POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Fui al estudio de Pablo de Lillo, en General Zubillaga, a “Todo lo que es cuerpo”, de Marcos Morilla y David Martínez, pero madrugó demasiado mi impaciencia, encontré cerrada la sala y tuve que arrimar la nariz a la luna del bajo para contemplar la exposición con los reflejos de la calle y la Oficina de Empleo, en la acera de enfrente, como un aviso a navegantes. Marcos, compañero en algunas montañas, me había hablado de su muestra, fotos realizadas en un almacén, con una distancia de tres años, para retratar el paso del tiempo a través de los objetos. Vi los cuadros, ya digo, los percibí con los quiebros del sol naciente que incidía en la Zubillaga de los impares y se reflejaban de aquella manera en el escaparate del nº 12 para dejar los cuadros distorsionados y cubistas, convertido el tiempo en azarosos prismas refulgentes. Me encantó, pero recomiendo entrar.
Fuente: https://www.lne.es/