POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
La mascarada en este otoño que parece ofrecer la paz y el sosiego necesario para comenzar con ganas y los mejores deseos el curso no ofrece una información muy clara principalmente para los que inician el camino por ese mercadillo de la vida en el que cada día nos ofrece detalles, matices y auténticas sorpresas que muchas veces nos cuesta un gran trabajo entender de dónde vienen y a dónde van con esas charangadas de propuestas tan peregrinas. Aquí lo bueno para la salud, lo justo como medida didáctica, es ponerse la máscara y seguir acompañando el desfile desde esta VI Concentración de Máscaras, que sin duda nos dejarán manifestaciones, sencillas lecciones prácticas que nos harán pensar en muchos casos.
El conjunto, por su variedad, nos ofrece una magnífica ocasión, para entender cómo la geografía y la historia y medios de cada región o comarca han jugado un papel muy importante en estas geniales creaciones que, desde sus lejanos orígenes han tenido una permanente representación. Con ellas, ese significado mítico y trascendental, simbólica representación que seguían como algo más que convertido en espíritu vivificador.
El grupo trasmontano y el nuestro ocupan y cubren la mayoría del desfile.
Y se observan elementos comunes en la indumentaria del conjunto. Valor destacado e interesante lo constituye la máscara o careta, en la que se puede hacer una verdadera antología de tipos, significados y valoraciones.
Se ha dicho que la cara es el espejo del alma, nos habla claro y nos traduce con cierta fiabilidad la lectura que nos ofrecen.
Pasada la VI Mascarada de nuestra ciudad y tierra, observemos la que nos queda.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/