POR PEPE MONTESERIN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Por la orilla norte del mar Muerto, desde Jordania, caminé entre cauces secos hasta la desembocadura del Jordán, frontera con Israel y Palestina, que atravesé con el agua por los tobillos.
Hasta hace poco el Jordán surtía al Muerto, ahora se utiliza para regadío y pocos bautismos, y el Muerto se muere más, se hunde, se ensimisma, más denso y bajo que nunca.
En él me zambullí y reboté como corcho. Aprovechando que el Muerto está 400 metros por debajo del nivel del mar Rojo, se proyecta un trasvase, pero mientras se negocia entre las naciones implicadas, aprovechan los yacimientos de cromo y potasa, cada día más al descubierto y con mejor acceso.
Gran problema es el agua para esos países con la mitad de desempleo que nosotros, pero hacen de la necesidad virtud y alegría, salero de la sal. Y mientras ellos explotan el Muerto, los consistorios asturianos se afanan por sacar petróleo (léase IBI) de las piscinas privadas.
Fuente: http://www.lne.es/blogs/la-mar-de-oviedo/mar-muerto.html