POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
La que durante siglos fue iglesia parroquial de San Martín, en las inmediaciones del cementerio parragués, pasó por dos periodos de infortunio y destrucción en los últimos ciento catorce años.
En 1905 un incendio causó graves destrozos en la misma. Aunque en esas mismas fechas se inauguraba la iglesia actual, en la villa de Arriondas, los poco más de mil habitantes que estaban censados, volvieron a restaurar su antiguo templo, el cual se reabrió el 11 de noviembre de 1906.
Era el día del patrono, San Martín de Tours, pero desde esa fecha pasó a denominarse Santuario de Ntra. Sra. del Carmen. La razón es que se veneraba una imagen bajo esa advocación en el retablo central, y los vecinos de Cuadroveña celebraban fiestas en su honor el día 16 de julio, así como su fiesta sacramental, dos días después, desde tiempos muy antiguos.
En 1909 se fundó la cofradía del Carmen, que dura hasta hoy. Bien es cierto que la cofradía más antigua era la de Ntra. Sra. del Rosario, cuya documentación detallada –año a año- se conserva, y fue muy activa durante ciento veintinueve años (1760-1889). La fiesta era notable -cada 7 de octubre- con procesión, ramos de pan portados por mozos y mozas, abundancia de voladores, etc. Se puede asegurar, de forma indubitable, que esta fiesta ha quedado totalmente borrada de la memoria colectiva de los parragueses. Es este un caso curioso, en el que la advocación mariana del Rosario cede la preeminencia a la del Carmen.
En el inventario de nuestra antigua iglesia, hecho el 30 de mayo de 1900, y entre la minuciosa descripción de bienes que éste especifica, puede leerse: “Hay un retazo de seda viejo, que fue pendón antiguamente; una capilla dedicada a San Antonio, con su retablo; dos coronas de plata de la Virgen; unos hierros de hacer hostias; un tenebrario nuevo…” etc.
El segundo periodo de infortunio de esta iglesia fue cuando -en julio de 1937- en la elevada zona de San Martín se hicieron varias líneas de grandes trincheras republicanas y la artillería nacional -para batirlas- disparó varios cañonazos que destruyeron la iglesia y -en buena medida- también la rectoral.
Casi dos décadas tuvieron que pasar para que, en mayo de 1956, comenzasen las obras de reedificación de la iglesia del Carmen.
La capilla se inauguró y abrió al culto el 16 de julio de 1959., hoy hace 60 años.
El gasto total fue de 599.474 pts., incluidas las 13.600 pts. que costó la imagen, tallada en madera, de 1,30 m., con embalaje y portes, procedente de Valencia.
En 1972, don Manuel Riera Prida -cura párroco- se quejaba de que los ingresos sólo habían sido de 155.796 pts., quedando una deuda de 443.678 pts. Actualmente la capilla se utiliza para la novena y fiesta del Carmen.
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Fueron estas fiestas del Carmen muy importantes en la villa durante años. Veamos -como ejemplo- el programa de fiestas de 1947 en honor a Ntra. Sra. del Carmen.
El Ayuntamiento de Parres, en colaboración con la sociedad local de festejos “El Bígaru”, que también fomentaba las excursiones y el deporte, organizó las fiestas de ese año, las cuales fueron verdaderamente espectaculares. Cuatro días de fiesta sin tregua y con muy notables atracciones. Entre los días 17 y 20 podemos encontrar la “foguera”, el certamen de ganados -que este año 2019 llegó a su LXXVI edición-, la solemne misa y procesión sacramental, con suelta de palomas mensajeras durante la misma, bandas de música como la de Villaviciosa o la del Regimiento de Infantería Milán Nº 3, carrera ciclista, partidos de fútbol, dos sesiones de fuegos artificiales, concursos de bolos (había dos boleras en la villa), carreras de cintas a caballo, cucañas, natación, tiro al plato, además de las consabidas romerías y verbenas con acreditadas orquestas del momento. El programa de ese año hace constar que -el día 20 a las 14 horas- en la Gran Terraza de Ñico “será servida por distinguidas señoritas una espléndida comida a todos los pobres de la localidad”, con orquesta de sobremesa incluida. El casino (en el piso superior del Café Español) se reservaba un “baile de sociedad” -siempre bajo una cierta presunción de elitismo-, lugar éste al que el común de los mortales no tenía fácil acceso, puesto que hace casi setenta años la sociedad aún estaba muy estratificada y ser socio del casino no estaba al alcance de todo el mundo.
Fijémonos en el día 20 de ese mes de julio de 1947, al que llamaron Día de América. A mediodía tuvo lugar en el citado casino un “cocktail de confraternidad hispanoamericana” en homenaje a todos los “americanos” llegados de ultramar. Es curiosa esta celebración, pues aún no existía en Oviedo el Día de América, también jornada de homenaje a cuantos asturianos habían emigrado a tierras americanas, especialmente al centro y sur de ese continente. Los “indianos” eran una institución en estas tierras del norte de España, algunos ricos y envidiados, aunque no pocos fracasaron en su intento de mejorar las condiciones de vida que se daban en España en los finales del siglo XIX y comienzos del XX.