POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
En la primavera del año 1973 tuvo lugar una donación de terreno por parte de la señora Estefanía Suárez Coya de Faes.
Se trataba de una parcela rústica de 12.019 metros cuadrados, rectangular, en la confluencia de los ríos Sella y Piloña, segregada de otra situada en Romillo y Pan de Aguilar.
El lugar exacto (donde después se asentó el Campo Municipal de fútbol) recibía el nombre de “Ería del Piloña” (aunque el secretario anotó “Ería de Piloña”).
La donación se realizó con las siguientes condiciones:
1.- El Ayuntamiento se comprometía a construir un puente sobre el río Piloña con una calzada de 5 metros de ancho y dos aceras de medio metro de anchura, según el proyecto redactado por el ingeniero Francisco Ortiz Lara, de fecha 31 de diciembre de 1971.
2.- El Ayuntamiento debía comprometerse a la apertura de una caja de carretera de 3 m. de ancho desde dicho puente hasta las casas de Santianes del Terrón, con una prolongación futura que enlazaría con la carretera Puente de Romillo a Lago.
3.- También debía comprometerse el Ayuntamiento a dar al terreno donado un fin deportivo, cultural, benéfico o docente, de utilidad pública, al servicio de la comunidad.
Si estas condiciones no se cumplían, la donante tendría derecho a la reversión del terreno donado.
El presupuesto del puente citado -obra del citado ingeniero Francisco Ortiz- estaba pactado en 2.481.373 pts. y la obra se le adjudicó a Baldomero Martínez Pérez, contratista de obras, vecino de Sotrondio.
Se pidió un crédito de dos millones de pesetas por parte de la Corporación Municipal, que debería pagar en diez años a la Caja de Crédito de Cooperación Provincial.
Pero hubo que acabar rescindiendo el contrato al vecino de Sotrondio, Baldomero Martínez, por insolvencia e incumplimiento de lo pactado.
Ocurrió que Baldomero había firmado el contrato el día 23 de julio de 1973 y prometió hacer el puente en noventa días, pero en noviembre del año siguiente el puente estaba sin concluir.
Por eso la obra hubo que concluirla por administración, y Baldomero Martínez perdió la fianza depositada de 99.225 pts.
Además, tenía una cláusula penal de 500 pts. diarias por cada jornada que añadiese a los noventa días acordados, cuya sanción se hizo efectiva cuando el Ayuntamiento todavía le debía 205.210 pts., de las que se le descontaron las de la citada sanción de 500 pts. diarias.
En el capítulo CXXVIII veremos más detalles sobre este tema del puente, materiales utilizados, nuevo contratista, etc.
El Coto Privado de Caza de Cea y Cetín fue adjudicado en 29.000 pts. anuales, por cinco años, que podrían ser prorrogables.
El arrendatario debería crear un guarda del Coto a sus expensas personales, y debería ceder al Ayuntamiento el 20% de las piezas de caza mayor.
El adjudicatario fue el muy conocido médico oftalmólogo ovetense Álvaro Fernández-Vega y Diego.
Diríamos que así nació una relación entre este coto de caza parragués de Cea y Cetín y la familia del que es un referente nacional e internacional, concretamente el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega.
En marzo de 1976 volveremos a encontrarnos con otra adjudicación, en la que Álvaro Fernández-Vega deberá abonar por adelantado medio millón de pesetas.
José Corteguera Calvo era el alcalde de Montealea y solicitó en nombre de los vecinos una ayuda de 100.000 pts. para la “pista” que habían abierto y que -según “Excavaciones Tino”- tenía un presupuesto de 167.050 pts.
Les concedieron el total de la ayuda que había pedido.
A Arsenio Díaz Escandón (alcalde de barrio de Bodes) le concedieron 20.000 pts. para que los vecinos construyesen un puente en el camino al barrio del Fenoyal.
A Enrique Somoano se le concedió licencia de apertura de un taller de carpintería en El Castañedo (El Castañéu).
