POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DEL CONCEJO DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
Fue el día 18 de enero de 2017 cuando publiqué el primer capítulo de las “memorias del concejo de Parres” extraídas del archivo general de actas municipales que conservamos en la Casa Consistorial de Arriondas desde 1835.
Decía ese día que adentrarse en sus libros era como volver hacia atrás en el túnel del tiempo parragués y encontrarse con miles de aconteceres, sucesos, incidencias, debates, resoluciones y vivencias de todo tipo.
Absolutamente todo cuanto de positivo y de negativo ocurrió en nuestro concejo a lo largo de esos 150 años.
Hagamos al llegar al capítulo cien una breve selección de noticias desde 1835 hasta 1925, ya publicadas en los cincuenta primeros capítulos.
-No se utilizaba por nadie otro topónimo que no fuese Las Arriondas, excepto por el secretario municipal de aquellos años, quien utilizó en todas sus actas Las Arreondas, entre 1836 y 1839.
-El cirujano don José Blanco percibía 100 ducados por asistir a los enfermos pobres y si no lo hacía que se le descontaban 20 ducados por cada uno que no visitase.
-Llama poderosamente la atención el acuerdo tomado por el ayuntamiento parragués el 29 de marzo de 1843, sobre la licencia para talar “mil codos o más, si se hallaren, en los montes comunes de Cea y Mampodre, madera destinada a la reconstrucción de una fragata que había sido construida en Cartagena en 1789, llamada “Santa Mónica” -alias “Perla”- la cual iba armada con 34 cañones.
¿No parece increíble que, hace 177 años, se viniese a buscar madera a los montes de Parres -nada menos que desde Galicia- donde lo que sobran son bosques?
-Casi todos los niños del siglo XIX acudían a la escuela descalzos.
Las escuelas solían estar en los pórticos de las iglesias, abiertos al exterior.
Un sueldo de 2.500 reales anuales era lo máximo que podía cobrar el maestro de San Martín de Cuadroveña. A los cerca de treinta maestros del concejo les pagaban con retrasos de hasta un año. Las quejas de los dueños de las casas que el Ayuntamiento alquilaba para vivienda de maestros y maestras y -años después- como escuelas, eran continuas, por no pagar la renta en tiempo y forma.
-No es extrañar que la palabra salario proceda de sal (los romanos hacían los pagos a los funcionarios públicos con un paquete de sal que, después, usaban como moneda de cambio). Un carro transportaba la sal desde Ribadesella (a veces a medias con Cangas de Onís) y se pagaba por ella de acuerdo con las “clases” de los parragueses.
Los vecinos de “primera clase” abonaban 4,5 reales por su consumo; 3,5 los de “segunda”; 2,5 los de “tercera”, 2 reales los de “cuarta”, un real los de “quinta” y medio real los de “sexta”.
-En 1842, la parroquia del concejo de Parres de mayor población era Viabaño, con 1.118 almas; seguida por Sto. Tomás de Collía, con 887 y los Montes de Sevares, con 837.
San Martín de Cuadroveña tenía 165 vecinos y Castañera 96.
Cuatro años después, en 1846, Arriondas tenía sólo 26 vecinos (unas 125 almas o habitantes) y ocupaba el puesto nº 22 entre todos los pueblos del Concejo de Parres, por número de vecinos.
– A todo el que pudiese trabajar se le impedía pedir y “a los forasteros que no tengan oficio o modo de vivir conocido, se les expedirá pasaporte para el pueblo de su naturaleza”, señalaba un bando municipal de 1850.
Muchos no vivían en la pobreza, sino en la más absoluta miseria. La cantidad de personas que pedían limosna por pueblos y caminos era tal, que varios vecinos acudieron al Ayuntamiento solicitando que se les otorgase una credencial a los pobres del concejo, puesto que muchos de los que iban pidiendo por los pueblos decían ser de Parres, no siendo cierto.
Gran controversia trajo esa decisión, pero acabó tomándose. Los pobres del concejo llevaban un documento y una chapa acreditativa, mientras los que venían de otros lugares carecían de ella.
Algunos concejales se dolían y escandalizaban también de lo que veían por los caminos, con mendigos, tullidos y personas “que muestran sus llagas y enfermedades al transeúnte”.
