, 1953)
En Montijo y en gran parte de la comarca de las Vegas Bajas, para hablar de historia, sociedad, deporte, comunicación, religiosidad… y no sé cuántas cosas más, hay que hacerlo con permiso de Cienfuegos. Cronista Oficial de Montijo y de Lobón, miembro de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales, de la Asociación de Cronistas Oficiales de Extremadura, miembro numerario de la Real Sociedad Económica Extremeña de Amigos del País de Badajoz, autor de infinidad de artículos y estudios en revistas locales, comarcales y nacionales, con varios libros publicados en su haber, gran comunicador, hábil tertuliano, dicharachero, amigo de sus amigos y, ahora, Hijo Predilecto de su pueblo. ¿Qué más se puede pedir, verdad?
Investigador incansable, son numerosos los temas y personajes en los que a lo largo de su prolífica trayectoria ha profundizado y que ha ido dando a conocer en sus innumerables publicaciones. Se mueve con inusitada facilidad en los siglos de la Edad Moderna, pero sin hacer ‘ascos’ al resto de periodos históricos.
Talavera la Real, Puebla de la Calzada, Lobón, Loriana, la Nava de Santiago, Montijo, La Roca de la Sierra… el Plan Badajoz, han sido objeto de grandes y sesudos estudios con los que ha enriquecido el acervo histórico de nuestra comarca y por lo que, sin duda, le estaremos inmensamente agradecidos. Gran legado el que dejará a nuestros hijos y nietos.
Con unas envidiables memoria e incontrolable ‘verbosidad’, por muy coloquial que sea la conversación, en poco tiempo vierte un sinfín de nombres, toponímicos y fechas con los que rápidamente desarma (e impresiona) al que tiene en frente. ¡Es tremendo lo de este hombre!
Para nada admite que se le defina como ratón de biblioteca. La investigación solo tiene razón de ser si es para darla a conocer y compartirla, desde la dignidad del hacer. Y es que en esto también da mucho que hablar.
Compartió micrófonos en Radiocadena Española con nuestro José Antonio Lagar, en Radio Montijo con Ana y Antonio. Ha radiado eventos deportivos, ha presentado multitud de actos culturales, conciertos, galas, ha dirigido programas religiosos… no sé si me paso o no, pero si a los últimos 40 años de Montijo hubiese que ponerle voz, esa sería la suya. ¡Quién no conoce a Cienfuegos!
En la larga conversación que mantuve con él hace unos días, en las que siempre hace gala de bonhomía y sosegada tranquilidad, únicamente se me puso serio cuando le pedí que me diera el ‘abecé’ de un buen investigador: “Rigor en la investigación, independencia, honestidad, manejar fuentes y apoyarse en una buena bibliografía”. Cuando el historiador saca algo a la luz ha de hacerlo con la verdad en la mano, debidamente documentado, no basándose en la mera conjetura, suposición y, mucho menos en la buena voluntad. Y, “por favor (me insiste mucho), citar, citar y citar las fuentes de las que se toman los datos. Es un acto de justicia con los colegas que nos han precedido en el estudio de la Historia”.
Su pasión por ayudar en la puesta en valor, colaboración y promoción de asociaciones y colectivos, tiene para él una explicación: “En una ciudad del camino hacia Ítaca me enseñaron que ayudar a los demás forma parte de la vida. De ello nos examinarán cuando concluyamos; de lo que hayamos hecho por los demás y de lo que pudimos hacer y no hicimos. Porque no hay trabajo más grato y reconfortante que dedicar una parte de nuestro tiempo en mejorar la vida de los demás”.
Antonio Sánchez Fernández ‘Sanfer’. (Puebla de la Calzada, 1941)
Si nuestro anterior protagonista es conocido en las Vegas Bajas, el de ahora no lo es menos. Desde los años 60 ‘Sanfer’ ha sido todo un referente de la fotografía en los pueblos de la comarca. Estoy seguro que son muy pocos los domicilios de nuestro pueblos que no tengan en su casa una foto firmada por él.
