POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
En marzo de 1956 fueron contratados 158 metros de acera para la actual calle Monte Sueve, al precio de 48 pts. metro cuadrado -por un total de 9.193 pts.- al contratista cangués Ramón Gorsaboll López.
Cedieron terreno para estas aceras -sin coste posterior por su construcción para ellos- los vecinos Cesárea Pandiello, Francisco Collía y Serafina García.
Esos terrenos que cedían los tenían cerrados hasta ese momento. Pero surgió una duda con José Ramón Blanco Mier, teniente alcalde con propiedades en dicha calle.
Porque José Ramón ya había dejado libres en otro tiempo anterior los terrenos de su propiedad que ahora iban a ser ocupados por las nuevas aceras, cuando edificó con la línea de ensanche de la calle.
Esta observación la hizo el alcalde Emilio Blanco Vega en una sesión posterior, exponiendo que dichos terrenos ya eran -en consecuencia- de propiedad municipal desde hacía unos años.
Una situación curiosa ésta, puesto que a los vecinos antes citados se les construyeron las aceras gratis en los terrenos cedidos y cerrados hasta ese momento, pero al teniente alcalde Blanco Mier se le propuso que abonase la mitad de lo que costase la acera frente a las propiedades que él mismo había ´liberado´ tiempo antes.
José Ramón Blanco, que había sido -entre otras muchas cosas- uno de los “padres” del certamen-exposición de ganados que -cada mes de julio- se celebra en Arriondas y que es el segundo más antiguo de Asturias, presentaba su dimisión dos semanas después como miembro de la Corporación municipal, sin que se especifiquen los motivos.
(Aunque volveremos a encontrar al señor Blanco Mier como concejal y teniente alcalde apenas dos años después).
Miles de facturas recogen otros tantos datos referentes a los más diversos asuntos, desde las 380 pts. gastadas en voladores para la inauguración del grupo de viviendas “El Sella”, hasta las 1.393 que se gastaron en el Café Español los invitados a dicho festejo.
De las 1.815 pts. que costaron dos cajas de dinamita, mecha y fulminantes adquiridos en Casa Graciano, en Cangas de Onís, para diversas obras en caminos del concejo, hasta el viaje a Oviedo del maestro Ceferino M. Alonso para recoger leche en polvo y mantequilla para las cantinas escolares del concejo; abonos de jornales por retirar la nieve de las calles en invierno, y ayudas de todo tipo, como a una vecina de Cividiello, sin medios, cuyo marido la reclamaba desde la República Dominicana, a la que le dieron 150 pts. para el pasaje, e infinidad de gastos en escuelas, fuentes, lavaderos, caminos, barcas, puentes, etc. etc.
Otro ejemplo: Doscientas veinticinco pesetas costó el trofeo con el que se obsequió al equipo de fútbol alemán de DJK Bayern-Nüremberg, puesto que -el 29 de enero de 1956- se jugó en el campo de La Llera un partido amistoso entre una selección de jugadores de equipos del Oriente de Asturias y el mencionado equipo alemán. La selección del Oriente de Asturias la formaban jugadores del Arenas del Sella, Cánicas, Ribadesella, Europa de Nava, Caudal y Deportivo Colunga, todos frente al conjunto alemán (de tercera división) DJK Bayern.
Como bien recuerda el parragués Pepito Fondón Álvarez, jamás se había visto un llenazo semejante en el campo de La Llera, con unas 6.000 personas que dejaron en taquilla 28.000 pesetas.
Ganaron los locales por 3 goles a 2, pero el trofeo se lo donaron caballerosamente a los germanos.
En el verano de 1956 se acordó que a partir del inicio del año 1957 se fijase un impuesto a los bares y cafeterías que ocupasen con sus mesas y sillas espacios públicos.
Deberían abonar ese impuesto dentro de los cinco primeros días de cada mes, a razón de 5 pts. por cada metro cuadrado ocupado en zona considerada de primera categoría (plaza Venancio Pando y calle Generalísimo hasta la calle Ramón del Valle).
En el resto de la villa se abonarían 3 pts. por cada metro cuadrado ocupado.
Y -a pesar de los pocos coches que había en aquellos años- se prohibió aparcar en la Plaza del Ayuntamiento “por el perjuicio que ocasiona”, según dejaron escrito.
Incluso, la prohibición de aparcar durante la noche en esta plaza, ya se había estudiado en noviembre del año anterior.
¿Era independiente la Junta Administrativa del Sueve?
En el verano de 1956 había vendido madera de dicho lugar en consorcio con el Patrimonio Forestal del Estado. Pero varios alcaldes de barrio del concejo denunciaron a dicha Junta por retener el dinero que los alcaldes decían debía de estar depositado en las arcas municipales públicas, dinero que consideraban necesario para los gastos de hacer las traídas de aguas a los pueblos.