-Fue el 21 de mayo de 1877 cuando el Ayuntamiento de Colunga notificó que -en su municipio- se hacía obligatorio a todos los que con sus ganados disfrutasen de los pastos del Sueve, que deberían plantar un árbol de buenas condiciones por cada res que pastase en dicho puerto, e invitaba a tomar la misma medida en la parte correspondiente a Parres.
Bien les pareció a los parragueses que, incluso, extendieron la medida a todas las demás zonas de pastos del concejo.
-El Obispado de Oviedo solicitó en 1877 ayuda -mediante suscripción- para el proyectado “Templo monumental de Covadonga” (futura Basílica del Real Sitio).
Parres aportó 5 pts. por cada uno de sus vecinos que -en ese momento- lo formaban 7.888 almas.
-Puedo asegurar que la primera misa en honor a Santa Rita tuvo lugar el 22 de mayo de 1892 (cuatro años antes de lo que se creía hasta ahora), pues así consta por escrito, de modo que el próximo mes de mayo esta celebración cumplirá 128 años.
Evidentemente, no se podrá celebrar este año la fiesta de Santa Rita por primera vez en los últimos ochenta años, así es que haremos virtud de la necesidad por elementales razones de salud pública, motivadas por el coronavirus, dado que las concentraciones (grandes y medianas) de personas no se permitirán hasta bien entrado el verano.
-Las Ferias y fiesta de San Andrés de Pilanegro -que eran las más antiguas de Arriondas- fueron desapareciendo con los años hasta no quedar ni memoria de las mismas, ni casi de su desaparecida capilla, que siempre había compartido con San Emeterio (Santu Medé) nada menos que desde casi dos siglos y medio antes, pues se conserva el “libro de fábrica” que se inició en 1665.
-Nosotros sabemos ahora que fue en el siglo XV cuando se levantó el primer puente de madera que tuvo Villanueva para cruzar el río Sella, y que se eligió la zona llamada El Brezo, por ser lugar en el que había varias isletas favorables a la cimentación de sus pilares.
Pero ése sería un gozo efímero, porque una gran avenida de agua se lo llevó poco después…y hubo de volverse a una nueva barca.
Todavía en el año 1751, los monjes del Monasterio de San Pedro de Villanueva hicieron un apeo (inventario) de todas sus propiedades en el río, desde la capilla de Sta. Cruz hasta la Morca, en ambas orillas, entre las cuales se incluía la barca para cruzarlo en las inmediaciones del convento, la cual arrendaban o administraban.
– El día 23 de mayo de 1903 el ferrocarril llegó a Arriondas por primera vez, doce años después de haberlo hecho a Infiesto y dos años antes de arribar a Llanes, en 1905.
A Ribadesella-puerto se crearía un ramal en 1908. El trazado de la vía por el centro de la vega de Castañera y el paso por otros lugares y pueblos del concejo de Parres fue precedido de múltiples expropiaciones, que durante años motivaron pleitos y disgustos de todo tipo.
-El 16 de septiembre de 1905 comenzaron a extenderse por Arriondas los rumores sobre la posible prolongación del ferrocarril Económicos desde Arriondas hasta Covadonga.
Aquellos rumores causaron gran alarma, imaginando un tranvía por la única calle que había, dado los “gravísimos perjuicios que ocasionaría a la villa y al concejo en general”. De forma que se comenzó a estudiar qué medidas se podrían adoptar para que tan “inconveniente proyecto” no fuese adelante.
Y hasta que el tranvía dejó de funcionar -en 1933- las protestas de vecinos y autoridades de Parres se sucedieron en múltiples ocasiones por la gran cantidad de inconvenientes que sufría la villa con el mismo.
-El listado de prófugos en Parres era alarmante en cada convocatoria a filas, con un 20% en 1906, pero llegando al 73 % diez años después.
De modo que en un concejo donde nacía un niño o una niña cada 42 horas (en 1900 nacieron doscientos ocho), y cuando les tocó ir al servicio militar a los ciento seis mozos, se presentaron sólo treinta y fueron declarados prófugos los setenta y seis restantes.
Y de forma parecida siguió ocurriendo hasta bien entrada la época franquista, cincuenta años después.
-El día 2 de octubre de 1909 se acordó la construcción de escuelas públicas en Arriondas, San Juan de Parres, Viabaño, Sto. Tomás de Collía, Pendás, Bode, Fíos y Castiello.
