POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
El día 20 de diciembre de 1984, Julio Rodríguez Llana S.A. Constructora, solicitó se le facilitase alineación para edificar en la esquina que hacían las calles José Antonio y Río Piloña (hoy Argüelles-Río Piloña).
Pero como -en principio- pensaban edificar el Hospital del Oriente en Santianes del Terrón, y el equipo redactor del proyecto aún desconocía el nuevo emplazamiento en el “Ero de Abajo” (en Castañera) los arquitectos dejaron en manos de la Corporación la nueva alineación solicitada por la citada constructora.
El técnico de la Comisión de Urbanismo propuso que dicha calle Río Piloña tuviese la misma anchura que la carretera general, es decir, dos carriles de 3,50 metros de ancho cada uno, más un carril de aparcamiento de 2,50 metros de ancho.
La calle llevaría aceras a cada lado de 1,50 metros de ancho.
Como esta calle ya está consolidada por edificios en su orientación Sur, la alineación oficial para el día que se reconstruyese alguno de ellos sería de 1,50 metros, retranqueando desde el bordillo.
Estaba previsto que los posibles edificios que pudieran edificarse frente a estos, el bordillo de los mismos se emplazaría a 9,50 m. del ya existente en la margen contraria, con sus fachadas retiradas 1,50 metros más desde el bordillo.
Resumen que tenían previsto al finalizar el año 1984: ancho total de la calle Río Piloña, 9,50 metros; aceras de 1,50 m. y distancia entre fachadas de los edificios ya existentes y los posibles a construir, 12,50 metros.
Así lo aprobó la Corporación por unanimidad…y así seguimos veintiséis años después, cuando se redactan estas “Memorias” en el otoño de 2020.
Según tradición oral de los más longevos de Castañera -que ya les comentaban sus abuelos y bisabuelos- el viejo edificio que hace esquina entre la calle Argüelles y Río Piloña sirvió en el siglo XIX como cochera de los carruajes que eran tirados por caballerías, las cuales hacían parada en el inmediato local -destinado a fragua y herrería durante el siglo XX- pero que antes había estado destinado a casa de postas.
Con mil disculpas para mantenerla así, esta calle -ya muy céntrica y transitada- sigue ofreciendo un aspecto más propio de una zona rural que del barrio de La Sala, puerta Sur de entrada a la villa de Arriondas.
Ahora espera que se levante el nuevo puente sobre el río Piloña que sustituya al actual, momento para acometer la ya inaplazable obra que adapte la calle a los nuevos tiempos en los que vivimos, cuando casi concluye el primer cuarto del siglo XXI.
El día 28 de septiembre de 1984, Javier López Guijarro cesó a voluntad propia como Director Gerente de las Instalaciones Deportivas Municipales para -entre otras cosas- no crear ningún tipo de problemas o entorpecer la labor que estaba comenzando a realizar el Patronato que se encargaría de las mismas.
Dos meses después se redactó el proyecto de un nuevo estatuto para la que llamaron Fundación Deportiva Municipal (gobierno, administración, objeto, naturaleza, funciones, personal, recursos y normas complementarias).
El día 25 de enero de 1985, presentó su dimisión -por motivos personales- Jesús González Llenín, concejal del Partido Alianza Popular y exalcalde. Le sucedió Hermógenes del Cueto López, del mismo partido (que realmente era una coalición formada por Alianza Popular, Partido Demócrata Popular y Unión Liberal).
En estas fechas se le cedieron al Gobierno del Principado los terrenos para construir treinta y seis viviendas sociales en El Barco.
Así se decidió por un acuerdo unánime, y -al final- se construyeron cuarenta y nueve viviendas.
Desde la Consejería de Agricultura y Pesca del Principado se solicitó un pronunciamiento municipal sobre la voluntad de mancomunarse con el resto de municipios del Oriente de Asturias para construir un Matadero Comarcal (un tema que llevaba años “en el aire”).
En estas mismas fechas se cedieron a la citada Consejería de Agricultura y Pesca los terrenos para hacer una planta depuradora de aguas residuales, por supuesto -una vez más- en una zona de terrenos inundables, como las viviendas de El Barco.
En el último vistazo que echamos al listado de beneficiarios que aparecen como tales en la Beneficencia Municipal (que daba derecho a médico, medicinas, traslado al hospital de Oviedo y sepelio gratis), encontramos a sesenta y ocho parragueses todavía al comienzo del año 1985.
Causaron baja otros dieciocho, unos por fallecimiento, otros porque se necesitaba un informe socioeconómico más completo sobre ellos y a algunos -muy conocidos en Arriondas- se les denegó formar parte de la beneficencia pública porque pasaron a ingresar en la Seguridad Social, incluso tenían pequeños negocios abiertos al público en Arriondas, y la Corporación Municipal consideró que no eran pobres de solemnidad, ni mucho menos.
A la farmacia de Ramón Hevia Miyares se le abonaban en el año 1985 cantidades ya muy considerables por los medicamentos servidos a los pobres del concejo, llegando a alcanzar más de 200.000 pts. por trimestre. A esta cantidad había que sumar hasta otras 20.000 pts. trimestrales que suponían las medicinas destinadas a los empleados municipales.
Las facturas abonadas a los taxistas de Arriondas por multitud de viajes a lo largo de años y años, sumarían decenas de miles, tanto por llevar al alcalde correspondiente, concejales, municipales, guardias civiles, empleados, funcionarios, etc. en diversas misiones por el concejo, como para tramitar asuntos -principalmente en Oviedo- y, algunas veces, en Madrid.
Así como por el traslado de vecinos pobres al Hospital Provincial de Oviedo, al Hospital Psiquiátrico de “La Cadellada” y tantos otros casos como hemos visto en estos 150 años de “memorias”, aquí recordados y puestos al día en pequeñas entregas desde hace casi cuatro años.
No se puede dejar de mencionar que el concejo fue un territorio en el que se registraron un notable conjunto de cooperativas, pues hasta siete se contabilizaban en el año 1986. Tres mantenían viva en el conejo la industria de la fabricación de muebles, otra se dedicaba ya a la fabricación de pan -como vimos recientemente-, y dos más eran agrario-ganaderas.
Una de ellas se dirigía a la selección genética, mejora de la sanidad animal y adquisición de productos, además de otra de carácter local que funcionaba en Llames de Parres.
Otra cooperativa estaba a punto de ponerse en marcha, e carácter femenino tenía prevista su actividad dedicándose a trabajos de limpieza de edificios, locales, oficinas, etc.
El espíritu de trabajo comunitario en el concejo tenía como muestra evidente las dos concentraciones parcelarias en proceso de realización en el año 1986, en Llames de Parres, la primera, y en Soto de Dego, Aballe y Dego, la segunda. Incluso en Vallobil, Lago, San Juan de Parres, la Vega de los Caseros y Sobrepiedra, preparaban otra más.
Se encontraba en Arriondas, también, la Escuela de Formación Cooperativa -dependiente de la Consejería de Trabajo y Acción Social del Principado de Asturias-.
El presupuesto del Ayuntamiento para 1986 fue de 93 millones de pesetas y su plantilla era de cinco personas en tareas administrativas, seis policías municipales y nueve trabajadores más para atender los servicios de agua, limpieza, obras, parques, etc.
El servicio de recogida de basuras ya llegaba a 22 núcleos rurales del concejo -además de la villa-.