POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
Aquel año de 1970 la central lechera LAGISA solicitó -a través del Gobierno Civil- el régimen obligatorio de higienización de la leche, a cuya pretensión se opuso el Ayuntamiento de Parres por considerarlo perjudicial para los intereses económicos de los ganaderos y para los consumidores del municipio; una insólita negativa a la “modernidad” y a la salud, alegando la Corporación textualmente que estaba contra la medida “por ser contraria a la libre competencia”.
Es curioso que en estos elementales temas sanitarios los ayuntamientos aún pusiesen impedimentos, de modo que en Parres se siguió hirviendo la leche en cada domicilio hasta que el sentido común y órdenes superiores obligaron a higienizar la leche y sus derivados.
En junio de 1970 a todos los vecinos de Las Coronas se les autorizó a llevar a sus domicilios el agua del manantial de Bustardi, captado en el depósito denominado “La Mina”, costeando los vecinos los 250 metros de la red en la parte Este del pueblo.
En esos días se les concedían 10.000 pts. a los vecinos de Montealea para hacer la fuente sobre el riachuelo del Verdugo, y otras 12.000 pts. para los vecinos del barrio de El Cobayín, en Llames de Parres, para que acondicionasen y ensanchasen el camino desde ese barrio hasta el de La Negrina.
Los vecinos de Santo Tomás abrieron la caja de pista de carretera entre el pueblo y la carretera de Fíos, pusieron trabajo y dinero, puesto que toda la obra de 1 km. supuso un gasto de 300.000 pts. pidiendo ayuda al Ayuntamiento y al Servicio de Cooperación Provincial.
Como no había contadores para el agua y poder cobrar a cada familia según su consumo, se establecieron unas nuevas tarifas, a saber: 20 pts. mensuales en general -para la mayoría-; 200 debían abonar los garajes y los contratistas de obras; 100 pts. se les impuso a hoteles, pensiones, pescaderías, confiterías, fábricas de hielo y panaderías. A las salas de fiesta y al cine se les puso una mensualidad de 50 pts.
El suministro de agua escaseaba cada verano y la propuesta fue incorporar el manantial del “Güeyu la Riega” en el lugar de Cuendi (Lago) que podía aportar 80 litros por segundo.
Cada familia pagaba 35 pts. trimestrales por la recogida de basuras y 50 pts. el comercio en general.
Un “voto de gracias” se les concedió a los herederos de Antonio Fernández por la cesión de terrenos que habían hecho para poder abrir la actual calle Covadonga.
Por razones de salud presentó su dimisión el concejal Rafael Cueto Cofiño (Falo Cueto), el cual desempeñó esa labor desde febrero de 1967 hasta septiembre de 1970.
Resulta hasta agobiante tener que reseñar en tantas y tantas citas de estas “memorias” el interminable conflicto Ayuntamiento-Junta del Sueve, en el que tanto dinero público se invirtió.
Así se aprobó un nuevo recurso contencioso-administrativo para defender los presuntos intereses municipales contra el Ministerio de Agricultura en lo relativo a la Comunidad de Pastos y Maderas del Puerto de El Sueve.
Asombra que un ayuntamiento de pueblo se enfrente a las resoluciones del Ministerio de Agricultura y acabe hasta en el Tribunal Supremo, obcecado en que sus intereses eran ´atropellados´ por la Junta vecinal de El Sueve.
Resolución del Tribunal Supremo que no veremos hasta tres años después, a finales de 1973.
La pista deportiva próxima al nuevo instituto de Arriondas se presupuestó en 3.600.000 pts., aportando el Ayuntamiento 360.000 pts., el 10%. del total.
En la nueva Mancomunidad de Municipios formada por los ayuntamientos de Piloña, Cangas de Onís, Ribadesella y Parres se puso en marcha el “libro genealógico” de la ganadería de estos cuatro concejos. Al Ayuntamiento de Parres le supuso desembolsar 50.000 pts.
El año 1970 concluía con la solicitud de los vecinos de Sinariega pidiendo que se electrificase su localidad, lo mismo que los vecinos de El Re (en Cuadroveña), aún sin luz.
