MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
En esta larga charla aparece lleno el pozo de los recuerdos, de una infancia y adolescencia, de hace más de sesenta años. En una de las fotos conservadas con cariño, sobre una moto, cinco niños, Holgado, Soria, Yeste, Miguel y yo.
Holgado se trasladó a Madrid con toda su familia, vendieron su casa y creo que ya no han vuelto a la localidad; Soria marcharon a Valencia toda la familia, quedaron aquí parientes próximos y en alguna ocasión especial, muerte o fiestas, hemos coincidido; Miguel ayudó a su padre en el campo, y posteriormente , se dispersaron por distintos lugares de Levante,
Hemos coincidido en algunos de sus viajes a nuestra localidad, Yeste, dejaron algunas posesiones y una casa comprada posteriormente, junto a la Casa de la Cofradía del Cristo de la Expiración, viendo el convento de las dominicas y contemplando el transcurrir de las procesiones desde su balcón. De aquellos mosqueteros, ha sido con el que he mantenido un contacto periódico por sus visitas y estancias en nuestra localidad. Parte de sus recuerdos los hemos compartido, por lo que hoy vuelvo en parte a mi infancia. Ha conseguido que su mujer y sus hijos amen el pueblo que lo vio nacer, por lo que cuando pueden llegan para disfrutar de las fiestas o Semana Santa y de la belleza de las sierras, además de su afición de la búsqueda de espárragos.
“ Cursé los estudios primarios en las Escuelas de la Sagrada Familia durante seis años, los dos últimos años con D. José Luis Martínez , anteriormente con D. Antonio Sotomayor y D. Francisco, grandes maestros de los cuales guardo un grato recuerdo.
Llevaba mi cartera de madera y la lata-brasero que mi madre me preparaba para paliar el frio de los duros inviernos de entonces. Los domingos cuando nos llevaban a misa a la parroquia de S. Andrés, la leche en polvo y el queso americano. También ahora evoco a numerosos compañeros del colegio. Inolvidable el viaje al Puerto de Santa María. Creo que tenía unos nueve años y supuso para mí tres novedades muy importantes: era la primera vez que salía del pueblo, la primera vez que veía el mar y sobre todo que aquí empezó mi amistad contigo.
Vivíamos en la calle Puerta Mina (actualmente Santa Teresa). Mis abuelos vivían frente al campanario antiguo de la parroquia de San Andrés, por lo que casi siempre jugaba en el casco antiguo, alrededores de la parroquia, plaza Santa Ana y Eras del Calvario. Aquí casi todos los días echábamos partidos de fútbol con una pelota de goma y a veces de trapo; otras veces jugábamos en la Placeta de la iglesia, sobre todo en verano aprovechando que las familias tomaban el fresco hasta bien tarde. Lo pasábamos en grande jugando a maisa, a la peonza (el trompo), a la pítili, al aro que nos preparábamos con las cajas de arengues, a las bolas y con los carros que nos preparábamos con una tabla y cuatro ruedas. Nos montábamos y aprovechábamos la pendiente de las aceras. A veces algún vecino/a avisaba a los serenos (hoy policía local) cuando hacíamos mucho ruido y nos fastidiaban los juegos. Cuando les veíamos se producía una estampida y no quedaba ni un chiquillo en la calle.
Otras veces jugábamos a los indios, espadachines… según la película que hubiésemos visto el domingo anterior. Mi padre fue agricultor pero. bastantes años, tratante de ganado equino. Fueron numerosos sus viajes a Galicia donde compraba grandes cantidades de mulas para las labores del campo y algunos caballos de encargo. Recuerdo perfectamente que cuando llegaban a Villanueva los encerraba en la posada de Emiliano, después recorría todas las ferias de ganado de la provincia de Jaén y algunas de Granada, donde vendía la totalidad del ganado. Cuando llegaba la recolección de la aceituna, nos íbamos al cortijo, permaneciendo allí hasta la Semana Santa. Mi madre se dedicaba a las labores de casa. Fue una trabajadora incansable. Conocedora del trabajo y penurias del campo en aquella época, luchó para que sus hijos no se dedicaran al trabajo del mismo.
Parece ser que la primera ganadería de reses bravas que hubo en Villanueva perteneció a mi bisabuelo materno, Manuel Yeste Pérez. La ganadería estuvo por Jesús del Monte en el paraje de La Muela, tenía más de cien toros y el toro padre se llamaba Jabonero. Sus toros se lidiaron en las plazas de Jaén, Villacarrillo y Villanueva, en las fiestas de 1905 de Villanueva se lidiaron varios toros de su ganadería y él ejerció como empresario. A su muerte la ganadería fue vendida a la marquesa de Culla.
Mi tía Josefa (tita Pepa), fue una gran mujer, y sobre todo una gran persona. Era muy religiosa y colaboraba con la iglesia en todo lo que hacía falta. Trabajó toda su vida para cuidar a sus padres haciendo prendas de punto, a máquina o a mano. Fue una segunda madre para todos sus sobrinos. Era muy alegre, a su lado nunca había penas.
