POR LUIS YUSTE RICOTE Y JAVIER NÁJERA MARTÍNEZ.CRONISTAS OFICIALES DE PARACUELLOS DE JARAMA.(MADRID)
Hoy 22 de Marzo es el día mundial del agua. En Paracuellos tenemos la gran suerte de que el Jarama, el río más grande de la provincia de Madrid, nos acompaña de norte a sur, con un pero, que vivimos de espaldas a él. El Jarama fue recurso de pesca para saciar el hambre. Los documentos históricos nos cuentan que abastecía desde antaño de pescado a Paracuellos gracias a las anguilas, barbos, truchas, y unos peces pequeños pero muy exquisitos (que no he conseguido determinar cuales son). Gracias a él tenemos una brisa fresca que nos hacen más soportables los rigores del verano. Hasta hace poco más de medio siglo el Jarama fue un sitio de recreo estival. A él acudían los vecinos de Paracuellos a bañarse y soportar la canícula; y desde principios del siglo XX se fletaban autobuses desde la Plaza de las Ventas para que los madrileños aguantaran los calores. ¿Cómo se lo hemos pagado? Degradándolo hasta puntos insospechables. Bien sabe Paracuellos que se tiene la tendencia de utilizar como vía de eliminación de sus residuos o desechos los barrancos, o mejor arrojarlo al río o a las lagunas, que así no se ve.
Aunque no lo parezca, el Jarama es más que un simple canal por el que circula el agua, es un sistema natural complejo y heterogéneo, donde se incluye no solamente el agua, sino también los elementos químicos disueltos en el agua, el cauce, la zona de ribera, la llanura aluvial, así como también los organismos que en ellos viven.
Las presiones que reciben los ecosistemas de ribera son debidas a la acción directa e indirecta del humano, como por ejemplo las alteraciones de caudal, interrupciones en forma de obstáculos, exceso de nutrientes, contaminación… Según un informe de 2008 de la asociación Jarama Vivo, Paracuellos es el término que más agresiones e incidencias soporta de los 194 kilómetros de río. En los 8 kilómetros que el Jarama comparte nuestro término municipal y el de Barajas, concentra el 25% de situaciones ambientales negativas de todo el curso medio del Jarama. Con 81 agresiones medioambientales tenemos el dudoso honor de poseer la ribera peor conservada de todo el Jarama.
Agresiones a pesar de que el curso del río está declarado LIC (lugar de importancia comunitaria) protegiéndolo con la Directiva Hábitats 92/43/CEE, a la par que integrado en la Red Natura 2000. Pero la cosa viene de lejos, ya en mayo de 1981 encontramos publicada en el diario ABC: “Desde Algete el río empieza a bajar contaminado, y cuando llega a San Fernando de Henares (antes San Fernando de Jarama), la contaminación es muy alta, llegando a ser una verdadera cloaca a cielo abierto a su llegada al Tajo a pesar de las depuradoras”. El mismo diario publicó el 7 de junio de 1982 un demoledor reportaje sobre las consecuencias de la actividad industrial en la vega del Jarama, el título no puede ser más explícito de lo que estaba pasado: “Recorrido por la cloaca del Jarama. A partir de Paracuellos, las ratas muertas sustituyen a los peces”.
De gran parte de estas agresiones se tienen que ocupar las autoridades competentes. Otros contaminantes llamados “emergentes” como fármacos, aceites de cocinar o plásticos, están cada vez más presentes en el agua, son aportados continuamente al medio acuático por nosotros.
Empecemos por los primeros los fármacos. Según un estudio levado a cabo por el grupo de investigación en Salud Pública y Ecotoxicología “ToxAmb” de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) muestran la presencia de 55 medicamentos y 3 metabolitos de los principales grupos terapéuticos en los ríos más importantes de la Comunidad de Madrid. Fueron 55 las sustancias analizadas, encontrándose en concentraciones muy bajas excepto 13 medicamentos cuyas concentraciones superaron la media de 1μg/L, como el diclofenaco, ibuprofeno, metronidazol, paraxentina, atenolol y bezafibrato. Del mismo modo, han descubierto concentraciones de nicotina, cafeína. Se desconoce el efecto de exposiciones continuadas a bajas dosis de estas sustancias sobre los organismos acuáticos y especialmente cuál puede ser su efecto sobre la salud humana; sin embargo, existe una creciente preocupación por la posibilidad de que los medicamentos, junto con otros contaminantes, puedan actuar de forma cooperativa a concentraciones consideradas seguras, por un efecto de “toxicidad de mezclas”, especialmente en exposiciones continuadas que pueden constituir una seria amenaza para los organismos acuáticos.
El siguiente es el aceite de cocina. Los aceites de cocina sufren cambios y alteraciones químicas que hacen necesario su desecho por las empresas gestoras autorizadas. Un litro de aceite usado tiene el problema de formar una capa sobre el agua, la cual no deja que el Oxigeno llegue al agua, llegando a contaminar 40.000 litros de agua, que es el equivalente al consumo de una persona en su casa. El consumo de aceite por habitante y año es aproximadamente 3 litros, así que imaginen el impacto en el Jarama por cada gota de aceite que tiramos por la pila tras cocinar.
