POR ALFONSO ROVIRA, CRONISTA OFICIAL DE ALZIRA (VALENCIA)
El 3 de mayo, en todo el orbe católico se celebra la “aparición de la Santa Cruz”. Es costumbre que en muchas poblaciones, instalar en calles o plazas una cruz fabricada con flor natural y al mismo tiempo bendecir el término, para que las cosechas sean fructíferas. En Alzira es costumbre realizar esta última gestión, al finalizar la misa y ofrenda floral a la patrona, Nuestra Señora de Lluch, desde la puerta del santuario en la Muntanyeta del Salvador.
Existe gran desconocimiento del por qué, en ese preciso día, 3 de mayo, se instalan cruces en los pueblos. Aunque resido en Alzira desde 1934, no puedo olvidar mis ancestros. Nací en Caravaca de la Cruz, donde el 3 de mayo se celebran las fiestas dedicadas a la Santísima y Vera Cruz, conocida en el todo el orbe cristiano. Por ello, les haremos saber desde aquí, de donde arrancan estas costumbres. Dicen que a Caravaca de la Cruz no se llega por casualidad, que quienes hasta allí viajan, lo hacen conscientes de que se va a uno de los santuarios más importantes de la cristiandad. Y es que en aquella población murciana, del Noroeste, se custodia un pedacito del madero en el que Cristo murió crucificado.
La tradición nos habla de que la cruz apareció el 3 de mayo de 1231. Estas tierras habían sido conquistadas por el Sayid almohade de Valencia, Zeit Abu Ceyt, que en aquellos tiempos era el rey de Valencia, al que se conocía por el “moro Ceyt” quien en el año que acontece esta historia, estaba instalado en Caravaca. Cuenta la tradición, que entre los prisioneros cristianos había un sacerdote conquense, Ginés Pérez Chirinos. Los cautivos eran liberados a cambio de un rescate. El rey moro, deseoso de que a todo aquel al que le daba de comer, se ganara el pan de cada día, interrogó a los presos. Uno era carpintero, otro hornero, pastor… al llegar al cura Chirinos le preguntó cuál era su ocupación, a lo que respondió: “celebrar misa”. La respuesta del sacerdote suscitó la curiosidad del almohade, requiriendo ¿cómo era aquello? Le complació el religioso informándole de lo que era necesario para este menester. El rey envió un mensajero a Cuenca donde en la catedral le proveyeron de los ornamentos para revestirse para la celebración de la eucaristía. Al regresar el mensajero, en la sala principal del castillo, ante la presencia de los reyes y la corte, el sacerdote se dispuso a la celebración y al poco de dar comienzo se detuvo expresando la imposibilidad de continuar la ceremonia por faltar un crucifijo, que en Cuenca no habían incluido en el lote. Fue precisamente en aquel momento, cuando por la ventana del salón, aparecieron dos ángeles que portaban una cruz que depositaron en el altar a fin de que el sacerdote pudiera seguir la misa. Ante aquella milagrosa aparición, cuenta la tradición que el rey y los suyos se convirtieran al cristianismo. El moro Ceyt fue bautizado con el nombre de Vicente Bellvís; la reina se llamó Elena; el hijo mayor, conocido en estas tierras, por haber dado limosna para la construcción en Alzira del convento de trinitarios, con el nombre de Fernando Pérez de Arenós y el menor recibió el nombre de Alfonso. Conviene que les añada, que al parecer, esta cruz patriarcal, de doble brazo, perteneció al patriarca Roberto de Jerusalén, primer obispo de la ciudad santa, después de la conquista cristiana. Esta cruz, según tradición, le fue arrebatada por un carro de fuego a Santa Elena, madre de Constantino el Grande, primer emperador de Roma que fue cristiano. Por ello, en la procesión que sale de la parroquia del Salvador en Caravaca, la tarde del 3 de mayo, la carroza de la Vera Cruz va precedida por una imagen de Santa Elena. Las fiestas cada año dan comienzo el 30 de abril y finalizan el 5 de mayo, en que la Santísima Cruz visita a los enfermos en sus domicilios. En esos primeros días la Santa Cruz es bajada del santuario a la parroquia del Salvador, donde se celebra la eucaristía el 3 de mayo a las once de la mañana, que habitualmente preside el obispo de la diócesis de Cartagena-Murcia. Por la tarde en el “bañadero de la Cruz” al final del paseo de la “Corredera”, es bañada en las aguas donde confluyen las acequias y bendecido el término. Después sale la procesión de la Santísima Cruz y tras bajar por la “Cuesta de la Simona” y llegar a la Carredera, se realiza el parlamento entre los reyes moro y cristiano.
Terminamos informándoles que en este año 2017, Caravaca de la Cruz celebra nuevamente el “Año Jubilar”. Recordar que esta población es la última que fue distinguida como “Ciudad Santa”, a la que acompañan Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Santo Toribio de Liébana.