POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
En diciembre de 1961, Dionisio de la Huerta Casagrán solicitó al Ayuntamiento de Parres que se aprobase una «Constitución de la Unión de Alcaldes Asturianos» que patrocinase la Fiesta de Las Piraguas de Asturias, con el fin de dar a esta fiesta un matiz provincial.
Se le aceptó el ofrecimiento y le devolvieron firmada la tarjeta de solicitud que había presentado.
Aquel 5 de agosto se habían celebrado las “Bodas de Plata” de la fiesta.
Desde el XV Descenso del Sella, en 1951, ya tenía la prueba deportiva carácter internacional, lo que Dionisio deseaba era que todos los concejos asturianos se implicasen en la Fiesta de Las Piraguas de Asturias (que así se denominaba), no sólo los de Piloña, Parres y Ribadesella.
Era Clemente Canga el aparejador municipal a quien se le notificó que dejaría de prestar sus servicios en la Casa Consistorial a partir del primer día de enero de 1962.
Emilio Suárez García ofreció terrenos en su finca de “Traslaviña” para que se iniciase la carretera a Pendás, a cambio de un trozo de camino que quedaba inutilizado en el lugar, accediendo la Corporación a la permuta propuesta.
Luis Aldecoa Miralda -arquitecto y vecino de Oviedo- ofreció sus servicios al Ayuntamiento como arquitecto municipal, siéndole aceptada la oferta el día 20 de julio de 1961.
Firman un contrato con él en el que se recogen catorce puntualizaciones, tales como preparación y ejecución de los planos de ordenación urbana de los pueblos, fiscalización de las edificaciones privadas, saneamiento, abastecimientos de agua y de energía eléctrica, industrias privadas, recogida de basuras, parques y jardines, tasaciones de inmuebles, etc.
No se le asignó ningún sueldo específico, sino la retribución de la parte correspondiente a cada uno de los proyectos. No adquiriría la condición de funcionario. No era obligatorio que se trasladase a vivir a Arriondas.
Cierto es que con el nuevo alcalde que citaremos a continuación, este arquitecto comenzó a percibir un sueldo de 500 pts. mensuales, supongo que para sus desplazamientos desde Oviedo, o podría ser la cantidad que le correspondiese para pagar el alquiler de una vivienda si se hubiese quedado a vivir en la villa.
El 20 de diciembre de 1961 se recibió una comunicación del Gobierno Civil nombrando como nuevo alcalde a Amador Nachón Pando, sustituyendo a José Cayarga de la Parte.
Para la Campaña de Navidad de aquel año, la ayuda municipal para los más necesitados del concejo fue tan solo de 375 pts., y -sin embargo- se concedieron 2.000 pts. para las recetas médicas de un vecino; bien es cierto que -como un hijo de este pobre señor trabajaba en la panadería de Jaime Martínez- el Ayuntamiento le pidió a este empresario que lo asegurase, para que -de esta forma- el padre del trabajador pudiese recibir gratis las medicinas con la correspondiente cartilla de la Seguridad Social de su hijo; un trabajador éste, infatigable, que -para los que lo conocimos- parecía un “obrero para todo”, sin tregua ni descanso, fuesen días laborables o festivos, en la empresa y con la familia del dueño de la misma.
La población del concejo al iniciarse el año 1962 era de 7.474 vecinos y el jornal medio de un trabajador se fijo para ese año en 40 pts. diarias.
Se sacaron a subasta las fincas de Nevares conocidas como: “Huerta de la escuela”, “El Cierrín” y “El Gorgoyu”.
Se subastaron doce árboles de La Llera por 2.520 pts. que fueron adquiridos por Víctor Gutiérrez Alonso para su serrería de La Sala.
Por el ramo de la confitería pagaban el correspondiente impuesto: Viuda de José Toraño, Luis Almeida, Dionisio González Valle y José González Díaz.
Al barrendero Enrique Martínez se le hizo funcionario en propiedad a partir del mes de marzo de ese año 1962.
La plazoleta parraguesa inmediata al “puente romano” era conocida con el nombre de Plaza de Eguíbar, por vivir en el lugar la familia de Rosario Eguíbar y Vigil Escalera, esposa de Alfonso Muñoz de Diego; sus hijos -Alfonso y Fernando Muñoz Eguíbar- eran abogados y residían ya en Oviedo. Con esta familia se llegó a un acuerdo para hacer una permuta de terrenos y poder abrir la carretera al lugar conocido como “El Imperión”.