Y Vicenta Vega Sánchez (hija de Amalia “la tocinera”) presentaba una solicitud para abrir un bajo comercial en terrenos de su propiedad en el barrio de La Peruyal, con un presupuesto de 60.000 pts.
Tras negociaciones que habían comenzado meses antes con Venancio Prado, el Ayuntamiento adquirió a la Dirección General de Patrimonio del Estado -a través de la Hacienda Provincial- la zona norte de la estación del viejo tranvía (taquillas, casa del maquinista, etc.) por un total de 95.493 pts. los 136 m2.
Se les impuso la condición de que respetasen el quiosco que utilizaba Cándida Iglesias Pandiello durante la vida de ésta.
El presupuesto de ingresos previstos para 1971 era de 3.625.000 pts. con una población de 6.605 habitantes.
La última sesión presidida por el alcalde Venancio Prado González fue día 4 de febrero de 1971, y la primera por el alcalde Jesús González Llenín -que le iba a suceder durante los siete años siguientes- tuvo lugar el día 19 del mismo mes.
Fue en este año cuando se adquirieron vallas para cerrar el parque de La Llera para algunos eventos en los que había que pagar para acceder a los mismos, como verbenas, kermesse del Bollu (excepto socios), etc.
En otro orden de cosas también se decidió cerrar la cantera de El Pilanegro por considerarlo procedente para los intereses del municipio.
De modo que a quien la explotaba en ese momento (el contratista Isaac Vázquez Álvarez) le dieron cuatro meses para abandonarla, el día 31 de diciembre de 1971.
Recurrió Isaac la decisión, pero no le aceptaron la prórroga, ya que se le alquilaba la cantera de año en año.
Este tema acabó en un litigio al año siguiente, en 1972.
Diríamos que fueron muchas decenas de personas -tanto del concejo como de fuera- las que explotaron la cantera de El Pilanegro durante muchísimos años, pero su fin estaba próximo.
Sobre la otra gigantesca cantera de HORSELLA hablaremos en su momento, cuando le llegue la hora de su apertura.
Entretanto, el nuevo consistorio parragués se opuso unánime y radicalmente a la decisión que les comunicó el Comisario Jefe de Aguas del Norte de España, cuando les informó que Virgilio Navarro Garrido pretendía aprovechar íntegramente la cabecera del río Sella y sus afluentes Dobra y Ponga para producir energía eléctrica.
¿Qué razones argumentaron desde Parres? Pues que afectaría gravemente a la riqueza piscícola y al turismo del municipio y -curiosa apreciación- que al bajar el nivel del caudal del Sella en Arriondas afectaría a la red de saneamiento de la villa, especialmente en la época del estiaje, en verano.
El repetidor de televisión de Pendás hacía de ´reserva´ para cuando sufría alguna avería el instalado en Següenco. Así se solicitó colocar un cable con su interruptor para poder poner en funcionamiento dicho repetidor -en caso de necesidad- desde la casa más próxima al mismo, que era el domicilio de José Ramón Cuenco Pandiello, unos gastos que correrían a cargo de la cuenta abierta que la “Comisión pro-televisión” tenía abierta en el Ayuntamiento.
“Viveros Miyares” era el proveedor de muchas de las plantas del nuevo parque de La Llera (antes parque General Zuvillaga y parque de la República).
No se citan qué plantas suministró en 1971 por 8.828 pts.
Y por el importe de tierra vegetal para el mismo se le pagó a Antonio Martino Fernández la cantidad de 39.200 pts.
No había ninguna floristería aún en Arriondas, y se encargaban los protocolarios ramos a “La Camelia”, en Oviedo, como fue el caso del que la Corporación le regaló a Carmen Polo de Franco aquella primavera (350 pts. según la factura de pago).
El catalán de nacimiento Dionisio de la Huerta Casagrán, había conseguido su empeño de consolidar la “Unión de Alcaldes Asturianos para las Fiesta de Las Piraguas”, contribuyendo cada uno con 300 pts. cada año.
Fue en el mes de mayo de 1971 cuando comenzó a pensarse en construir un puente sobre el río Piloña, con el fin de unir Arriondas con Santianes del Terrón y el futuro Campo Municipal de Deportes.