La adolescencia es inolvidable fueron los últimos años de mi estancia en Villanueva, por lo que es un recuerdo con nostalgia y sobre todo con mucho cariño. Terminados los estudios primarios, tenía previsto ingresar en la SAFA de Úbeda para estudiar F.P. (Maestro Industrial). Esto no fue posible ya que con doce años empecé a trabajar de aprendiz en el taller de reparación de automóviles JUMAR, permaneciendo allí hasta el año 1965, cuando marché a Madrid. Como mi trabajo en el taller no era remunerado, durante la temporada de la aceituna me iba con mis padres al cortijo para ayudar en la recolección de la aceituna. Permanecía allí unos dos meses, después volvía al taller.
Todos los cortijos estaban habitados por los dueños y los aceituneros, generalmente familias serranas. Muchas noches mi padre y Juanito Mora organizaban bailes. Acudían todas las mozas y mozos del lugar, e incluso de otros retirados. Se hacían luminarias para San Antón, con el correspondiente vino que mi padre preparaba. La Candelaria, San Blas, y posteriormente a bailar y degustar las ricas rosas (palomitas) y garbanzos fritos que hacía mi madre. Hoy en día todos los cortijos están vacíos. Las noches de Cine de Verano en la Plaza de Toros con mi hermano Esteban, Adelaido, Cortes Emilio Carrillo, Pedrito, Periquín el de la droguería, Dioni Domínguez y alguno más.
Recuerdo los buenos ratos que pasábamos en el Bar de la Terraza que tu familia regentaba. Después de cerrar el bar, nos invitabas a Esteban Soria y a mí. Allí disfrutábamos los ricos aperitivos que tu madre preparaba y después nos tomábamos alguna que otra copa mientras escuchábamos las canciones del momento: los Brincos, el Dúo dinámico y otros tantos. De esa época recuerdo los partidos de fútbol que se celebraban los domingos en el antiguo campo de fútbol donde, jugaban mi hermano Esteban, Cortés y tú. Otras veces ibais a jugar a alguno de los pueblos cercanos y Pedrito y yo siempre os acompañábamos. Para las fiestas también se organizaban buenos partidos. Así pasábamos el verano, hasta que llegaban en septiembre las ansiadas fiestas patronales.
El día siete de septiembre, al finalizar la jornada de trabajo, Julio, el maestro de taller, nos daba 500 pesetas a cada uno de los aprendices. Esta era la única remuneración que recibía en todo el año. Recuerdo las corridas o novilladas de toros que se celebraban, los pinchos morunos que tomábamos en una caseta del paseo y, sobre todo, las verbenas. Había dos verbenas: la de los pobres, o “Tomatera”, y la de los ricos. Por la tarde íbamos a la de los pobres a bailar lo que podíamos y tomarnos alguna que otra cuerva que nos ponía Juanito Castrón. Había una y a veces dos orquestas acompañadas de una animadora.
Por la noche íbamos a la verbena de los ricos todos vestidos para la ocasión: traje y corbata que generalmente estrenábamos. Solíamos ir acompañados de algunas buenas amigas de la época: Pili Carrasco, Juanita Carrascosa, Fuensanta (Fuensantita, ya fallecida), Mari Pepa y alguna más. . Terminadas las fiestas, los estudiantes se marchaban del pueblo y llegaban las lluvias. Menos mal que en unos días llegaban las fiestas de San Miguel que también pasábamos unos buenos días y nos levantaban el ánimo.
Guardo recuerdos inolvidables de las fiestas.
El motivo de mi marcha a Madrid fue que una vez acabadas las primeras fiestas de 1965, me quedé sin trabajo, pues nos despidieron a varios mecánicos del taller donde trabajaba.. Con diecinueve años, me marché a Madrid en busca de oportunidades para asegurarme un futuro. En esa época la situación económica de mi familia no era buena Mi hermano Emilio no tenía trabajo, mi hermana tampoco, y la finca de mi padre no era suficiente para las necesidades de toda la familia, por lo que decidí responsabilizarme de ellos y llevármelos a todos a Madrid, a excepción de mi hermano Esteban que trabajaba de maestro en Villanueva.