Por último los plásticos. La Expedición Malaspina, liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha demostrado que existen cinco grandes acumulaciones de residuos plásticos en el océano abierto, que coinciden con los cinco grandes giros de circulación de agua superficial oceánica. Además de la ya conocida acumulación de basura plástica del Pacifico Norte, existen acumulaciones similares en el centro del Atlántico Norte, el Pacífico Sur, el Atlántico Sur y el Océano Indico. Sin embargo, las aguas superficiales del centro de los océanos podrían no ser el destino final de los residuos plásticos ya que, como indica un estudio de la Expedición Malaspina, grandes cantidades de microplásticos podrían estar pasando a la cadena alimenticia marina y a los fondos oceánicos. Pero la cosa va a más pues se prevé que la entrada acumulada de residuos plásticos de los océanos alcanzará los 155 millones de toneladas en 2025. ¿Qué tiene que ver esto con un pueblo a más de 300 kilómetros del mar? Pues observen la fotografía, es de muy mala calidad. La tomamos en el río Guadarrama, pero se puede extrapolar al Jarama perfectamente.
Son decenas de botellas de plástico, que probablemente han sido arrastradas por el viento hasta encontrarse con un sitio donde acumularse. Si nadie recoge estos residuos la corriente los arrastrará hasta parar en el mar. Las corrientes oceánicas trasportan estos objetos que se resquebrajan en fragmentos más pequeños por la radiación solar. Estos fragmentos duran cientos de años y se detectaron por la Expedición Malaspina en el 88% de la superficie oceánica: tenemos un mar de plástico. Los fragmentos de plástico acumulan contaminantes que pasan a los organismos durante la digestión, sin olvidar las obstrucciones gastrointestinales que producen en los animales. Tenemos un problema y es que hemos sobrepasado con creces los compuestos que la naturaleza es capaz de soportar.
Así que aunque no lo parezca, pequeños gestos como intentar tomar los menos medicamentos posibles, no tirar las colillas por el wáter, guardar los aceites y llevarlos al contenedor correspondiente, o simplemente no arrojar las botellas a otro lugar que no sea el contenedor amarillo, pueden hacer que el Jarama esté un poco más sano; y quien sabe si algún día si los habitantes de Paracuellos volvamos a disfrutar de él.
El río a su paso por Paracuellos de Jarama es un espacio muy antropizado, sin actividad económica alguna, pero rodeado de industria y servicios (aeropuerto, depuradora, empresa de quema de aceites para obtención de energía, empresas de grúas, y una pequeña explotación ganadera con cabaña bovina). Potencialmente industrializado desde que el curso del río atraviesa Alcobendas. Se pueden observar numerosos vertederos incontrolados y la flora está seriamente afectada por las toallitas que arrojamos por el sanitario; y ahora también mascarillas.
Hemos de agradecer a los voluntarios, que repetidamente han ido limpiando la rivera del río, tanto anónimamente encauzados por proyectos como “limpia ríos, salva océanos” que lideran por Biotherm, en unión con la Fundación Ecoalf y el equipo LIBERA de SEO/BirdLife y Ecoembes, en el caso del tramo del Jarama que pasa por Paracuellos. Es de agradecer también a la empresa Senda Natur por su esfuerzo en la denuncia de las escombreras incontroladas con sus informes constantes y el estado de la cuestión del mismo. Vertederos ilegales muchas veces en las «puertas» del río Jarama o en las Lagunas de Belvis.
Afortunadamente formamos parte de la “Alianza por la recuperación del río Jarama”. Proyecto coral creado en junio del año pasado junto a las poblaciones ribereñas de Ciempozuelos, San Fernando de Henares, Coslada, Rivas Vaciamadrid, Mejorada del Campo, Velilla de San Antonio, Arganda del Rey, San Martín de la Vega, Montejo de la Sierra, Titulcia, La Hiruela, Torrelaguna, El Molar, Algete y San Sebastián de los Reyes. Se apuesta por un trabajo conjunto para recuperar el río, ante el problema sanitario y medioambiental que discurre por el cauce fluvial del Jarama, antes de llegar a un punto de inflexión en la que la recuperación sea inviable y que no está demasiado lejos. Este proyecto, además de buenas intenciones y frases bonitas, habría que acompañarlo de verdaderas campañas de limpieza (más allá de objetivos para la construcción de la obra civil), recuperación, concienciación y sanciones que corrijan la situación, pues muy a pesar de la legislación existente, parece que son simples textos en papel mojado.
Hace tres años nos quedaba poco más de una década para reflexionar, realizar cambios, emprender acciones y la naturaleza nos ha dado un aviso, y nosotros mirando para otro lado.