Este poblanchino, afincado en Montijo, ha vivido a caballo entre estos dos pueblos. El uno, Puebla de la Calzada, en el que tiene sus orígenes y lazos familiares; y el otro, Montijo, en el que establece con su familia y donde logró abrirse un hueco profesional en el mundo de la fotografía.
Pero, dejando a un lado su vida profesional, vamos a adentrarnos en esa otra pasión a la que se ha dedicado en cuerpo (nunca mejor dicho) y alma el tiempo que su profesión le permitía y que es la que recientemente le ha hecho merecedor de la Mención especial por su constancia en el deporte y que le fue entregada por el triatleta extremeño Kini Carrasco en la Gala del Deporte celebrada en Montijo el pasado 6 de mayo.
‘Sanfer’, a sus 81 años, sigue enfundándose su maillot y montando en su bicicleta para seguir haciendo 200 kilómetros a la semana y que le hacen acumular, desde el año 2007 más de ¡asómbrense! 150.000 km dando pedales y con los que ya le habría dado más de tres vueltas y media a la Tierra.
En todos estos años no se le ha resistido ni Sierra Nevada, ni Santiponce (en la que estuvo más de nueve horas subido en la bici), ni la Challenger (primer clasificado en una de las ediciones en las que ha participado), ni Plasencia, Tentudía además de sus dos participaciones en la afamada, y no menos dura, Marcha Cicloturista Internacional Quebrantahuesos (QH) en la que llegan a competir más de 9.000 participantes y en la que ha logrado obtener dos medallas de oro.
Luchador e intrépido, Antonio logró superar un paro cardiaco sufrido en 2009 mientras realizaba uno de sus habituales entrenamientos y en el que estuvo unos ocho minutos sin ritmo cardiaco, y por el cual desde entonces lleva implantado un DAI (Desfibrilador Automático Implantable).
En aquel momento, los médicos le recomendaron encarecidamente que recuperase hábitos menos agresivos con salud y que se dedicase a pasear y poco más. No se hable más, dicho y hecho, lo contrario a lo indicado, me refiero. Nuestro protagonista comenzó de nuevo, y de forma prudente, a retomar sus entrenamientos recuperando el ritmo, la cantidad e intensidad previos al percance sufrido.
Todo a base de tesón, de voluntad y de un gran esfuerzo que son los que le hacen ser capaz de mantener una férrea disciplina en sus entrenamientos y, claro está, ser un gran ejemplo para cualquier deportista que se precie.
En la visita que hace unos días le realicé en su domicilio me mostró numerosos trofeos, maillots, diplomas, fotografías y un sinfín de recuerdos que dan buena muestra de esta intensa y exitosa trayectoria deportiva en lo alto de su bicicleta.
Pero, inquirido sobre con cuál de ellos se queda, su respuesta no ofrece ningún tipo de duda: “Es más el contacto con la gente que el trofeo en sí”. La larga lista de amigos, compañeros y colegas de afición con los que a lo largo de todos estos años ha compartido pedaladas (y entre los que destaca al exciclista profesional Eduardo Chozas) es lo que le queda, y en sus propias palabras, “son mi mayor trofeo”.
“Grandes dosis de esfuerzo, voluntad y constancia. Mucha constancia” es el consejo que nuestro ‘campeón’ da a todo aquel que quiera emular sus hazañas deportivas. Nada es imposible, aunque reconoce que “cada día cuesta esfuerzo, más esfuerzo. Hay que tirar del cuerpo”.
Encantado de mi encuentro contigo, Antonio; te animo a seguir adelante, eres todo un campeón y un gran ejemplo a seguir.
Lo dejo con su próximo reto, la Sierra Nevada Límite, una de las pruebas cicloturista más emblemática del calendario nacional por muchas razones, la principal de ella es finalizar en la Estación de Esquí de Sierra Nevada a 2.100 metros de altitud. ¡Ánimo y a por ella!