.En noviembre de 1965, ingresé en la empresa de automóviles BARREIROS DIESEL, actualmente PEUGEOT. Trabajaba en una cadena de montaje, siendo éste muy monótono y aburrido, por lo que me propuse cambiar de puesto de trabajo. Conseguí una plaza de mecánico de mantenimiento.. En este departamento estuve hasta el año 1978 donde ascendí a oficial de 1ª. Éramos 14.000 empleados en la empresa. Con 27 años, y durante tres años, cursó estudios de Delineante Industrial.. Después logró el título de Oficialía, y posteriormente de Maestro Industrial, Continuó preparándose y logró la Plaza de Técnico de Organización, para posteriormente ascender a Jefe de Organización y responsable de la Oficina Técnica de Mantenimiento de una de las plantas de fabricación donde permaneció el resto de su vida laboral hasta la jubilación Viajó muchísimo a Francia visitando varias fábricas del grupo, a Alemania para la compra de robots, y a Barcelona y Valencia para la supervisión de maquinaria.-
Una vez jubilado y desde el año 2013, estudio Historia de España e Historia del Arte en la UNED SENIOR para mayores de 55 años. No tenemos exámenes ni titulación alguna, pero me está permitiendo hacer algo que siempre me ha gustado, y sobre todo conocer la mayoría de museos y monumentos de Madrid que hasta entonces no conocía, así como realizar viajes culturales a otros lugares de España y Europa. Para final de curso siempre organizamos un viaje cultural. Hace unos años visitamos las ciudades de Úbeda y Baeza, y este año iremos a la Ribera Sacra en Galicia. En mayo de 2019, y a propuesta mía, se organizó el viaje fin de curso a Villanueva y Parque Natural de las Sierras de Cazorla Segura y Las Villas.
Llegamos al pueblo y nos hospedamos en el hotel Plaza, unas 60 personas. hicimos un recorrido a pie por las principales calles del pueblo y casas señoriales y como no, visitando algunos bares del pueblo donde pudieron degustar sus ricas tapas y raciones. Visitamos Segura de la Sierra,Hornos , El Tranco,disfrutamos de un espectacular paseo en el “Barco Solar”, el Charco del Aceite, Iznatoraf..
En Villanueva visitamos el Santuario de nuestra patrona la Virgen de la Fuensanta, donde Manuel López, cronista oficial de la ciudad, nos acompañó y nos explicó detalladamente la historia de la Virgen y Santuario. Visitamos la parroquia de S. Andrés, la iglesia de la Vera-Cruz para ver la joya escultórica de nuestro patrón, obra del escultor Mariano Benlliure, del que tanto les había hablado y, por último, la Plaza de Toros y su museo taurino.
Como resumen del viaje, te diré que fue todo un éxito. Todos los compañeros me felicitaron por los lugares visitados y lo bien que lo pasaron. Todos los años cuando llega el mes de mayo los compa-ñeros envían al grupo de WhatsApp fotografías de los lugares visitados y de nuevo me felicitan por el viaje.
Mi pasión por el campo es tan grande que en 1981 compramos una finca de olivas en el Barranco de los Lobos. Construimos un cortijo nuevo que fue nuestra residencia temporal durante 17 años. disfrutamos muchísimo, en especial mis hijos en su infancia y niñez, teniendo libertad y la suerte de disfrutar de la naturaleza, pero también suponía para mí mucho esfuerzo y trabajo. Me fui haciendo mayor, los viajes y los trabajos de la finca cada vez me cansaban más, Decidimos vender la finca y comprar casa en el pueblo para disfrutarlo Encontramos una casa en el casco antiguo, donde yo me había criado, la reformamos un poco y ahí estamos hasta que el cuerpo aguante y podamos seguir viniendo.
La Semana Santa te diré que es una de mis fiestas preferidas. De hecho, mi casa de Villanueva está en una calle procesional donde disfruto de la pre-Semana Santa y del paso de todas las procesiones. En mi niñez me vestía de hebreo, después fui uno de los primeros cofrades de la Borriquilla. Mi padre era de la Cofradía del Prendimiento y tenía una ropa de gastador con la cual me bestia. Los villanoveses podemos estar orgullosos de lo que se ha conseguido y mantenido hasta la fecha. Mi agradecimiento a todos los que lo han hecho posible y para los que diariamente se esfuerzan en mantenerla.
Creo que es muy positivo para el pueblo los numerosos s eventos culturales de todo tipo que se celebran actualmente, las instalaciones deportivas que se han construido, la mejora de sus calles y viviendas, En el ámbito rural, las mejoras que se han producido en los medios de producción, en la mejora de carriles y en la formación y condiciones de trabajo de los medios humanos.
Disfruto mucho cuando me junto con viejos amigos para tomar unos vinos y hablar de nuestro pasado, o cuando vamos a pasar el día en alguno de los muchos lugares de la sierra o cuando en Semana Santa vamos a buscar espárragos. e ha perdido el cine de verano y las fiestas patronales como yo las viví. No se parecen en nada a las actuales. Echo de menos las verbenas de antes y su proximidad con las atracciones feriales, todo el ambiente se concentraba en el paseo, plaza de S. Francisco y Ayuntamiento, ahora el paseo y centro del pueblo están vacíos en los días de fiestas.
En uno de sus últimos regresos a la localidad, hemos sacado del pozo de la memoria, todos los recuerdos que se habían posado en el fondo. Como amante de la localidad que lo vio nacer hoy manifestamos nuestro agradecimiento por su entusiasmo en los actos villanovenses y por su fidelidad y devoción a su pueblo, sus gentes y tradiciones.
FUENTE: M.L.F.