POR JOSE ANTONIO FIDALGO SANCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Don Juan Ruiz de Cisneroa, arcipreste de Hita (Guadalajara) en el siglo XVI, escribió en su LIBRO DE BUEN AMOR respecto a los dulces que ciertas monjas ofrecían a sus (digamos) invitados amigos: «Muchos letuarios les dan muchas deveses: / diacitrón, CODOÑATE e letuario de nueses…».
El CODOÑATE no era otra cosa que el dulce de membrillo (Malium cidonium) , al que por Catalunya llaman «codony» y que según Covarrubias (Tesoro de la lengua castellana. Año de 1611) se le llama membrillo «por cierta semejanza que tienen los mas dellos con el miembro genital y femenino». Estos son los primeros membrillos de mi membrillero. Su perfume es pleno de fragancia. La ciudad creta de Cidonia, célebre por la calidad de sus membrillos, dedicó este fruto a Venus, diosa del amor, por considerar que es afrodisíaco.