POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
Los pastos de la Campera de Cetín fueron adjudicados en 1967 al vecino de Tospe Francisco Longo Llerandi por 4.000 pts., rectificando después en el sentido de que el término adjudicado iba desde la Campera de Cetín hasta las aguas vertientes al río Mampodre, y que el adjudicatario podría permitir el aprovechamiento a otros vecinos, siempre que abonasen las cuotas según el número de cabezas de ganado que dedicasen al pastoreo.
Durante años el coto de caza de Cetín fue adjudicado a la muy conocida familia de oftalmólogos «Fernández Vega», con residencia en Oviedo.
Durante más de diez años habían sido funcionarios interinos Juventino Argüello, Ramón Llamedo y Manuel Martínez, pasando a propietarios definitivos de su plaza tras el examen-oposición de carácter restringido que un tribunal les realizó en 1966, declarándolos aptos para el desempeño de sus funciones: Juventino, como Auxiliar Administrativo, y subalternos los otros dos, guardias municipales en propiedad; además, a Enrique Martínez se le concedió como fija su plaza de barrendero municipal, reconociéndoles de inmediato a los cuatro los dos quinquenios que habían acumulado en sus funciones.
Tras el oficio que el Gobernador Civil remitió ordenando se entregase a la Junta Administrativa del Puerto de El Sueve el dinero importe de las subastas de madera efectuadas en dicho puerto, hubo que revisar los deslindes correspondientes, puesto que los alcaldes de Bodes, La Vita y otros, pidieron que el Ingeniero Jefe del Distrito Forestal hiciese el correspondiente deslinde a ver qué parte correspondía a la Junta y cual al Ayuntamiento.
La Fábrica de Cervezas “El Águila Negra” S.A. de Colloto, colocó tres carteles luminosos publicitarios en Casa Allende -en Soto de Dueñas- así como en Casa Escandón y Bar Alaska, en Arriondas.
Pidió permiso al Ayuntamiento después de la instalación, por lo que la empresa citada fue sancionada a pagar el doble del impuesto municipal fijado para esos casos.
Bien es cierto que quedaron registrados multitud de casos como el anterior, de quienes solicitaban permisos después -y no antes- de hacer obras de todo tipo, construir casas, abrir bares, cerrar fincas, etc.
En febrero de 1967 se sacó a concurso la limpieza de los grupos escolares a razón de dos veces por semana (y una vez al mes sus muebles y cristales), además de la del Ayuntamiento, tres veces por semana, con muebles y cristales también de forma mensual.
Curioso es que en el acuerdo se decidiese que el Ayuntamiento se limpiase tres veces por semana y -sólo dos- las escuelas.
Fue Luz Puente quien pasó a encargarse de la limpieza de la Casa Consistorial y aulas del grupo escolar, percibiendo un sueldo mensual de 900 pts., después del concurso convocado previamente para quienes estuviesen interesados en este trabajo.
A todos los sastres de la villa se les pidió presupuesto para confeccionar los uniformes de la Policía Municipal.
La instalación de un locutorio telefónico en Soto de Dueñas por la Compañía Telefónica Nacional de España al finalizar 1966, se llevó a cabo en el local del agente inmobiliario -vecino de dicha localidad- Olegario Ernesto Castro Barros, tras una muy larga y pormenorizada relación de condiciones.
Cuando los primeros productos congelados relacionados con las pescaderías llegaron a la villa capital de Parres, Ángel González Valdés pidió permiso para publicitarlos en el espacio comprendido entre el puente de Arriondas y el primer espigón del muro de contención del río, en la margen izquierda del Sella.
Desde el Ayuntamiento le remitieron a la Confederación Hidrográfica del Norte de España, pues no tenía (ni tiene) competencias el municipio en el entorno del Sella.
