POR FRANCISCO ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
Continuamos en 1929 y -como ya comentamos- la Fiesta del Árbol era muy celebrada siempre. En ella ya era habitual en Arriondas la colocación de banderitas en la calle principal (una tradición típica de la villa que -afortunadamente- se ha retomado hace pocos años, tras haberse perdido hace décadas). El comerciante Jesús González Blanco ofrecía tela de percal para banderas de 0,70 m. de ancho al precio de 1,50 pts. el metro, en este caso para colocar en ventanas y balcones.
A Santiago Belío -que aún tenía su fragua y taller mecánico en el Portazgo, antes de trasladarse de alquiler a la antigua escuela de niños en la villa- se le encargaba el arreglo de las bocas de riego y otros menesteres de ese tipo.
Uno de los comercios más importantes de la villa era el de Silverio Velasco, donde se podía adquirir cualquier producto relacionado con la alimentación -entre otros- y disponía hasta de un surtidor de gasolina. Estaba situado en el que se conocía como Camino de La Llera (hoy calle de Los Castaños) haciendo esquina con la calle principal, y era medianero con el chalet de José Labra, a quien el gobierno municipal republicano le expropiaría una parcela de diez metros de ancho y setenta de fondo poco tiempo después para abrir la calle citada, como sabemos por el documento de reclamación hecha por el Sr. Labra el día 22 de mayo de 1939.
Silverio Velasco dimitiría como primer teniente de alcalde el día de El Carmen de 1929 por sus muchos quehaceres comerciales y los viajes relacionados con los mismos.
En la citada esquina próxima a la tienda de Silverio Velasco colocó un poste para la luz Salvador Cobián Tarapiella en marzo de 1929, tras pedir permiso al Gobierno Civil, quien también le autorizó a instalar una línea eléctrica desde Soto de las Dueñas y Castañera hasta Villar de la Cuesta, con derivaciones hacia Cuadroveña, Fíos, Cofiño y Pandiello, con 5.000 voltios de tensión, según un proyecto del ingeniero Eugenio Guallarto.
También le autorizaron a instalar otra línea desde su central de Coviella a Llano Margolles, con derivaciones a Bode, Triongo, Fuentes, Cuenco, Peruyes, La Granda, Toraño y La Viña, así como a otros lugares de los concejos de Parres y Cangas de Onís.
Salvador Cobián era natural de Sobrepiedra, hijo de Isidro y de María, había nacido en 1899, fue el segundo marido de Amalia Faes Bernaldo de Quirós, al que encontraremos en Madrid a partir de 1935, donde vivía con sus padres y hermanos en la calle Pontejos, dedicado a la actividad de agente comercial, y donde uno de sus hermanos era dueño de un almacén de mercería y paquetería en la calle Caballero de Gracia.
Salvador controlaba desde su Central de Coviella todo lo relacionado con los asuntos eléctricos del concejo, siendo sus relaciones con el Ayuntamiento y los vecinos una constante reflejada en multitud de casos, algunos muy controvertidos.
Tal vez el más polémico fue el ocurrido en aquel noviembre de 1929, cuando varios vecinos de Santianes del Terrón, Valdeladuerna, Las Caserías de Pandeaguilar, Romillín y Arenas, presentaron una instancia de protesta en el Ayuntamiento contra Salvador Cobián Tarapiella por haber quitado el cable de la barca del pozo de Lladuengo, quedando los vecinos sin comunicación con Arriondas y demás pueblos de la margen derecha, cable que “existía desde tiempo inmemorial”.
Se hace notar en la protesta que la mayoría de los vecinos de Santianes no habían firmado la instancia “porque son colonos del señor Cobián y temen las represalias consiguientes…”.
De esta forma -alegaban- quedaron privados de poder asistir a consultas médicas, servicios de Iglesia, compras, etc.