Por primera vez -que aparezca documentado- los guardias municipales no tuvieron que acudir a otra localidad para que les confeccionasen sus uniformes, pues se los hicieron en la sastrería local de Arcadio Llorente. Tres uniformes: 5.100 pts.
Celso Rodríguez Tomás pidió permiso por esos días para construir un edificio subvencionado (como era habitual en esos años) frente a la iglesia parroquial, con tres alturas y seis viviendas.
Asombra comprobar que -con hasta once años de retraso- estuviesen pendientes de aprobación las cuentas generales del presupuesto y del Patrimonio correspondientes a los ejercicios que iban desde 1951 hasta 1958; de modo que -después de este trámite- pudieron remitirlas al Servicio Nacional de Inspección y Asesoramiento.
La finca rústica de 50 áreas conocida como “La Barca”, en Arobes -al lado del río Piloña- se la reconoció como de carácter comunal, como ya se había hecho el 6 de febrero de 1959, una aclaración que hubo de hacerse pública ante la solicitud de un vecino que pedía se reconociese que la misma era de su propiedad.
Para cumplir el programa de urbanización de La Llera, sacando una línea desde Panificadoras Reunidas del Sella hasta la esquina de la huerta de Herederos de José García Labra (lugar conocido después como “la Fuentina”), cedieron terrenos la propia Panificadora, Celestino Cofiño Cibrián, María Fano, José Antonio Blanco, Herederos de Rafael Vega, Herederos de Milagros Pando, Herederos de José Cayarga Miyares y Luisa Labra.
De no ser así se enfrentaban a una expropiación forzosa, cerrándoles entonces el Ayuntamiento con postes de madera y alambre sus fincas, comprometiéndose a no imponer sobre dichos solares lindantes ningún arbitrio de plusvalía.
Y es que el parque de La Llera aún estaba en proyecto, hasta tal punto que una serie de vecinos colaboraron aportando 3.595 pts. para ayuda de los trabajos de rellenado del que era campo de fútbol, lugar de romerías y verbenas y hasta de improvisada ´plaza de toros´… que se hizo realidad en alguna de sus fiestas.
Los trabajos de elevación de nivel en La Llera supusieron un coste final de 13.575 pts. casi lo mismo que el Mercado de Ganados en El Barco (13.120 pts.).
Tuvo que hacer frente el nuevo alcalde -Amador Nachón- a un incidente que acabó en desorden público, viéndose obligado a ordenar la detención de un ex alcalde por insultos a la autoridad, escándalo público y embriaguez.
La razón: que dicho antiguo ex alcalde se presentó en las Consistoriales acusando a Nachón de haber criticado al alcalde inmediatamente anterior -José Cayarga- algo que se negó, mientras los concejales le dieron a Nachón un voto de confianza.
En octubre de 1962 el Ayuntamiento aceptó el proyecto de defensa de Arriondas contra las avenidas del río Sella, redactado por la Confederación Hidrográfica del Norte de España, que había sido aprobado por Orden Ministerial de 28 de septiembre de 1962, con un presupuesto de 4.883.502 pts. El Ayuntamiento se comprometió a pagar el 25% en el plazo de veinte años.
A veces se ofrecían personas a trabajar gratuitamente, como fue el caso de Gerardo Espeso -ingeniero de minas y vecino de Torrelavega- el cual ofreció sus servicios como consultor en actividades concernientes a minería. En éste y en otros casos no se vuelve a mencionar el tema, tras el ofrecimiento.
Adolfo Tereñes y el Ayuntamiento permutaron terrenos en El Barco por otros destinados a la construcción de la escuela de Montealea, aunque Adolfo debía abonar al Ayuntamiento el precio del terreno de El Barco, a razón de 150 pts. el metro cuadrado edificable, y -él mismo- debería cobrar a los vecinos de Montealea el solar de la escuela en el lugar conocido como “La Pontiga” (90 metros cuadrados, 76 de ellos edificables), aunque también se cita el lugar de “San Francisco”, de 300 metros cuadrados.
Para construir la escuela de Pendás se ofreció el lugar denominado “La Huerta del Sastre” (un área y sesenta y dos centiáreas). Fue adquirido el terreno por compra a Estefanía Suárez Coya.
Y -en el mismo lugar- se adquirió un prado de un área y cuarenta centiáreas a Fernando Martínez Martínez.