José Suárez Pandiello abrió en un bajo comercial -en el nuevo edificio “Cooperativa Ntra. Sra. del Carmen”, una exposición y venta de muebles elaborados en su propia empresa.
Por el mismo motivo se le autorizó a Ángel Álvarez Díaz la apertura de un local similar en el mismo edificio.
Y en el mismo lugar abrió el local -destinado a sala de juegos infantile-s Carlos Martínez Prieto.
Otro pequeño local fue acondicionado en los bajos comerciales de la citada cooperativa por María Soledad del Valle Pérez.
En la esquina de este edificio (que -años después- acabaría siendo destinado a la única farmacia de la villa) se autorizó a Margarita Álvarez Pandiello para acondicionar un local, con un presupuesto de 250.000 pts., local que después fue destinado para una cafetería por Ángel León Rubio (vecino de Gijón), al que se le dio permiso para colocar un toldo de 7 metros de largo por 2 de ancho, más una terraza de seis mesas con tres sillas en cada una, además del rótulo “Cafetería Rívoli”.
Las columnas de iluminación para algunas calles de Arriondas se aprobaron aquella primavera.
Eran treinta y dos en total, con luminarias de vapor de mercurio.
El proyecto aprobado fue el de J. Rodríguez (“Instalaciones Eléctricas de Llanes”) a razón de 5.650 pts. cada punto de luz, que fueron colocados en las calles Inocencio del Valle, La Peruyal, monte Sueve, Ramón del Valle, Travesía de Oviedo, Avenida de la Juventud, Padre Rafael y Plaza del Juez de Paz.
Quedaron contentos con la Instalación de las farolas y no les parecieron caras, de modo que poco tiempo después ampliaron la misma iluminación a las calles: Avenida del Sella, Calle del Instituto, Domingo Fresnedo, Lobeto, Sargento Provisional, carretera de Colunga o Calvo Sotelo y Calle del Estadio.
Algunas de estas denominaciones de calles acabaron quedando sólo en el papel de la Corporación de González Llenín, y serían cambiadas después.
Hay que reconocer que -por ejemplo- Avenida de la Juventud o Avenida del Sella, tenían nominaciones muy plausibles.
Bien curioso es que a la calle principal (en sus dos tramos de Generalísimo y José Antonio) no llegó la renovación de luminarias, quedando aplazado el cambio hasta que hubiese recursos para ello.
Otros presupuestos reseñables fueron los de las traídas de aguas a Tospe, Granda y Carrio (2.600.000 pts); a Pendás (800.000 pts.); a Sinariega (460.000 pts.); a Fuentes (860.000 pts.).
Caminos, de Arobes a Llames (600.000 pts.); desde Arriondas a San José de Romillín -por Santianes y Las Caserías de Pan de Aguilar- (1.000.000 pts.).
Instalación del servicio telefónico público rural en: Arobes, Llames, La Salgar, El Imperión, Ozanes, Granda, Cofiño, Fuentes, Prunales, Bodes, Llerandi, La Roza, Aballe, Soto y Dego.
En el verano de 1973 se subastaron maderas de Cea y Cetín, quedando anotadas con detalle de la siguiente forma: 1.059 hayas, 445 alisos y 83 robles. Subasta que obtuvo Antonio Gómez, de Unquera, el cual abonó 2.325.000 pts.
La Diputación Provincial colaboró este año con 150.000 pts. para la Fiesta de las Piraguas.
Todavía no había aceras en varias calles y barrios de la villa, como era el caso de Ramón del Valle, La Peruyal, Carretera de la Estación, Travesía de los Mártires de Parres, Calvo Sotelo, Travesía de Oviedo, calle Covadonga, calle José Aquilino Pando y El Parque.
Y fue en este año cuando se decidió construirlas.
A finales de septiembre de 1973 se decidió la construcción de un campo de fútbol y de una piscina pública municipal.
Y en los mismos días se le autorizó a Belisario Suárez Pellico para abrir la cafetería-sidrería “El Mirador”.