POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
El año pasado, 13 de febrero, cayó en martes.
¡Mala cosa!, diremos los que, pecando contra el primer mandamiento, «creemos en agüeros, usamos de hechicerías y cosas supersticiosas», que decía el catecismo del P. Astete.
El refranero, que es ciencia empírica, advierte que «en martes ni te cases ni te embarques ni de tu casa te apartes».
Así que si «pa encima» va acompañado del 13… malo, malo, malo.
Lo leemos en «La Venganza de don Mendo»:
«Hoy es martes y 13, ¡quién lo diría!,
ya llevo en esta prisión un mes y un día.
¿Por qué me inspira un miedo extraordinario
esta cifra, ¡ay de mi!, del calendario?»
¡Martes y 13 de febrero!.- Dia Mundial de la Radio (en mi pueblo decíamos «del arradio») y final de Antroxu.- Ayer fueron tardes-noches de mascaraes y mazcaritos, de procesión de disfraces (algunos de muy buen gusto y otros deplorables, máxime si se hacía exhibición de tafanarios; es decir, posaderas o culos); hoy despídese la sardina y mañana, Miércoles de Ceniza, comienza la Cuaresma con sus días penitenciales (que nadie cumple , por supuesto).
Si ayer comentábamos algunos ejemplos de dulcería carnavalera, como las orellas de frade (orejas) y las follas de limón (hojas de limón), no podíamos dejar en el olvido los FRISUELOS (o FRIXUELOS) VAQUEIROS, también llamados ENROSCADOS VAQUEIROS.
En Asturias son los vaqueiros de alzada un grupo humano muy característico, habitante de los valles y costas de concejos centrooccidentales y de las brañas de montaña de los municipios de esas comarcas.
Se les dice «de alzada» porque, viviendo en sus casas habituales del valle durante la invernía, en la primavera «alzan» sus enseres y se van con sus ganados a vivir en las brañas hasta el otoño. Brañas con su tipismo de pallozas con teito (techo) de escoba, que son viviendas «plurifuncionales» de vivencia provisional.
Los vaqueiros de alzada tienen su costumbrismo muy propio que, en algunos casos, trasciende al de las gentes de sus concejos de residencia. Tal es el caso, por ejemplo, de sus frisuelos o enroscados, que también son típicos de Cangas del Narcea.
Yo los hago así:
En un cuenco bato muy bien dos o tres huevos (según tamaño) con una cucharada de azúcar y una cucharilla de sal. Después añado unas 6 cucharadas de harina de trigo, mezclo cuidadosamente para no formar grumos y poco a poco, a la vez que bato, añado una mezcla de leche entera y agua (3/4 de litro de leche y 1/4 litro de agua) en la que desleí levadura de panadería o levadurina «química».
Ha de resultar una mezcla cremosa tipo natillas; más cremosa que la de los «frisuelos» (fayueles) finos.
Tras un reposo de una o dos horas, se toma una «garcillada» de esta pasta y con cuidado y habilidad se va dejando caer un chorrito, cerrando a lo largo en espiral, sobre abundante aceite muy caliente. Cuando ya doró por una cara se le da la vuelta, dora sobre la otra, se saca y espolvorea con azúcar.
NOTA.- Es importante el añadir la mezcla de leche-agua muy lentamente, batiendo siempre y comprobando que la masa no resulte ligera. Lo que no conviene es añadir más harina. Si sobra leche, pues que sobre.
Hay quienes gustan de dar “sabor» a la mezcla con un poco de anís.