En todos los casos ocupaban locales de alquiler.
Pero vivimos en España y -por ejemplo- Arriondas aún tenía sus Escuelas Graduadas sin concluir cuarenta años después, en 1949.
-Fue el día 25 de diciembre de 1909 cuando un pleno municipal comenzó a estudiar dónde se iba a situar la que -después- sería la primera barca que iba a cruzar el río Sella en la zona del Lladuengu y en qué condiciones quedaba a cargo del correspondiente barquero, previo acuerdo con el Ayuntamiento.
-En el año 1910 un concejal solicitaba que la casa del pueblo (el ayuntamiento) se arreglase, higienizase y decorase algo, prohibiendo entrar en la misma con ´almadreñas´, así como fumar y escupir en su interior, entrar con palos en el salón de sesiones y recostarse el público en la barandilla.
¡Quién le iba a decir a este concejal que deberían pasar cien años más hasta que se prohibiese fumar en este tipo de espacios en España!
-Recordemos que hace un siglo no había en Arriondas pensiones, hoteles ni nada parecido, de forma que el Ayuntamiento tenía una lista de más de noventa vecinos a cuyos domicilios enviaba a quienes precisasen alojarse en la villa; pero algunos vecinos protestaban porque no deseaban hacer de hospederos a la fuerza.
-La vida cultural de la villa era muy rica a comienzos del siglo XX, y así había nacido el periódico independiente “El Sella”, el cual informó a los parragueses durante diez años.
En 1918 comenzó a publicarse el semanario liberal “La Voz de Parres”, cuya vida fue de sólo tres años y -en 1927- vio la luz un tercer periódico bajo la cabecera “Heraldo de Arriondas”, también de breve existencia.
-Enemigos de los perros había y se hacían notar, pidiendo que los dueños pagasen por tenerlos, incluso algún concejal protestaba porque por la noche había gente en la villa que mataba los perros a tiros de escopeta, y que ello era un peligro para los transeúntes.
De forma que, aunque no era lo mismo tener perro en la aldea -por ser de necesidad- que tenerlo para la caza -que era considerado como para un uso de “lujo”- con la finalidad de disminuir la gran cantidad de ellos que había, se decidió fijar un impuesto a sus dueños.
-Hasta en cuatro ocasiones a lo largo de su historia el concejo estuvo a punto de cambiar de nombre, incluso en dos de ellas pasó a llamarse durante años concejo de Parres-Arriondas.
El primer intento fue el 8 de mayo de 1915.
Pocas décadas después -tras la Guerra Civil- se llevó a cabo el cambio sin consulta previa a los vecinos, y alguno de los alcaldes y concejales que se sentaron en el Ayuntamiento sin ser elegidos democráticamente, impusieron otra vez durante años el nombre compuesto de concejo de Parres-Arriondas.
-Dividieron el concejo en distritos para que fuesen atendidos por los médicos, los cuales no podían cobrar las visitas a los pobres. Y todo ello fue a coincidir con la conocida como gran epidemia de “gripe española” de 1918, que parece fue bastante benigna en nuestro concejo.
Constancia quedó de un “epidemiado” de Toraño que falleció en noviembre y no había servicio de barca para cruzar el Sella y llevar el cadáver al cementerio de Margolles, dado que la barca había sido arrastrada por la crecida del río.
-El acta de recepción de las obras de defensa de Arriondas de las avenidas de los ríos Sella y Piloña fue firmada el 25 de abril de 1916 y para evitar la ruina y desaparición de dichas defensas se aprobó un nuevo proyecto de ampliación y mejora en julio de 1922, según el Ingeniero Jefe de Fomento de la Provincia.
Cien años después, seguimos debatiendo el mismo tema.
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En el capítulo noventa y nueve quedamos en el año 1955, de modo que nos quedan aún para las próximas semanas los últimos treinta años, que nos llevarán hasta 1985, y que sumarán los ciento cincuenta años que nos propusimos hace ya más de tres años.
En unas 150.000 palabras quedará -al final- la revisión de la multitud de actas de sesiones permanentes y plenarias celebradas en el Ayuntamiento de Parres durante ese periodo, recordando siempre que debemos dar la vuelta al verso de Jorge Manrique de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”… porque para nuestro concejo cualquier tiempo pasado fue peor, mucho peor.