POR MARÍA TERESA MURCIA CANO, CRONISTA OFICIAL DE FRAILES (JAÉN)
La Pascua de Resurrección son días de fiesta y de gracia. Es el tiempo fuerte litúrgico porque Cristo resucitó, sigue viviendo y se hace presente en todo momento junto a nosotros. Como creyentes debemos pensar que la alegría verdadera no depende del bienestar material, sino que la alegría profunda tiene su origen en Cristo, en el amor que Él nos tiene y en nuestra correspondencia a ese amor.
La alegría es una forma de dar gracias a Dios por los dones y beneficios que de Él recibimos; por su parte Nuestro Padre Dios está contento con nosotros cuando nos ve felices y alegres. La alegría serena y amable del hermano cofrade, en la familia, en la calle, en el trabajo, y en las relaciones sociales, es un instrumento de evangelización cristiano, y seguir el evangelio produce sus frutos.
A la Santísima Virgen María, los cristianos siempre la hemos invocado como causa de nuestra alegría; y si nos acercamos a Santa Teresa, en el quinto centenario de su nacimiento, una de las cualidades que mejor la caracterizan es la alegría.
Y de alegría nos llena el dar a conocer estas añejas imágenes sobre la virgen de la Cabeza y su Santuario en Andújar. Aunque para algunos son de 1880, creemos que pertenecen ya al siglo XX, a sus inicios; lo que nos brinda la posibilidad de admirar la imagen, Santuario y tesoro antes de su destrucción en la Guerra Civil de 1936.
Entre los grandes centros de devoción que canalizaron la religiosidad popular hispana durante la Edad Moderna se encuentra el santuario de la Virgen de la Cabeza en Sierra Morena, un importante centro de romerías nacido en los siglos de la Baja Edad Media y cuya proyección nacional era ya un hecho en la segunda mitad del siglo XVI, fechas en las que se documenta no solamente la afluencia de peregrinos desde diferentes lugares de la geografía peninsular, sino también las donaciones de todo tipo efectuadas por éstos. En las mismas fechas la devoción a la Virgen de la Cabeza se extendía también a los territorios americanos recientemente descubiertos y conquistados, gracias a la presencia en ellos de religiosos, funcionarios y militares al servicio de la administración española. Las condiciones del viaje y la estancia, en unos parajes tan lejanos y desconocidos, debieron ser muy duras para estos viajeros que, en circunstancias extremas, encomendaron su destino y su vida a un poder sobrenatural encarnado en esta advocación mariana. Al igual que los devotos peninsulares, estas personas materializaron su devoción y el agradecimiento por el favor recibido en significativas donaciones, particularmente joyas y obras de platería, que contribuyeron a definir el ajuar o tesoro de la Virgen y de su santuario.
A los pies de la Virgen, el pastor. Se dice que Juan Alonso de Rivas era de Colomera (Granada). Y también según la leyenda fue en la ermita de San Marcos de Moclín el lugar en que se bautizó Juan Alonso. Según el historiador y profesor Marino Aguilera, sería aproximadamente en lo que hoy es el cortijo de la Calabaza. En los últimos años se lleva a cabo lo que se conoce como Ruta del Pastor. Un grupo de devotos realizan con puntual regularidad un camino fraterno que discurre entre Colomera y el Santuario en Andújar. La ruta pretende unir las poblaciones de Colomera, Limones, Mures, Alcalá la Real, Castillo de Locubín, Alcaudete, Martos, Jamilena, Torredonjimeno, Villardompardo, Arjona. Un camino devocional que transcurre por poblaciones peregrinas y marianas.
Otro de los elementos que aparecen en la imagen son algunos de los estandartes típicos de esta singular Cofradía, de forma peculiar porque se enarbolan y arrastran por el suelo en homenaje a la reina del Campo Andaluz, “La Morenita”.
Durante el comienzo de la Guerra Civil, en año 1936 sirvió de refugio a un grupo de guardias civiles, que permanecieron en él durante 8 meses. Como resultado, el santuario quedó destruido y desapareció la Virgen de la Cabeza. Durante el asalto, más de 100 personas resultaron muertas.
A principios de los años 40 la Dirección General de Regiones Devastadas, encarga al arquitecto Francisco Prieto Moreno, conservador de la Alhambra de Granada, la reconstrucción del templo siguiendo fielmente el trazado anterior, sufragando los gastos mediante suscripción popular a nivel nacional. En 1949 el santuario se convierte en parroquia, siendo obispo Rafael García y García de Castro, obispo de la diócesis, para que atendiera a las fincas del entorno. El 21 de abril del año 2010 por Decreto de su Santidad Benedicto XVI le ha sido concedido el título de Basílica menor, este hecho se hizo público en la Santa Misa de la Romería del día 25 de abril presidida por el Sr. Obispo de Jaén, en la que se leyó el Decreto con el nombramiento.
La nave central se separa de la Capilla Mayor por una reja del siglo XVI, obra maestra de la rejería jiennense,Una bella reja de 1562, obra de Juan Rodríguez de Salamanca y Bartolomé Gómez, sobrinos del maestro Bartolomé , individualiza la capilla mayor, tras la cual y en alto se encuentra el camarín de la Virgen de la Cabeza. Restaurada por la Escuela de Artes y Oficios de Granada que cierra un vano con arco de medio punto. Tras el Altar Mayor se encuentra el Camarín de la Virgen; talla de José Navas Parejo, que sustituye a la antigua imagen desaparecida durante la guerra civil, pero que en estas imágenes podemos disfrutar de la antigua imagen de la Virgen de la Cabeza.
Es una singular manera de trasladar la imagen sagrada por caminos intransitables; el camino original hoy superado. El camino de la Virgen a poca distancia de Andújar asciende una primera sierra, desciende luego hasta el amplio valle del Jándula (afluente del Guadalquivir) para volver a subir hasta unos 650 m, sobre el nivel del mar, donde se encuentra su Santuario. Unos 24 kilometros de sierra, con mucha jara, bastantes encinas achaparradas y pinos de repoblación en la zona del Jándula.
El camino viejo es una vereda, no las pistas forestales por las que transitan las carretas, aunque coincidan en algunas zonas. El camino original es únicamente apto para pasar una persona o un caballo, mulo o borrico y no solo por su estrechez en el piso, acentuado por los años y el paso de caballerías y personas que desgastan la tierra, que no la roca, si no también por sus desniveles, pendientes que a veces solo se superan agarrándose al granito que jalona el camino (no es la Sierra Morena habitable y habitada de Córdoba, Sevilla y Huelva, si no la más inhóspita y próxima al desfiladero de Despeñaperros que todos conocemos). Se trata por tanto de evitar roces con las ramas de los chaparros y posibles caídas que puedan dañar a la Sagrada Imagen.
La llamamos jaula y son sus andas de traslado. No es algo nuevo sino que responde a la tradición centenaria…es nuestra forma de llevar a la Madre.