POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Pues eso.
A un servidor se le acumulan los acontecimientos y ya no sabe por dónde empezar para comentarlos.
Así que iniciaremos la cosa por el hoy, seguiremos con el ayer y finalizaremos con «el hace unos días».
l.- El HOY
Hoy, martes que sigue inmediato al Domingo de Pentecostés, Oviedo celebra EL MARTES DE CAMPO.
Fiesta profana (la religiosa fue anterior) con que la Cofradía de la Virgen de la Esperanza (o Virgen de la Balesquida), sucesora del viejo Gremio de Alfayates (sastres), reparte entre sus cofrades el típico «bollu preñau y botella de vino» para comer o merendar en el Campo de San Francisco… o donde se quiera.
Antaño, según los viejos estatutos de este Gremio, a los cofrades se les repartía «pan de fisga» (pan de escanda) y un «quartillo de vino de pasado el monte» (vino peleón castellano-leonés); y los sastres, por el aquel del corporativismo gremial, solían reunirse en Pumarín para su festejo. Lo decía el cantar:
¿Onde van los xastres?
Van a Pumarín;
a beber el vino
del señor Pachín»
Amigos ovetenses: ¡Buen día y feliz celebración!
Y yo, «a pación», que es imposición médica.
2.- EL AYER
O, mejor anteayer domingo, día de San Isidro, Ribadesella celebró su I Festival-C-ertamen de la Borona Preñada.
Un celebración que, hace años, nació en Colunga, se promocionó en Colunga y que Colunga dejó que se perdiera.
La BOROÑA PREÑADA encierra en su esencia un gran caudal de historia de Asturias. Es la exaltación del maíz como alimento básico en la alimentación europea y el gran homenaje a la elaboración de embutidos y salazones, otra aportación más a la alimentación universal.
Colunga dejó pasar su oportunidad de ser bandera de esta muestra de historia asturiana.
Otros, ahí al lado, tomaron el testigo.
Yo, «a pación», que es imposición médica,
3.- EL REY
AL MENÚ DEL DÍA
La noticia, aunque difundida con cierta amplitud, no fue «excesivamente comentada».
Se interpretó como un suceso normal, propio de gente que viaja con frecuencia y come «de camino» cuando el horario y el lugar son propicios.
Según se publicó -así lo leí- el Rey retornaba a Madrid después de presidir en Cáceres una entrega de galardones.
Era el mediodía, ya cercana la hora del almuerzo, y don Felipe y su Ministro de Educación, llegados a La Calzada de Oropesa, que es localidad toledana cercana a El Gordo (pueblo donde yo me fotografié porque interpreté que se nombre era en mi honor), y concretamente al Restaurante «Puerta de Extremadura», decidieron hacer «parada y fonda» y degustar el menú del día, al módico precio de 11 euros/persona.
¿Qué eligió el Rey en ese menú? PATATAS CON CONEJO, CARNE CON ENSALADA y BIZCOCHO CON UN PLÁTANO.
El guiso de patatas con conejo es muy popular en tierras riojanas, castellano-leonesas, castellano-manchegas y extremeñas. Se trata de un plato campesino, de fácil ejecución y suficientemente nutricio. Y elaborado con gusto y habilidad, se transforma en exquisito.
Esta es la receta que me enseñaron en Sahagún (León):
Se trocea un conejo, de aproximadamente 1,5 kg, ya limpio y eviscerado, en trozos medianos que se salpimentan al gusto.
Tras un reposo, se llevan a una cazuela con aceite y fríen hasta dorar.
De inmediato se agregan cebolla y pimientos (verde y rojo, uno de cada tipo) y pochan junto con el conejo.
Se añaden un vaso de vino blanco y agua o caldo y se deja cocer a fuego moderado.
A media cocción se suman las patatas escachadas en trozos mediano-pequeños y ya, casi finalizada la cocción de estas, su suma un sofrito de cebolla, ajo, guindilla y pimentón. Se rectifica de sal, da unos hervores, reposa, y se sirve bien caliente (si es en cazuela de barro, mejor).
Y para complementar, un buen vino tinto de la zona.
Y yo, «a pación», por imposición médica.
¡Quién fuera Rey!