Organizado por el Ayuntamiento de Alcalá la Real, la Diputación de Jaén y la Academia Andaluza de la Historia, bajo la dirección del cronista oficial Domingo Murcia Rosales, se ha celebrado en el Palacio Abacial de dicha ciudad durante los días 7 y 8 de este mes de octubre un Congreso en homenaje al prof. Antonio García Lizana, catedrático de Economía de la Universidad de Málaga. La temática de las comunicaciones ha girado alrededor de la investigación histórica de Alcalá la Real y las líneas de investigación del homenajeado en torno a la pobreza y las políticas de cooperación, solidaridad y desarrollo económico.
Para honrar a este ilustre alcalaíno, responsable académico del Foro para la Paz en el Mediterráneo, se han dado cita en este encuentro científico medio centenar de investigadores procedentes de numerosas universidades y centros culturales. Entre ellos, el prof. Peláez del Rosal, que presentó la comunicación titulada “El abad de Alcalá fray Manuel María Trujillo en Priego (1802-1814)”.
La importancia del personaje, nacido en Baena el 1 de enero de 1728 se fundamenta en su periplo vital, que alcanza hasta el año 1814, fecha de su fallecimiento, y en particular por haber sido obispo de la diócesis de Albarracín, y ejercido cualificados empleos dentro de la Orden franciscana, a la que perteneció, tanto en España, en la que fue ministro provincial, como en América, debido al cargo de Comisario de Indias y por haber pergeñado el Plan de Estudios para los Colegios de Misiones de América y Filipinas.
Resulta por ello extraño –dijo el comunicante- cuando no paradójico, que no haya sido incluida la figura en el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia, y a vindicar su memoria y profundizar su memoria ha ido dedicada la comunicación presentada, que complementa los escasos datos proporcionados por Espinosa Garrido de los Monteros, Laín Rojas, Guardia Castellanos, Valverde Perales y Horcas Gálvez y López Guadalupe, si bien en los tiempos más recientes y con idéntico leit motiv varios estudiosos (Heredia y Quesada) se hayan percatado de la ingente labor llevada a cabo como fundador de un instituto singular: las Casas de Misericordia de Priego y Alcalá, para acoger a los pobres niños expósitos “tan útil a la nación y causa pública”.
El abad Trujillo, que residió la mayor parte de su mandato en la villa de Priego, luchó denodadamente para dotar a la fundación con los bienes y rentas necesarias, pero tropezó con las insidias de los políticos locales contemporáneos, que pretendían relegar la jurisdicción eclesiástica frente a la civil en lo relativo al gobierno de la institución. A tal punto llegó el acoso municipal que el abad no tuvo más remedio que recurrir al Rey Carlos IV, quien en el año 1805 amonestó al cabildo prieguense para que le pidiera disculpas al purpurado y le manifestara que “no estuvo en su ánimo injuriarle, ni faltarle a los respetos justamente debidos a su dignidad y carácter”.
Otros puntos tratados en la comunicación presentada incidieron en las relaciones económicas del abad con el conde de Altamira y el marqués de Algarinejo, así como en las controversias post mortem causadas por la reclamación a los herederos del abad de importantes sumas de su patrimonio para que aumentaran el caudal de las Casas de Misericordia fundadas.
Este estudio verá la luz en las Actas del Congreso que aparecerán en 2017.