POR BIZÉN D’O RÍO MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE LA HOYA DE HUESCA
La agencia de noticias Fabra daba en la primavera de 1918 la siguiente noticia: “Una extraña forma de enfermedad de carácter epidémico ha aparecido en Madrid. La epidemia no es grave, no se han registrado muertes”. Era una enfermedad que llegó a ser conocida como “Spanish Lady” apareciendo en 1918 cuando medio mundo se estaba todavía destruyendo en las trincheras, y se trataba de una enfermedad que llegó a causar mas muertes en un solo año que toda la Primera Guerra Mundial en sus cuatro años de confrontación.
Aunque no era la primera vez que el mundo sufría una epidemia de gripe, pues ya las padeció en 1847 y 1889, pero ninguna de ellas había sido tan devastadora y mortal como ésta, desconociéndose en principio el lugar de origen, aunque se apuntaba como en el primer trimestre de 1918, en algún campamento militar en los Estados Unidos, se habían dado unas condiciones de hacinamiento ideales para la rápida dispersión del virus y que desde allí viajara a los frentes de batalla de Europa extendiéndose por el resto del mundo, a pesar de que, los Poderes Centrales y el Bando de los Aliados silenciaron con su censura la alta mortalidad producida por esta enfermedad, tanto es así, que los únicos países en los que fue noticia, serían los países neutrales, ya que, asustados por la magnitud de sus efectos y de sus bajas, dieron cumplida noticia, siendo España el país más importante de los neutrales y donde se dio por medio de la prensa cumplida información de las características y efectos de esta enfermedad, tanto es así, que España fue el primer país del mundo en reconocer esta epidemia, no dejando de hablar diario o semanario informativo español, de los avances y disposiciones sanitarias que se tomaban ante esta epidemia que, muchos creyeron se había iniciado en España y por lo tanto, la dieron o vincularon con nuestro país.
Esta pandemia gripal tuvo el primer brote en la primavera de 1918, apareciendo los primeros casos en el mes de marzo, y en los campamentos militares norteamericanos y en algunos lugares de China y Japón, para después de generalizarse en estos países la epidemia se extendía a otros, registrándose los primeros casos de gripe en Europa el día 1 de abril en las poblaciones de Brest y Burdeos, unos puertos franceses que soportaron todo el movimiento de tropas americanas que participaron en la contienda. Así fue que la epidemia durante el mes de abril se limitaba al suelo o territorio francés, pero afectando ya a la población civil, a los ejércitos franceses, ingleses y americanos combatientes, y además, parece ser que afectó incluso a los soldados alemanes del frente occidental.
Debe de tenerse en cuenta, que el primer foco se situó en el campamento de Fort Riley en Funston, (Kansas) que contaba como promedio una muchedumbre de 56.000 soldados, y el periódico “The Santa Fe Monitor” ya el 14 de febrero de 1918 informaba de forma coloquial de los enfermos, sus síntomas y los cuidados que recibían, incluso detallaba, como algunos tenían graves complicaciones neumónicas, llegando este periódico a comunicar, como jóvenes soldados afectados por esta enfermedad acudían a sus casas y como sus familiares visitaban en el campamento a los soldados enfermos.
En España se introdujo la epidemia a partir del tráfico de trabajadores españoles y portugueses que se desplazaban masivamente hacia los campos franceses, ya que Francia necesitaba trabajadores al estar la mayoría de sus hombres en el frente, pasando estos trabajadores la mayoría por los campos de reclutamiento y entrenamiento militar situados más al sur, pudiendo ser en ellos el contagio.
El primer brote surge en Madrid, precisamente en las vísperas de las corridas de San isidro, extendiéndose desde la capital a otras poblaciones siguiendo las principales vías de comunicación y comercio, fue el día 29 de junio cuando el Doctor Martin Salazar, a la sazón director del departamento de Salud, enviaba un informe a la Real Academia de Medicina de Madrid, diciendo de que no tenía información alguna sobre una epidemia de gripe en el resto de Europa. Siendo de esta forma, como España se convertía en el primer país del mundo en reconocer la epidemia, por lo cual, el resto del mundo creyó que se había originado aquí, otorgándole sin fundamento epidemiológico sólido, un origen español a una enfermedad que sólo en los Estados Unidos causó 675.000 muertes sobre una población de 100 millones de habitantes, donde además hubo comunidades que tuvieron para dar sepultura a sus bajas, abrir fosas comunes con excavadoras
Desde que se inició la epidemia, los clínicos, casi unánimemente, la clasificaron como de naturaleza gripal; los bacteriólogos no ratificaron esta opinión; y en esta aparente desarmonía se fundaron todos aquellos que dieron a la enfermedad orígenes y nombres creados más por la fantasía que por la realidad, pues incluso se llegó a denominar “El soldado de Nápoles” porque apareció cuando en los teatros se representaba la zarzuela “La canción del Olvido” del maestro Serrano, siendo la difusión de la dolencia tan rápida, que en tres días hubo en Madrid más de 120.000 atacados, y en Barcelona el 30 por 100 de la población fue invadida en el mismo periodo de tiempo. En cuanto a las demás poblaciones españolas, sufrieron así mismo los rigores de la enfermedad, y los organismos colectivos, y el Ejército a la cabeza de ellos, sufrieron de tal modo los rigores de la epidemia, que en muchos Cuerpos el número de afectados llegó a perturbar el servicio, siendo uno de los más castigados el de Sanidad Militar, donde el número de Médicos, sobretodo en Madrid, fue tan numeroso, que se precisó de los servicios de los alumnos de la Academia Médico-Militar.
El día 31 de mayo, “El Correo Español” aseguraba en sus páginas, que lejos de decrecer, seguía en aumento, y que la enfermedad estaba cebándose en todas las casas, especialmente, en las que ya hubo algún afectado, y que poco a poco, se había extendido el contacto a cuantos vivían en el mismo lugar. En “La Correspondencia de España”, con el titular La enfermedad reinante, se informaba que a causa de las numerosas bajas producidas por la epidemia en el personal, había sido necesaria la clausura de sucursales de Telégrafos. El diario independiente “El Sol” hablaba de la fiebre de los tres días y aseguraba que había aumentado la mortandad. Ahora bien, en medio de noticias y mas noticias, en las páginas de numerosos periódicos, aparecía este anuncio escueto: “La gripe se cura en 24 horas tomando al principio el “Antigripal Somarga”, de venta en farmacias”, no obstante, sería una traducción de “Le Matin” en exclusiva para “El Diario de Huesca”, la que informaba sobre las experiencias llevadas a cabo con un suero por miembros del Instituto Pasteur de Francia, compuesto por: suero fisiológico, 50 gramos; sulfato de Quinina, 40 centigramos; Arrhenal, 5 centigramos, asegurando que estaba siendo probado en el país vecino con grandes resultados.
Finalmente, solo decir, que casi toda la prensa madrileña, daba cuenta el día 1 de junio de 1918 que el Rey se encontraba totalmente restablecido de la enfermedad reinante (gripe española) que le había tenido unos días en cama.
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