El alcalde de Parres José Aquilino Pando le pasó el informe de protesta al de Cangas (en aquellos años de la dictadura de Miguel Primo de Rivera) para que se la remitiese al interesado en la Casa de Faes, en Coviella (Cangas de Onís). En la protesta añadía el Ayuntamiento de Parres que el cable de acero -quitado por Salvador- había sido colocado por la Corporación parraguesa y que siendo un servicio público tenía la obligación de mantenerlo.
Por todo ello le rogaba amistosamente que en el plazo de 48 horas restableciese el cable como estaba, o de lo contrario se tomarían las providencias del caso.
No se vuelve a hablar de este tema en las actas municipales en los días ni semanas siguientes, de donde se deduce que el cable sería repuesto de nuevo.
Nos preguntamos ¿qué motivos se pueden alegar para tomar una medida de tal calado contra tantos vecinos, muchos de los cuales trabajaban las tierras que en los citados pueblos tenía la Casa de Faes?
Dos nuevos y sonoros conflictos quedaron registrados apenas dos meses después, uno por incumplimientos con el Ayuntamiento en asuntos de la Hidroeléctrica de Coviella y otro por supuestos derechos de pesca en los ríos Sella y Piloña -reclamados ante los tribunales- por la misma Casa de Faes, por lo que el Ayuntamiento de Parres tuvo que acudir a la Abogacía del Estado en defensa de los derechos de los vecinos, provocándose un pleito de gran calado, como veremos en el capítulo siguiente.
Y, pasados cinco años, volveremos a encontrarnos por otras confusas razones con Cobián, tanto en el Boletín oficial de la Provincia de Madrid del 22 de agosto de 1935, como en un expediente del Archivo Histórico Nacional de fecha 18 de mayo de 1938.
Decenas de miles de pequeños datos se suman en los documentos conservados desde 1835 hasta hoy. Denuncias, permisos de construcción, valoraciones y consultas, gastos como que el puente de la Parea del Ratón, en Hueges, costó 620 pts. con la obra de mano, materiales y maderas puestos por los vecinos, pequeños datos como que en la Vega de los Caseros había una tejera y allí mismo extraían el barro necesario, o que la Acción Católica de la Mujer solicitó instalar una tómbola el día de Santa Rita y siguientes, en 1929, con objetos donados, para entregar después el importe recaudado a la Beneficencia Pública.
La enseñanza y la educación estaban abandonadas a su suerte, de forma que no es de extrañar que el cura, el alcalde pedáneo, los maestros y vecinos de Dego protestasen por el estado de su escuela, sin casa-habitación, sin pintura interior, sin lucir en su exterior y sin ni siquiera “letrinas o retretes”, necesarios por higiene y moralidad de niños y adultos, adujeron.
Nada más ser elegido Primer Teniente de Alcalde José Cayarga Miyares, en noviembre de 1929 -con doce votos a favor de los trece posibles- propuso el cambio de nombre del concejo, alegando que Parres no era nombre que comprendiese a todo el territorio, sino sólo a una de las doce parroquias que lo componían, donde sí había estado la capitalidad del concejo en otro tiempo. Ello -según Cayarga- daba lugar a confusión a muchos asturianos, los cuales no ubicaban bien a dicho concejo e, incluso, la correspondencia -tanto oficial como privada- iba a parar muchas veces al pueblo de Parres (Llanes), incluso a Panes.
Su propuesta es que el nombre del concejo fuese el de Arriondas “villa moderna, conocida por todo el mundo y considerada como una de las mejor situadas y urbanizadas de la provincia”.
Su propuesta obtuvo un apoyo unánime, sin discusión. Así comenzó el expediente de cambio de nombre y aviso a la Dirección General del Instituto Geográfico, como ya habían hecho más de cuatrocientas poblaciones con nombres que inducían a error.
Más adelante veremos por qué no se materializó el cambio y nuevas propuestas en el mismo sentido, algunas de las cuales sí hicieron oficial durante años el nombre compuesto de: Concejo de Parres-Arriondas.
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