POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
En el verano de 1983 se nombró depositaria de fondos municipales a una concejala del P.S.O.E. por un periodo no inferior a un año ni superior al que ejerciese como tal concejala, con un sueldo de 20.000 pts. mensuales y obligación de permanecer en el ayuntamiento desde las 12 hasta las 14,30 horas. La elegida depositó antes de comenzar su trabajo una fianza de 100.000 pts.
El concejal del C.D.S. -Emilio Llamedo Olivera- votó en contra de este nombramiento y expuso las razones de su decisión, entre ellas que la plaza debía salir a concurso público para poder adjudicarla a “vecinos de la localidad de competencia y reconocida solvencia”.
La cantera de “El Befar” (en términos de Fuentes) provocó muchos contratiempos al Ayuntamiento, porque dicha explotación afectaba a los terrenos del monte “La Llana”.
Era titular de la cantera Daniel Velasco Llano -vecino de Oviedo- y la Corporación solicitó informe sobre dicha cantera a los muy prestigiosos letrados Francisco Sosa Wagner y Raúl Bocanegra Sierra.
No había en los archivos municipales registro de autorización para dichas actividades, pero el titular de la cantera afirmaba tener los permisos y autorizaciones otorgados por la Administración del Estado.
En la cantera se extraía roca y se procedía a la molienda o trituración de la misma.
A lo largo de quince documentadísimas páginas se recogen todos los argumentos, procedimientos, estudios y posibles resoluciones judiciales, cuya lectura escuchó atentamente la Corporación, y concluye que la licencia municipal es independiente de las que se puedan haber obtenido de la Administración del Estado.
Se faculta al Ayuntamiento para suspender las actividades que se realizan y para clausurar todas las instalaciones existentes, pudiendo ejercitar la acción reivindicativa civil para recuperar las tierras ocupadas en el monte “El Llano”, así como exigir las indemnizaciones como consecuencia de los daños y perjuicios ocasionados por el ´usurpador´.
Dos semanas le dieron al titular de la instalación para que presentase la licencia municipal.
Era Gloria Álvarez la encargada de la Biblioteca Municipal (biblioteca que ya había perdido el nombre propio de Cipriano Rodríguez Lavilla que en su momento se le dio).
A Gloria se le abonaban solamente 3.500 pts., por lo que se decidió que -a partir de octubre de 1983- percibiría (en calidad de subvención) 10.000 pts. mensuales, estableciendo un nuevo horario reservado para menores de 15 años, de 17,30 a 19 horas.
La adjudicación del bar del Hogar del Jubilado se efectuó a favor de José Manuel Somoano Corteguera. También lo había solicitado la vecina de Llames de Parres Élida Laria Intriago, así como el vecino de Arriondas José Vicente San Martín Escandón, pero fueron desestimadas sus solicitudes porque tenían parentesco en segundo grado con miembros de la Corporación Municipal (casualmente los dos tenían hermanos concejales).
Lo curioso es que José Manuel Somoano -el nuevo adjudicatario para llevar el bar del Hogar- renunció a este trabajo que se le había concedido. Así se propuso como idónea para regir dicho bar a María Luisa Fernández, de acuerdo con una instancia que ella misma había presentado “en su día”.
Sería en el mes de octubre de 1983 cuando se decidió comprar el primer ordenador que tuvo el Ayuntamiento, por el que pagaron la considerable suma de 700.000 pts. (4.207 euros de hoy).
Así evoluciona la vida, sus hábitos y costumbres, sus modos de trabajo y relaciones laborales.
Y, al igual que fuimos recogiendo en estas ´memorias´ la primera pluma estilográfica que entró en las Consistoriales, el primer bolígrafo o la primera máquina de escribir, ahora ya tenían un ordenador, toda una novedad para aquellos años 80 del siglo pasado.
Mientras, llegaba -en una segunda fase- la instalación de los teléfonos públicos a La Salgar (establecimiento hostelero de Marcial Manzano), Priaes (no dice dónde), El Pico (domicilio de Benjamín García Hoyo), Montealea (domicilio de Rolando Bárcena Manzano), Llames de Parres (que tenía 350 vecinos y se instaló en el Collado de Llames, domicilio de Luis Caso Laria) y en Arenas de Parres (con 125 vecinos, el teléfono se instaló en el bar del alcalde de barrio, Emilio Díaz Rozada).
