POR LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN, CRONISTA OFICIAL DE CARTAGENA (MURCIA).
Un complicado mes en la historia de Cartagena, aquel marzo de 1939. Tras tres años de guerra fratricida entre españoles, el final está próximo, la victoria está decantada en favor de las tropas que manda el general Franco y la Base Naval de Cartagena es prácticamente el último reducto militar importante que le queda al gobierno de la República Española.
En este contexto se produce la doble sublevación de Cartagena: por un lado, aquellos que querían negociaciones de paz con Franco y terminar la guerra en la misma sintonía con los sublevados en Madrid del coronel Casado; y por otro lado, los quintacolumnistas que conspiraban a favor de Franco, esperando un desembarco de tropas de este bando para poner broche final a la guerra con la toma de Cartagena.
Dos conspiraciones separadas pero simultáneas para darle el golpe definitivo a la guerra y a la Republica Española. Pero no olvidemos que en aquellos momentos la zona centro-sur, todavía bajo poder del gobierno republicano, contaba con unos trescientos mil hombres dotados de aviación, tanques y artillería y con una flota en Cartagena con capacidad combativa como para poder hacer frente a Franco y alargar la guerra lo suficiente para llegar al inicio de lo que todo el mundo vaticinaba; el comienzo de la II Guerra Mundial.
El eje de esta posible resistencia era Cartagena y su base naval, ambos bandos lo sabían y por ello el destino de la guerra estaba en esta ciudad en aquellos días de marzo de 1939.
Aparecen una serie de personajes en todo este entramado. De su protagonismo estelar y de sus acciones dependerán todos los acontecimientos posteriores.
Uno de ellos está encarnado en la figura de Artemio Precioso Ugarte, un personaje poliédrico, hijo de su tiempo y que enmarca una biografía sorprendente. Esta pudo tener fin en la Cartagena de 1939, pero continuó hasta la década de los dos mil.
Hijo de un escritor
Hijo del escritor del mismo nombre, nació en Hellín en 1917, cursó estudios de enseñanza media en Toledo, Madrid, San Sebastián y Paris. Al comienzo de la Guerra Civil se encontraba en Madrid compaginando los estudios de 3º curso de Derecho con un empleo. Milita en las Juventudes Socialistas Unificadas y en el Partido Comunista, se alista como voluntario en las milicias ferroviarias.
Siendo capitán pasa a jefe de operaciones y después, como jefe de Estado Mayor, a la 3º División. En 1937 es destinado a la 30 Brigada Mixta como jefe de batallón en el frente de Guadarrama, en el 38 es ascendido a mayor y nombrado jefe de la 206 Brigada Mixta participando activamente en los frentes de Levante y Extremadura. Es en marzo de 1939 cuando es enviado a Cartagena para sofocar la sublevación.
Huye de Cartagena el 24 de marzo del 1939, en avión consigue llegar a Argelia y desde allí emigra a la URSS. Una vez establecido en Moscú cursa estudios en la Academia Militar Frunze de dicha ciudad. Formó parte del grupo de militares españoles que durante varios años de la segunda guerra mundial fueron profesores de dicha academia. En 1946 se traslada a Yugoslavia, donde actúa como consejero del ejército yugoslavo, alcanzando el grado de coronel. Marcha posteriormente a residir en Checoslovaquia, en 1948, donde abandona definitivamente la carrera militar. Retoma sus estudios universitarios iniciados en España, consigue el doctorado en Ciencias Económicas y es nombrado catedrático de Planificación Macroeconómica en la Escuela Superior de Economía de Praga.
Regresó legalmente a España en 1961, iniciando varios negocios de importación-exportación y actuando como agente comercial. Abandonó la militancia política y centró parte de su actividad en la defensa del medio ambiente siendo un destacado dirigente del ecologismo español. Fundó el Centro de Estudios Socioecológicos para educar a jóvenes estudiosos en economía medioambiental y fue secretario general de Greenpeace España y su presidente honorario desde 2004. Recibió el Premio Nacional Extraordinario de Medio Ambiente y fue autor de numerosos estudios sobre ecología y economía. Falleció en Madrid el 15 de agosto de 2007.
Pero volvamos a la Cartagena del año 1939: la Brigada 206, al mando de Artemio Precioso, toma posiciones con el objetivo de sofocar los núcleos sublevados en la ciudad.
Su intervención tardía, debida a diversas circunstancia que por razones de espacio no podemos desarrollar aquí, no pudo evitar la salida de la Flota de Cartagena, vital para la supervivencia del régimen republicano, aunque sí logró con su acción posterior restablecer de nuevo la autoridad republicana evitando con el hundimiento del barco ‘Castillo Olite’ el desembarco de las tropas nacionales y el fracaso de la expedición sobre Cartagena.
Tuve ocasión de hablar con Artemio Precioso en el año 2004 para que me explicara de primera mano su posición en aquellos días en Cartagena, pero fue incapaz de recomponer el intrincado rompecabezas cartagenero de marzo de 1939. Fueron tres días claves para la historia final de esta guerra, en los que una vez más Cartagena se convirtió en el epicentro de los acontecimientos no de una ciudad, sino de todo un país llamado España.
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