POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
En los inicios del año 1963 se le concedió autorización a José González Pérez -vecino de Colunga- para construir un bar-parador en la Campera del doctor Pimentel, en las inmediaciones del Mirador de El Fito, de acuerdo con el proyecto que presentó y por un plazo de veinte años, pasando después las instalaciones a la propiedad del Ayuntamiento, el cual sacaría a subasta las instalaciones, pero con preferencia para José González Pérez.
Por otra parte, numerosas fueron las condiciones impuestas para la explotación del Refugio de El Fito, relativas a literas, agua, servicio, comidas y bebidas, local que iría revestido de azulejo, etc.
La que sería una interminable serie de años hasta ver concluido el monumento al Sagrado Corazón de Jesús en la cima de Naranco, en Oviedo, recibió donativos de toda Asturias, de sus ayuntamientos, diversos organismos, bancos, y de muchísimos asturianos, de modo que el Ayuntamiento de Parres contribuyó con 500 pts. en el año que nos ocupa.
El proyecto surgió en 1950, la primera piedra se colocó en 1963 y no se finalizó hasta 1981.
Fue Ángel Abarca Portilla quien donó una ambulancia para el servicio del Ayuntamiento, y se le agradeció el gesto con un unánime “voto de gracias”.
En estos meses se construyeron escuelas con vivienda para maestros en: Lago, Vallobil, Soto de Dueñas, Cayarga, Toraño, Bode, La Roza y San Julián de Nevares.
En 1964 comenzó a solicitarse un instituto de enseñanza media para el municipio.
El listado de la Beneficencia Municipal siguió incrementando las listas de forma casi mensual con el ingreso de algún vecino, siendo ésta una cuestión ininterrumpida durante décadas y décadas de la historia del concejo, como seguiremos viendo aún durante muchos años.
Una nueva instalación del alumbrado para el puente de Arriondas sobre el río Sella se autorizó el día 15 de mayo de 1964.
El enfrentamiento entre la Junta del Sueve y el Ayuntamiento de Parres vivió un nuevo episodio al presentar éste último un recurso de reposición contra la resolución dictada por el Ministerio de la Gobernación el día 22 de enero anterior, que acordaba no admitir el recurso interpuesto por la Corporación -presidida por Amador Nachón- contra el reglamento aprobado por la Comunidad del Puerto del Sueve.
El Ayuntamiento puso en manos de cuatro prestigiosos procuradores un contencioso administrativo ante el Tribunal Supremo.
Sería el 14 de septiembre de este año 1964 cuando Luciano Peruyero Álvarez -en funciones de Presidente- solicitó la compra de terrenos en El Barco -lugar concreto de La Noceda- para destinarlos a la construcción de la que sería la Cooperativa Parraguesa del Mueble.
Por seis votos contra tres, la Corporación municipal decidió aplazar la decisión, puesto que dos meses antes se había aprobado un plano de población y -para autorizar la nueva edificación- habría que revisarlo y reformarlo.
Por cinco votos frente a cuatro se acordó después dejar el plano como estaba, y la Cooperativa Parraguesa del Mueble buscó nuevo emplazamiento.
Los cooperativistas se pusieron en contacto con José María Rozada Blanco y decidieron adquirir terrenos de su propiedad en La Sala -cerca de la iglesia de Arriondas- aunque también había que modificar el nuevo plano de población; además algunos vecinos se opusieron, por lo que presentaron un recurso.
Nueva votación en la Corporación sobre si se aceptaba este recurso: cinco votos a favor y cinco en contra. Repitieron votación y el resultado fue el mismo.
Amador Nachón (que había votado a favor de aceptar el recurso) deshizo el empate con su voto de calidad como alcalde, aceptando dicho recurso.
Pero el concejal Ramón Vega Mustell hizo constar en acta que el voto del alcalde no era válido por tener intereses en el asunto, ya que tenía una fábrica de muebles.
Nachón respondió que era válido su voto porque no se discutían intereses particulares, sino generales para la Villa.
Destacó en este enfrentamiento la réplica a favor de los cooperativistas por parte del concejal Jesús González Llenín, con un alegato a favor del Plan de Desarrollo del Gobierno Español y (en este caso concreto de Arriondas) con la creación de 16 puestos de trabajo para los que debían de darse facilidades.
Añadía el concejal Emilio Blanco Vega que era un capricho el construir la Cooperativa de Muebles en dicho lugar, y apoyaba a los diez vecinos que se oponían, mientras Ramón Vega Mustell insistía en que la mayoría de los cooperativistas eran trabajadores de la fábrica de muebles del alcalde, por lo que era incompatible que éste pudiese votar.
Añadía que no se creaba un precedente modificando el plano (se anulaba una calle y se modificaba otra), puesto que ya se había hecho para construir el Grupo de Viviendas de la Obra Sindical del Hogar, algo que negaba Emilio Blanco Vega asegurando que sólo se había hecho una modificación de tres metros en el frente, además apoyaba a los vecinos contrarios a la construcción de la Cooperativa alegando -entre otras razones- que con la calle que se abriría entre la carretera general y la calle próxima al río Piloña, se facilitaría el discurrir de las procesiones religiosas, en vez de hacerlo por la carretera general.
La Organización Sindical -añadía Llenín- les había concedido a los cooperativistas 800.000 pts. y se debía velar porque la nueva fábrica estuviese bien situada -como era el caso- y no en los terrenos de El Barco, poco apropiados por las inundaciones que habitualmente se producían en el lugar.
Además, la empresa ERCOA tenía en proyecto construir un transformador de electricidad en el solar próximo y le vendría muy bien a la Cooperativa.
De modo que -tras adquirir los terrenos necesarios al padre de este cronista, José María Rozada Blanco- el día 3 de diciembre de 1964, Luciano Peruyero presentó licencia para explanación, alineación y construcción de la nave principal de la citada empresa, dando el informe favorable una comisión municipal que estudió el asunto -tras el cual- el Pleno municipal acordó aprobar la solicitud de acuerdo al proyecto presentado.
Un final inesperado… después de tan dura polémica.
Fernando Cortés Migoya donó los terrenos en Cuadroveña para que se construyese la escuela mixta del pueblo, exactamente en la finca “El Prado” -en el sitio de “La Cárcel”- con una extensión de 3 áreas y 24 centiáreas.
Los taxistas solicitaron que no se concediesen más licencias de taxi, pero el Ayuntamiento se negó a su pretensión, contestándoles -además- que pusiesen en circulación todos los vehículos que tenían matriculados como taxis, y el día 27 de abril de 1965 les retiraron dos licencias a quienes ni siquiera vivían en el concejo desde hacía tiempo, obligándoles también a que -mensualmente- acreditasen en el Ayuntamiento el derecho a ejercer la profesión, así como a presentar la revisión de sus coches el día 5 de cada mes, acreditando con la debida documentación el personal con el que tenían atendidos los servicios.
A continuación -tras denegarles la solicitud presentada- la Corporación resolvió en sentido contrario y concedió tres nuevas licencias de taxi.