POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
Fue en noviembre de 1929 cuando el vecino de Cuadroveña José Blanco -el indiano que levantó “Villa Margarita”- presentó un escrito en el Ayuntamiento en el que dejaba constancia de que el Obispo de Oviedo le había autorizado para restaurar y cuidar la capilla de Sta. Catalina, en Cuadroveña.
Protestaba Blanco porque el vecino F.C. había efectuado un cierre con alambre de púas en una finca de su propiedad lindante con dicha capilla dedicada a Sta. Catalina, sin tener en cuenta que a dicha parcela perteneciente a la citada capilla acudía un crecido número de feligreses en días de actos religiosos, teniendo que quedar algunos en la carretera donde había un frondoso tejo que servía como cobijo para caminantes y peregrinos. Como bien sabemos Santa Catalina le “cedió” el fervor popular a Nuestra Señora de las Nieves después de la Guerra Civil.
Esta capilla ya aparece como dedicada a Sta. Catalina en el diccionario de Pascual Madoz en 1850, lo mismo que han quedado registros abundantes en los protocolos notariales de otras desaparecidas, como es el caso de la capilla del Ángel de la Guarda en la parroquia de Pendás, o la de San Julián de Hueges en el muy lejano año de 1692, cuando Juan Blanco y su mujer dejaron a favor de la misma un censo de 10 ducados, según documento conservado y firmado en el ayuntamiento de Cuadroveña el día 7 de noviembre del año citado.
El Día del Libro se conmemoró por última vez en nuestro concejo el día 7 de octubre de 1929, pues pasó después su celebración -como es de todos sabido- al 23 de abril, en memoria de Cervantes y Shakespeare, fallecidos ambos ese mismo día 23 de abril de 1616.
Curioso es saber que los “viajes de estudio” no los realizaban los alumnos, sino los maestros, los cuales viajaban a otros países para conocer los métodos de enseñanza en los mismos, e iban acompañados del inspector de educación, de forma que todos los años llegaba al Ayuntamiento una petición desde la inspección de Oviedo solicitando algún tipo de ayuda para esos viajes.
Todo quedaba registrado, hasta que el barrendero “oficial” Domingo Fresnedo solicitaba dos días de permiso para asistir a la boda de su hija Covadonga, quedando Manuel Aladro como sustituto durante esas cuarenta y ocho horas.
Los veterinarios titulares eran Enrique José Miguel Reyero y Luis Ballesteros Viguta, y ambos pidieron permiso para ausentarse, el primero para ir al Servicio Militar y el segundo a un congreso a Barcelona y, después, a la Asamblea Veterinaria Ibero-americana de Sevilla, aconsejando que le sustituyese el veterinario de Ribadesella Atanasio Orejas.
Por cierto que el veterinario Ballesteros regaló al Ayuntamiento veintiséis libros sobre “Fomento y Medicina de ganado vacuno” que él mismo había escrito y el Ayuntamiento los cedió a las escuelas repartidas por el concejo.
Y volvemos a encontrarnos con Salvador Cobián Tarapiella, máximo representante de la Fábrica Hidroeléctrica de Coviella, a quien la Corporación le reclamaba no haber cumplido algunas de las promesas hechas tres años antes, pero no hubo respuesta al requerimiento municipal.
La Casa de Faes fue protagonista por esos días de un nuevo suceso que afectó a toda la comarca, al nombrarse desde la misma -por una persona concreta que se especifica- a un procurador para que acudiese al Juzgado de Cangas de Onís solicitando se le diera posesión del derecho de pesca en los pozos siguientes: “En el río Piloña, desde el pozo nombrado la Ollina, frente al barrio de Ozanes, hasta la confluencia con el Sella, y desde el barrio de El Terrón, en el pozo que se dice El Forcado, hasta el pozo del Lago de Abajo, todos tres pozos inclusive”.
Se hace constar que el Pozo del Lago de Abajo confinaba con límites del lugar de Fuentes y con las parroquias de Pendás y Bode, en cuya extensión decía tener derecho de pesca del salmón y demás peces con red y otros instrumentos permitidos.
