POR LUIS MIGUEL MONTES ARBOLEYA, CRONISTA OFICIAL DE BIMENES (ASTURIAS)
El próximo 2 de septiembre se cumple el sesenta aniversario de la primera participación de un atleta asturiano en unos Juegos Olímpicos. Tal honor le correspondió a un yerbato que tal día de 1960 saltó a la pista del estadio olímpico de Roma. No lo tuvo fácil para acudir a la cita olímpica, había que obtener una marca de 10.5 en los 100 m. Igualó el récord de España en La Coruña, lo batió en Lisboa y aún así no le daba, pero al final lo consiguió. Representando a España acudieron trece atletas, algunos muy conocidos como Miguel de la Quadra Salcedo, aunque era Melanio, con 24 años y perteneciente a la sección de atletismo del Real Madrid, la máxima esperanza española. Estaba previsto que corriera los 100 m lisos, aunque al final se decantaría por los 200 m.
En una serie durísima —solo se clasificaban los tres primeros— donde corrían el keniata Santao (sería el ganador) y el campeón americano Romero, el de Bimenes se tuvo que conformar con un meritorio quinto puesto, y de esta forma entrar en la historia por ser el primer atleta asturiano olímpico, y, como anécdota, recordar que fue el primer español al cual le hicieron un cronometraje eléctrico en vez de manual.
Su estancia en Roma la aprovechó, no podía ser menos, para disfrutar de la «dolce vita» y recorrer la villa olímpica conociendo a figuras mundiales como el boxeador Cassius Clay. Dice Melanio que fue muy amable con él, que chapurreaba algo de español, le gastó alguna broma y luego se hicieron unas fotos y le firmó un autógrafo.
Melanio tiene un palmarés envidiable. Fue el mejor velocista nacional entre finales de los años cincuenta y mediados los sesenta. Pudo competir en la Olimpiada de Tokio (1964), pero una inoportuna lesión, un mes antes, lo dejó fuera del equipo, en su lugar fue Sánchez Paraíso. Nos recuerda Melanio que la Federación no lo incluyó en la lista; sin embargo, el presidente del R. Madrid, Santiago Bernabéu, dijo que el mejor atleta de España no podía quedar en tierra y le pagó el viaje a Japón. Melanio iría a su segunda Olimpiada, esta vez como espectador.
Melanio Asensio Montes vio la luz en Suares (Bimenes) el 18 de mayo de 1936. Hijo de Melanio y de Adelina. La madre era de Suares, hermana de la mujer de Celsón el de Rozaes. El padre, originario de Zamora, era maestro y alférez provisional, y también fue gerente de la mina Mari de Bimenes.
Estamos ante el mejor deportista que dio esta tierra, y es una satisfacción para todos los yerbatos que podamos contar con una leyenda viva como él. Como tantos otros no fue reconocido como se merecía en su concejo natal, solo la Asociación de La Fontanina, hace unos años, le concedió el Premio San Diego, máximo galardón que se concede en Bimenes; no obstante, me informa el alcalde de Bimenes, Aitor G. Corte, que próximamente está previsto concederle el título de Hijo Predilecto y poner su nombre al polideportivo municipal. Un gran acierto, sin duda, que dejará la deuda saldada para siempre.