El Ayuntamiento hizo saber a la Junta que debía ingresar ese dinero en las arcas municipales de inmediato, pero nadie cedía en sus posiciones y la junta Administrativa del Sueve se consideraba con una autonomía no discutible.
Este enfrentamiento entre Ayuntamiento y Junta acarreó a las arcas municipales cuantiosísimos gastos en peritos, procuradores, abogados… a lo largo de décadas, con interminables pleitos lo mismo tanto en el Juzgado comarcal de Cangas de Onís, como en Oviedo, llegando varias veces al Ministerio de Justicia, en Madrid.
En términos generales diríamos que casi siempre solía ganarlos la Junta, aunque algunos miembros de la misma acabaron expedientados y destituidos por el Ayuntamiento.
Mención especial se merece Manuel Vega Suárez, como donante de los terrenos (150 metros cuadrados) para que se construyese una escuela mixta en Collado de Andrín.
Lo mismo diríamos de los benefactores Martina y Manuel Escobio Longo, donantes del terreno para construir la escuela de Llerandi, en el lugar conocido como “Campo de la Villa”, de siete áreas. Hicieron constar que lo donaban a los vecinos y, éstos, los donaron después al Ayuntamiento.
También Antonio Suárez -nativo del pueblo- hizo una donación de 10.000 pts. para la escuela.
-La fuente de Romillo costó 28.000 pts. de las que los vecinos pusieron 18.000.
-El camino, abrevadero y depósito de aguas de Cividiello sumó 4.500 pts. de las que los vecinos aportaron 1.500.
-La reparación del pozo de agua de Granda sumó 9.000 pts. con un aporte de 1.500 por los vecinos.
-El abrevadero de Granda, 1.500 pts., los vecinos pusieron 800.
-La fuente de Arenas costó 3.500 pts. con un aporte de 700 por los vecinos.
-Reparar la fuente “Laria” de Llames de Parres, 1.500 pts, y la aportación vecinal fue de 800.
-Reparar la fuente y lavadero de la “Rieguina” de Llames, 800 pts. la mitad pagada por el vecindario.
-La carretera de Arriondas a Pendás se proyectó por 409.201 pts. pagando el Ayuntamiento 134.468 pts.
– La de Fuentes a Tresmonte alcanzó las 70.060 pts.
En agosto de 1956 Dionisio de la Huerta se preocupaba -un año más- de que a la “Fiesta de Pienzu” no le faltase detalle.
El cronista que escribe estas “memorias” es depositario de la carta que Dionisio escribió el 25 de agosto con su vieja máquina, en la cual se dirige a Antonio Victorero, de Lastres, haciéndole numerosas puntualizaciones sobre la misma.
Comenta que se reunió en Arriondas con los alcaldes de Piloña, Caravia, Colunga y Parres, donde se tomaron todos los acuerdos por unanimidad.
Informaba que el diario La Nueva España había recogido los acuerdos tomados y que Jaime Vigón (Presidente de la Diputación de Asturias) le había prometido ocuparse de la señalización del camino con los correspondientes rótulos, “bautizando” la pradera con el nombre del Doctor Pimentel, y se acababa de colocar la placa en la Cruz dedicada al protomártir asturiano Fray Melchor García Sampedro (que sería canonizado en 1988).
Dionisio estaba al tanto de que los montañeros gijoneses del “Grupo Torrecerredo”, “Vetusta”, de Oviedo y Vizcares, de Infiesto, estaban organizando sus propias excursiones, lo mismo que los Frentes de Juventudes de diversas localidades, que pensaban acampar en El Sueve la noche anterior.
Tenía Dionisio muy buenas impresiones porque muchas personas le habían anunciado que asistirían, mientras preparaba una nota de prensa e invitaría a los periodistas.
Añade el “padre” del Descenso del Sella, que Hernán se había encargado de aportar gaiteros y el alcalde de Parres -con el citado Vigón- las caballerías.
El alcalde de Piloña se había encargado de hablar con un sacerdote para que dijese la misa en Mergullines (para los rezagados), y la misa al pie de la Cruz, en la cumbre del Pienzu.
Concluye Dionisio diciendo que todo estaba bastante bien planeado y que a ver qué salía.
De hecho la fiesta se siguió celebrando y -entre las facturas que se mencionan en el archivo municipal- figuran las 225 pts. abonadas al gaitero, y las 450 pts. pagadas al alcalde de Bodes por el gasto de las caballerías que se habían contratado en 1957 para subir la comida al Puerto Sueve.