Aquel 22 de diciembre se tomaron en la sesión permanente municipal veinticuatro acuerdos, el último de los cuales fue el dirigirse al “Excelentísimo Señor Jefe del Estado y Caudillo de España, agradeciéndole la presentación de la Ley Orgánica del Estado”, felicitándole por el éxito que había obtenido en el referéndum nacional al que se sometió dicha ley, añadiendo que se continuaba así con la gloriosa época de paz que tan satisfactoriamente veníamos disfrutando.
En 1967 llegó a la alcaldía el médico Venancio Prado González, que ostentaría el cargo hasta 1971.
Era aparejador municipal Rafael Alonso González y se puso en marcha una nueva traída de aguas a Arriondas, creándose varias comisiones de vecinos para recaudar fondos para ese destino.
El depositario de caudales era Darío Quesada Arnedo, el cual percibía un sueldo de 1.500 pts. mensuales.
El servicio de fontanería municipal estaba al cargo de Jacinto Peruyero Álvarez, con un sueldo de 3.000 pts. mensuales.
Rellenar el Parque de La Llera costó 47.000 pts., trabajo realizado por adjudicación al vecino de Cangas del Narcea Antonio Rodríguez Rodríguez, al que le restaron 3.000 pts. del contrato por incumplimiento de algunos trabajos que habían sido acordados verbalmente.
Se proyectó una parada de autobuses en la Plaza Venancio Pando y la Corporación protestó por la posible desaparición del Juzgado de Paz, según estaba previsto en una nueva ley para aquellas poblaciones de más de 7.000 habitantes, y no de 5.000 como regía hasta ese momento.
Cinco maderistas presentaron ofertas para la subasta de maderas de “El Barco”, puesto que los árboles iban a ser talados para construir el Instituto de Enseñanza Media al que -con el tiempo- le impondrían el inapropiadísimo nombre de Hernán Cortés, intentado vincular al conquistador con nuestro concejo (un empeño del nuevo alcalde) absolutamente equivocado, puesto que nadie de los ancestros del controvertido Hernán Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano tiene origen ni puso los pies nunca en el concejo de Parres.
Abiertos los sobres con los nombres de los maderistas que presentaron ofertas y leídos los pliegos de condiciones, ganó la subasta el industrial maderista Víctor Gutiérrez Alonso, que ofreció la mayor cantidad en la puja: 70.001 pesetas.
Quedó en segundo lugar José Somoano Poó, que ofertó 61.223 pts.
Y en la sesión siguiente acordaron adquirir cien plantones de plátanos de sombra para plantar en las inmediaciones del citado instituto, en el citado lugar de El Barco.
Autorización para abrir una peluquería de señoras en Soto de Dueñas se le concedió a Dorita Villaverde Villaverde, así como a Antonio Blanco Cortés para abrir una tienda-almacén de piensos, frente a la iglesia parroquial de Arriondas.
Ya en aquellos años el Delegado Provincial de turismo remitió un escrito pidiendo se tomasen las medidas oportunas para que no se arrojasen al río Sella residuos de plástico y otras materias, que solían acabar en la playa de Ribadesella.
Por esos días falleció el auxiliar administrativo Juan Llano Corral, abonando a su familia el Montepío de Administración Local las 5.000 pts. reglamentarias para ayuda del sepelio, como era habitual.
En marzo de 1967 se autorizaron dos nuevas licencias de taxi, en esta ocasión a favor de Antonio Laria Corro (SEAT 1400 B), y Manuel Martínez Feal (Renault-10).
Seguidamente se leyó el escrito remitido por el grupo de auto-taxis de Arriondas sobre la ordenación del servicio público de los que llamaban auto-turismos, quedando la cuestión para su estudio en manos de los concejales Narciso Mier García, José Luis Martínez Cuétara y Rafael Cueto Cofiño.
Los taxistas solicitaban que se regulase de forma definitiva el establecimiento de paradas y la instalación de los teléfonos públicos correspondientes a las mismas.
Y Luciano Peruyero Álvarez -como Presidente de la Cooperativa Parraguesa del Mueble- comunicó a la Corporación municipal que se había concluido la nave principal de la misma, la cual se había iniciado un año antes, en diciembre de 1965.