Era titular de una licencia de taxi el vecino de Triongo José Manuel Castaño Martínez, y se la trasmitió al conductor asalariado Constantino Antuña Yáñez, con el visto bueno de la Corporación y de acuerdo con las normas del Reglamento Nacional de los servicios urbanos e interurbanos de transportes de automóviles ligeros.
En la calle Ramón del Valle abrió en esas fechas un local destinado a “cafetería-pub” el vecino Demetrio García Rama.
A la nueva secretaria municipal -Laura Montero Sánchez- se le concedió una licencia de quince días -a partir del día 26 de octubre- por razón de contraer matrimonio con Manuel Alonso Nieda, alcalde del concejo.
El día 25 de noviembre el Ayuntamiento acordó ofertar -de forma unánime- a la Consejería de Sanidad, terrenos para construir el Hospital Comarcal del Oriente en Santianes del Terrón.
La vacante de fontanero público salió a concurso público con una detallada disposición de requisitos a superar por los aspirantes.
Vimos a lo largo de casi siglo y medio de vida de los vecinos del concejo cómo en no pocos casos la pobreza se cebaba en más parragueses (y españoles, en general) de los que hubiese sido ´normal´.
Fuimos viendo cómo había que pagar el ataúd para el enterramiento de muchos, desde las 100 pts. de un siglo atrás, a las 25.000 pts. que se le abonaron a José María Llamedo Quirós por un ataúd para un vecino pobre del concejo que había fallecido en el asilo de Cangas de Onís en 1983.
En el año que nos ocupa en este capítulo, aún Castañera figuraba en las actas municipales como un pueblo con cierta identidad propia, y tenía su alcalde de barrio igual que otros pueblos del concejo. En este caso lo era Alfredo Martínez Duarte, al que se le concedieron 50.000 pts. para el arreglo del “camino vertebral” que unía el pueblo con la entrada a la villa de Arriondas, en La Sala.
Al siempre noble y honrado trabajador Alfredo, lo encontraremos no pocas veces proponiendo razonables y plausibles propuestas para sus vecinos de Castañera, porque -aunque él nació en Romillo- a los tres años ya residía en Castañera con su familia.
Entre otras muchas propuestas, Alfredo Martínez Duarte -como alcalde del pueblo de Castañera- solicitó que los autobuses de línea regular efectuasen una parada a la altura de la “tienda de Castañera”, como un beneficio para los aproximadamente 250 vecinos de la zona, puesto que tenían que “bajar” hasta Arriondas para tomar el autobús o para apearse del mismo.
El Ayuntamiento le apoyó en el intento y le pidió que adjuntase a su petición el testimonio del vecindario.
Alfredo dedicó su vida al honradísimo trabajo de zapatero, y digo “su vida” porque en este noble oficio estuvo desde los 14 hasta los 72 años, jubilándose en el año 2012.
Su zapatería estuvo primero en la zona próxima a la conocida como Les Llamargues (prolongación de Ramón del Valle) y -la mayor parte de los años, hasta su jubilación- en el local que -en la carretera de Colunga- antes había sido ocupado en alquiler por José Ramón Sánchez y Esther Gutiérrez (de la razón social “Radio Ciclo”), hasta que éstos se trasladaron a la calle Generalísimo (hoy Avenida de Europa).
Con Alfredo se pueden recordar muchísimos temas relacionados con nuestro concejo, y siempre se aprende algo nuevo, sea sobre asuntos políticos, sociales, laborales, etc.
En la memoria de los zapateros de la villa de los últimos ochenta años, debemos recordar también a José Manuel Pérez Cabal (fallecido este mismo año 2020, a los 89 años), así como a su padre Saturnino (“Zapatería Saturno”).
Nuevos tiempos dan vida a este antiquísimo oficio, ahora ya de la mano de María Fidelia Fernández Gutiérrez, también Presidenta de la Asociación de Profesionales del Comercio de Arriondas.