POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Las fuertes lluvias, ocasionaban caudalosas avenidas que anegaban las calles aledañas a la montaña. El Arrabal y la calle Nueva, sufrían los envites de la naturaleza y producía gran desasosiego en sus vecinos, hasta el punto de que muchos tenían que salir, de las casas, por el balcón, ya que el agua y el lodo inundaban la planta baja y los sótanos, inutilizando sus precarios enseres y haciendo inviable la salida por la puerta de la casa.
Ante la reiteración de estos acontecimientos, el Ayuntamiento tomó cartas en el asunto, con tal de calmar a los desasosegados vecinos, que tenían que permanecer en dicha vivienda por carecer de otra posibilidad. Pues bien, en el periódico ‘La Verdad de Murcia’, del día 30 de enero de 1949, aparece la noticia, alentadora, que dice así:
Gracias a las gestiones del Alcalde José Carrillo Hita, y su Corporación Municipal, han conseguido aliviar los peligros que, de forma frecuente, se cernían sobre los vecinos de las calles del Arrabal y Nueva, así como de la calle O‘Donnell en menor proporción.
Han conseguido adquirir la casa de Félix López Abenza, que hacía de tapón e impedía el desagüe, produciendo, como consecuencia, el embalse de agua, piedras y barro. Para ello han tenido que sacar de las arcas municipales, el importe de dicho edificio, con arreglo al capítulo y artículo de su clase.
La citada casa será demolida en breve y con ello desaparecerá el temor de ver aquellos pobres vecinos, con dos metros de agua en sus hogares y con aquellos espeluznantes gritos de auxilio, tal como ocurrió en la tormenta del pasado mes de octubre; la más brava que habían conocido los ancianos.
La redacción de La Verdad, a través de estas columnas, en nombre de los vecinos afectados, muestra su más sentido agradecimiento a las autoridades locales, por tan importante mejora.
Ver en estas paginas (APERTURA DE NUEVA CALLE EN 1928)