POR MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ, CRONISTA DE ZACATECAS (MÉXICO)
A propósito del Día de Muertos que ya está en la puerta, quiero compartirles un dato inédito o que al menos nadie ha publicado hasta este momento: la existencia de tres mascarillas mortuorias que existen en la ciudad de Zacatecas y que corresponden a igual número de personajes relevantes de nuestra historia. Los invito a enterarse de quiénes se trata y dónde se encuentran.
Si consultamos el diccionario de la Real Academia Española, vamos a encontrar que el término mascarilla significa; vaciado que se saca sobre el rostro de una persona o escultura, y particularmente de un cadáver.
Daniel García, en su artículo publicado en marzo de 2019 en la revista “Actually note magazine”, refiere que “durante los primeros años del cristianismo y en la Edad Media, la importancia de la imagen pasó a segundo plano, el hecho de que Jesús no fuera descrito físicamente en ninguno de los Evangelios es muy significativa de la mentalidad” de aquellos tiempos. No obstante, agrega, “esto cambia a partir de la época del Renacimiento con la aparición de las llamadas ‘máscaras de la muerte’, intensificándose a partir del siglo XVIII. Se realizaban con materiales como la cera, el yeso o la resina tras la muerte del personaje ilustre para inmortalizar el rostro”.
Una de las más antiguas ideas de inmortalizar a un personaje a través de una mascarilla mortuoria está plasmada en la correspondiente de Tutankamón, hecha de oro macizo, sin embargo, es más bien una mascarilla idealizada, es decir, no real del momento de la muerte del faraón. Y tampoco podemos pasar por alto la que se hizo a partir del rostro inerte de un personaje de la Edad Media: Dante, el autor de la Divina Comedia.
En el mencionado artículo de Daniel García que está publicado en la internet, podemos contemplar las mascarillas mortuorias de varios personajes de la historia universal: Tomás Moro, William Shakespeare, Napoleón Bonaparte, Beethoven, Abraham Lincoln, León Tolstoi, Nicolás Tesla y Evita.
El siglo XIX fue particularmente prolífico en el tema de la lectura de mascarillas mortuorias, tomando el “molde” del recién fallecido y, que seguro, en esos momentos fue motivo de discusión, unos argumentos a favor y otros en contra Unos con una visión historicista, otros con la súplica de morir.
En la ciudad de Zacatecas conservamos tres mascarillas mortuorias de dos personajes zacatecanos y uno originario del estado de Oaxaca: don Francisco García Salinas, el maestro Francisco Goitia y don Benito Juárez.
Don Francisco García Salinas nació en el municipio de Jerez en 1786 y falleció en su hacienda de San Pedro Piedra Gorda en 1841. Tras su muerte, víctima de una afección cardiaca, se inmortalizó su rostro antes de ser sepultado. Lo interesante de este caso es que en torno a su mascarilla fue moldeado un busto, este sería colocado sobre su mausoleo, ubicado en el Panteón de Chepinque (actual sede de la Asociación Ganadera Regional de Zacatecas).
Cuando exhumaron sus restos para trasladarlos al Mausoleo de los Hombres Ilustres de Zacatecas, localizado en el Panteón de la Purísima, el busto que coronaba su cripta original fue instalado en un nicho de la escalinata de la primera sede de la institución que el fundó y que ahora lleva el nombre de Universidad Autónoma de Zacatecas “Francisco García Salinas”, actual edificio de la Preparatoria Uno de esta misma institución.
Este retrato escultórico de bronce nos muestra a un cuerpo vigoroso pero con un rostro demacrado y con los ojos cerrados.
Don Benito Juárez García vio la primera luz en su Estado natal de Oaxaca y exhaló su último suspiro en su habitación de Palacio Nacional, en la Ciudad de México. También de él se hizo una mascarilla mortuoria que en el centenario de su aniversario luctuoso, es decir, en 1972, se enviaron réplicas a todos los estados de la República Mexicana.
Durante las conmemoraciones respectivas que tuvieron lugar en Zacatecas y cono testimonio de las mismas, sobre una base de cantera se colocó la mascarilla del Benemérito, en medio del arco central que se encuentra al subir las escaleras del Palacio de Gobierno. Edificio que albergó a este presidente y parte de su gabinete a finales de enero y principios de febrero de 1867, y que por lo tanto tuvo la dignidad de Palacio Nacional Provisional de la República.
Esta mascarilla desapareció a principios del siglo XXI, y se repuso con una réplica que conservaba desde 1972, nuestro gran amigo, el licenciado Daniel Dávila García, quien nos lo donó y fue instalado en este mismo recinto dentro del marco del Congreso Masónico Nacional de la Confederación de Grandes Logias Regulares de los estados Unidos Mexicanos que tuvo como sede a la Ciudad de Zacatecas en 2018, y que ahora preside el zacatecano Ismael Gutiérrez Loera.
La tercera Mascarilla corresponde al muy ilustre artista Francisco Goitia, oriundo del municipio de Fresnillo (1882) y quien falleció en Xochimilco en 1960. Ya estando su cuerpo en la mortaja se realizó el molde para realizar su mascarilla que se conserva en la actualidad en el Museo Goitia de Zacatecas. Quedó plasmado un rostro que manifiesta una paz que gozó en vida solitaria en sus últimos días de vida.
Fuente: https://imagenzac.com.mx/
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