Era el 14 de enero de 1930 y un acto del juzgado accedió a dar la posesión judicial, mientras el Jefe de Obras Públicas contestó que tal jefatura no tenía intervención alguna en los pozos de pesca, y el Ingeniero Jefe de Montes respondió que no podía reconocer los derechos declarados en dicho auto.
El Ayuntamiento de Parres se dirigió al Abogado del Estado en súplica de que se opusiese al reconocimiento de tales derechos en virtud de lo dispuesto en el Nº 7 del Real Decreto de Ley de 6 de agosto de 1811 (nada menos que 119 años antes) que había abolido los privilegios del Señorío y entre ellos la pesca, pudiendo ser de Señoría dicho privilegio por hallarse dichos pozos enclavados en territorio municipal del Ayuntamiento de Parres, y el originarse con el reconocimiento de dichos derechos perjuicios de mucha consideración a los vecinos del concejo que se dedicaban a la pesca y que de ella vivían casi exclusivamente.
Al Ayuntamiento de Parres se remitió un oficio de la Abogacía del Estado referente a la posesión de varios pozos de los ríos Sella y Piloña por la Casa de Faes, referente a la oposición del Ayuntamiento a la concesión a la Casa de Faes del derecho de posesión de pesca.
En el oficio también se recoge una seria reprimenda al Ayuntamiento por el procedimiento utilizado, plagado de errores y se le solicitaron numerosas aclaraciones, naturaleza y extensión del derecho, existencia del auto, rumores sin documentar y se le hizo notar que a quien correspondía solicitarlo era al Ministerio Fiscal y Abogacía del Estado, además pidieron copia del auto en el que se fundamentaba la reclamación.
Con esta disputa sin resolver concluyó el primer mandato del alcalde José Aquilino Pando el 26 de febrero de 1930 y dimitieron con él cuatro concejales, entre ellos Alfonso Reigada, de forma que todo este pleito quedó en manos de la siguiente Corporación.
Tomó posesión como nuevo alcalde interino el concejal de más edad -Lucas Llano Álvarez- según lo disponía el artículo nº 10 del R. D. de 15-II-1930.
Otro asunto de esos días fue que el teniente de la Guardia Civil de Cangas de Onís solicitó un pabellón para el Oficial Jefe de la Línea, en Arriondas, porque se iba a cerrar el pabellón de Cangas y deseaban trasladarse a nuestro concejo.
Unas semanas después la respuesta fue que veían con sentimiento la imposibilidad de acceder a dicha petición por lo exiguo del presupuesto municipal de Parres y el aumento de tantas necesidades que se debían cubrir.
Y es que había que mirar por el poco dinero que administraban en las Consistoriales, de forma que cuando se concluyó la película “Asturias” con escenas de numerosos concejos asturianos, le ofrecieron una cinta o copia de 1.490 metros al Ayuntamiento a razón de 3 pts. metro y la respuesta a la Sociedad Canje-Norte fue que no se creía conveniente su adquisición ni de la cinta completa ni del metraje correspondiente a Arriondas que había en la misma.
En febrero de 1930 Parres reclamaba una Corporación con diecisiete concejales, dado que en el censo general -realizado diez años antes- la población del concejo era de 10.364 habitantes y en la última de 1929 aparecían 9.014 habitantes de hecho o residentes.
Parres tenía tres distritos electorales, uno en Arriondas con una sección en la villa y otra en Cofiño, otro distrito estaba en Viabaño y un tercero en La Vega de los Caseros.
Por esos días el veterinario Luis Ballesteros presentó un proyecto y su presupuesto correspondiente para construir el primer silo del concejo -toda una novedad- para que sirviese de modelo a los ganaderos y aprendiesen a ensilar el forraje y así poder demostrar cómo podía fomentarse la riqueza pecuaria de Parres.
Con esa finalidad los ganaderos le dieron 110 pts. y el Ayuntamiento otras 150, además de señalarle que el sitio apropiado para la demostración era el Llerón del Barco.