POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
-Sobre el sereno municipal que acabaría siendo fusilado.
-Los vecinos insistían en cambiar el nombre del concejo.
-El sistema métrico decimal llegó a la compraventa de ganado.
-Multas y destitución para los concejales que no asistiesen a los plenos.
-Impuestos por tenencia de perros en los pueblos.
-Demolición del muro entre los cementerios civil y católico.
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El 18 de julio de 1931 tuvo lugar en Arriondas el tradicional mercado de ganados, un día en el que -desde tiempos inmemoriales- la parroquia celebraba su Fiesta Sacramental en la iglesia de San Martín y -desde 1905- en la nueva iglesia de Arriondas.
Cinco años después, el 18 de julio pasaría a ser una fecha con connotaciones muy diferentes a las que tenía en 1931, con la II República recién instaurada.
Los dos serenos de la capital del concejo protestaron ante la nueva Corporación Republicana, Fernando Ania pedía que se le retirasen las tres multas que el consistorio anterior le había impuesto por un monto de 85 pts. que había pagado sin que le diesen recibo ni resguardo alguno, y señalaba que le obligaban a vigilar a determinadas personas y establecimientos que no eran simpatizantes de la Dictadura de Miguel Primo de Rivera, conminándole -además- a que presentase denuncias.
Tenía 44 años el sereno Fernando Ania Alonso -militante de UGT- y jamás habría imaginado que -apenas siete años después- sería el protagonista de un Consejo de Guerra en el que se le acusaría de “rebelión militar” (una expresión habitual en aquellos años) y -según consta en la causa 1.124- sería ejecutado en Gijón el 11 de mayo de 1938.
Al otro sereno -José Blanco Cuesta- también le habían impuesto dos multas de 50 pts. que había abonado en metálico, y protestaba porque no le habían dado el preceptivo recibo.
Los tablajeros (como llamaban a los carniceros) Rafael Ramos Muñoz y Ángel García Escandón protestaban por los precios que estaban obligados a pagar con el Ayuntamiento anterior, viéndose Rafael obligado a cerrar el negocio durante diez meses porque no cubría gastos y perdía dinero, mientras a un tercer carnicero -cuyos datos están documentados- se le autorizaba a sacrificar animales y vender carne sin guardar los requisitos elementales, como vender carne vieja al precio de ternera.
Este tipo de ataques a la anterior y última Corporación parraguesa de la Dictadura se acumulaban, siempre unidos a los del médico y el veterinario, contando con detalle la -según ellos- persecución arbitraria a la que fueron sometidos.
Con la ley en la mano el nuevo Ayuntamiento les dio la razón en algunas cuestiones, pero se la quitó en otras o les pidió que había asuntos que debían resolver en los tribunales ordinarios por no ser competencia de la Corporación.
Y la Casa Consistorial estrenó su primera calefacción eléctrica, de modo que sacó a subasta una estufa que tenía en desuso por la cual pagó 15 pts. Gervasia Urraca.
Aquel verano el Cuartel de la Guardia Civil tuvo teléfono por primera vez en su itinerante e interminable peregrinar por diversos edificios privados en la villa.
Los vecinos solicitaron al nuevo Ayuntamiento:
-Que se cambiase el nombre del concejo de Parres por el de Arriondas.
-Que se pintase el puente y se repusiesen sus paredillas, quitando las plantas y maleza que tenía.
-Que se colocasen tablillas indicando la velocidad máxima de circulación por la villa.
-Que se repusiese la barca del Lladuengo a Santianes.
-Que se prohibiese circular bicicletas durante la noche sin linternas ni timbre.
-Que se impidiese acampar en el pueblo y sus inmediaciones a gitanos, húngaros y otros.
-Que en los días de mercados y ferias se impidiese el desagradable espectáculo que mostraban los muchos mendigos que molestaban a los transeúntes con sus lamentaciones, mostrando sus lacras para excitar la caridad.
-Que las vendedoras de pescado utilizasen un local higiénico que pudiese ser inspeccionado por el veterinario municipal.
La Asociación Agropecuaria de Parres solicitó (y consiguió) del Ayuntamiento que en la compraventa de ganado se utilizase el sistema métrico decimal y -por consiguiente- se obligase a utilizar el sistema en kilos y no en arrobas.
En el mes de octubre el Gobernador Civil hubo de intervenir en lo relacionado con la convocatoria de las sesiones de la Corporación, pues era ya una “situación viciosa” que no se celebrasen en la primera convocatoria, sino en la segunda o a otra hora e -incluso- en otro día.
Debe añadir este cronista que esta pésima y tradicional costumbre tan española de no cumplir los horarios o tener que suspender las sesiones por no haber suficientes concejales fue en Parres un hábito “normal”. Incluso cientos de sesiones se celebraron con sólo uno o dos concejales presentes y decidieron temas de relevancia, sin que nadie protestase por la no asistencia permanente de la mayoría. Y eso ocurrió bajo todo tipo de gobiernos municipales, fuesen conservadores o progresistas, monárquicos o liberales, democráticos o dictatoriales.
De manera que el Gobernador pidió a los alcaldes que se multase a los concejales que no acudiesen a la primera convocatoria y que destituyesen a los reincidentes.
Parres apoyó a Llanes en la búsqueda de dos barcos para repatriar a 5.000 españoles que estaban en Cuba sin trabajo, gestión a realizar a través de la Dirección General de Emigración, un pasaje que pagarían las sociedades españolas de La Habana.
El veterinario titular Luis Ballesteros era también el Presidente del Sindicato de Agricultores Asturianos de Parres y en el mitin que tuvo lugar en Arriondas el día 3 de octubre de 1931 al que acudieron “más de cincuenta vecinos” se acordó por unanimidad solicitar al Ayuntamiento que se autorizase a los vecinos a machacar una pipa de sidra para su consumo particular sin tener que abonar el arbitrio municipal.
Pidieron también que en el presupuesto del año siguiente no hubiese que pagar impuestos por la tenencia de perros en los caseríos por ser necesarios para velar por la seguridad de personas y cosas, no siendo signo alguno de lujo, estando “amarrados a la cadena cuidando de la aldea”.
Varios vecinos solicitaron que se llevase a cabo el acuerdo de las Cortes Constituyentes en el sentido de que se demoliese la pared existente entre el cementerio católico y el civil, asimismo la Corporación se sumó a la circular -remitida por el alcalde de Figueras- participando que se pidiese al Gobierno de la República que sometiese a votación en las Cortes Constituyentes un proyecto de ley declarando el castigo civil de inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos durante diez años a todos los ciudadanos que los habían ejercicio durante la Dictadura.
Fue en diciembre cuando se cedió el terreno para construir el que llamaron Casetón-Refugio de El Fito, destinado para el servicio de quienes trabajaban en la repoblación forestal y para los turistas, además de 100 hectáreas para dicha repoblación forestal.