LA INVESTIGADORA Y CONCEJALA DE CULTURA DE LEÓN, MARGARITA TORRES, APORTA PRUEBAS HISTÓRICAS SOBRE EL PAPEL ESENCIAL QUE EL EMIR DE DANIYA DESEMPEÑÓ PARA QUE EL CÁLIZ ACABARA EN LA CAPITAL LEONESA EN EL SIGLO XI, Y RECHAZA QUE LA COPA DE LA ÚLTIMA CENA SEA LA DE VALENCIA
«El Santo Grial es el que se encuentra en León, adonde llega procedente de margaritaJerusalén después de pasar por El Cairo y Dénia. Y gracias a Dénia. De eso no hay ninguna duda». Así de rotunda se muestra la doctora de Historia Medieval Margarita Torres, una voz sin duda cualificada en la cuestión. No en balde, además de ser la concejala de Cultura de León es también la coautora junto a José Miguel Ortega de un libro que ha revolucionado toda la sabiduría atesorada hasta ahora sobre el cáliz de la Última Cena, Los reyes del Grial. Precisamente el pasado lunes tuvo lugar en Valladolid el estreno mundial del largometraje documental que se basa en ese libro, dirigido por el mexicano Roberto Girault y protagonizado por Jim Caviezel y Maria de Medeiros, con el título Onyx, los reyes del Grial.
Película y libro aseveran que la taifa de Daniya desempeñó «un papel clave y esencial en la llegada del Santo Grial a León hasta el punto de que éste permaneció antes durante un tiempo en Dénia, a mediados del siglo XI» señala Torres a La Marina Plaza, en una entrevista telefónica realizada con motivo del estreno de la cinta cinematográfica.
Y eso fue así porque según el contenido de los pergaminos descubiertos en su día por Torres y Ortega, el emir de Dénia Alí obtuvo la copa del rey de Egipto, que se la cedió para agradecerle su ayuda tras una terrible hambruna en 1055. Posteriormente, y sin que sea posible dilucidar cuánto tiempo concreto pasó la copa en Dénia, el emir Alí decidió regalársela por motivaciones diplomáticas al rey Fernando I de León. Y así la copa acabó en su emplazamiento actual, la basílica de San Isidoro de la capital leonesa.
«Hoy en día otros objetos que también llegaron junto al santo grial en ese viaje desde El Cairo a Daniya se encuentran en el Museo Arqueológico de Dénia», añade Torres, quien en su día visitó esas instalaciones museísticas en compañía de su director, Josep Antoni Gisbert. Se estableció así una vinculación histórica y cultural entre León y Dénia. El propio Gisbert fue uno de los asesores históricos de Onyx, los reyes del Grial.
Una princesa de Dénia en una corte cristiana
Para Torres, «todos estos hechos probados desde la historia» vienen a confirmar la gran importancia que tuvo en el Medievo la taifa de Daniya, «que hasta ahora había estado tapada por la de València debido a su cercanía geográfica». Que pudiera protagonizar un hecho tan trascendente como el ingreso de tan venerada reliquia en la Península Ibérica prueba que la Dénia de Alí «fue una potencia comercial capaz de establecer relaciones que le situaron muy cerca del poder del califa de Egipto o del rey de León» afirma la historiadora.
Con este último reino, la relación fue incluso más allá. «Pasó de vínculos diplomáticos a lazos familiares muy estrechos, incluso de amistad». Una buena prueba fue «que una de las mujeres de la familia del emir de Dénia, la famosa Zaida, se convirtió ya en la siguiente generación en la esposa del siguiente rey de León, Alfonso VI», quien gobernó este territorio a partir de 1065.
Así pues, una princesa musulmana acabó en una corte cristiana. «Este hecho, así como las buenas relaciones entre ambos reinos, ayuda a derribar esos tópicos que nos contaron de que musulmanes y cristianos estaban siempre pelándose. También se entendieron», remacha la investigadora.
¿Es este el verdadero santo grial o es el de València?
La cuestión es apasionante porque todavía suscita controversia: otras poblaciones también reclaman para sí el honor de custodiar el verdadero grial. Por ejemplo, València. Pero Torres insiste en que la copa de la Última Cena, que posteriormente pasó a denominarse cáliz de doña Urraca, es la de León. Y aporta datos.
Así, asegura que ésta es una copa del siglo I que ya era venerada en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén como la copa de Cristo. En el siglo IV los califas de la dinastía fatimí de Egipto se la arrebataron a la comunidad cristiana de Jerusalén y de ahí que el sultán de El Cairo pudiese regalársela al emir de Daniya varias centurias después. Es verdad que la reliquia presenta ahora adornos impropios de los primeros cristianos, que utilizaban una estética mucho más modesta, pero esas joyas fueron añadidas con posterioridad, ya en el siglo XI, tal y como recuerda esta experta.
Por el contrario, Torres esgrime una evidencia histórica que haría imposible que el santo grial fuera el que ahora está depositado en la catedral de València: a principios del siglo XIV el rey de Aragón Jaume II solicitó al de Egipto la copa de Cristo en una fecha en la que el cáliz que ahora mismo se halla en el templo de la capital valenciana ya estaba en su poder. «¿Cómo iba a pedir algo que ya tenía?» se pregunta la también regidora de Cultura de León, quien afirma que en todo caso el cáliz de València pudo ser la copa de los apóstoles.
Un hermanamiento pendiente