POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
TODO SOBRE EL ACTUAL PUENTE DE ARRIONDAS
En su recorrido por los ciento cincuenta años que van desde 1835 hasta 1985 llegan estas “memorias” a su capítulo septuagésimo quinto, recogiendo los acontecimientos que el cronista cree deben ser conocidos por su relevancia social, política, económica, cultural, humana, religiosa, festiva, etc.
Alegando que varios edificios escolares habían quedado deteriorados y sin material, culpando a los “rojos” que en ellos se habían instalado, se remitió a la “Junta Administrativa del Sello por la Patria” la relación de escuelas a reconstruir, a saber:
Tresmonte, Cofiño, La Linariega, San José de Romillín y Collado de Andrín, por un total de 8.479 pts.
La Comisión de Catequesis de la Parroquia de San Martín de Cuadroveña participó que había gran número de niños y niñas pobres que iban a hacer la primera comunión en mayo y precisaban la ropa más indispensable para tal celebración. La Corporación les dio un donativo de 100 pts. al tiempo que concedía 750 pts. para las fiestas de Sta. Rita.
El Gobernador Civil solicitó que se le facilitasen tres fechas para declararlas festivas en el concejo en 1940.
El Ayuntamiento eligió los días 22 y 23 de mayo en honor a Sta. Rita y el 21 de julio (aunque era domingo) día que habían elegido para la fiesta del Carmen.
Los vecinos de Cuadroveña y Hueges se quejaban por haberse demolido el puente de La Mermeyina sobre la vía del ferrocarril y por las maniobras de los trenes y los numerosos camiones de mercancías que había en ese lugar, los cuales les provocaban esperas de más de una hora para poder cruzar a la villa de Arriondas por el desvío que se había habilitado. Porque el puente se había demolido para ensanchar las vías de servicio hacía ocho años -en junio de 1932- y no había ningún proyecto para levantar otro. El Ayuntamiento remitía las protestas a la Diputación Provincial y al Gobernador Civil.
————————————————————————————————–
Aquel verano se habló de la reconstrucción del puente de Arriondas sobre el río Sella que estaba en ejecución por parte del ingeniero Francisco González y González, quien lo había proyectado sin bóvedas y con tramos rectos de hormigón armado, con un presupuesto de 278.878 pts.
Las pilastras rectangulares volvieron a ser rematadas en sus frentes con tajamares semicirculares. El tablero recto de hormigón cambió la imagen del puente anterior y le dio diafanidad, además de un desagüe a prueba de las más feroces avenidas del Sella. Se conservó en la margen izquierda del mismo una parte del estribo original del anterior puente de 1861 que había sido proyectado por el prestigioso ingeniero Pedro Pérez de la Sala, puente que había sido dinamitado en octubre de 1937.
No le gustaban al alcalde en abril de 1940 los remates del nuevo puente alegando que no le parecía propio de un puente urbano -como era el caso- el ponerle unas barandillas de hierro tan sencillas como las que le habían colocado y que él pensaba que serían provisionales, pero resultaba que iban a ser las definitivas. De forma que propuso al Ingeniero Jefe de Obras Públicas que se pusiesen unas más artísticas, semejantes a las que tenían los puentes de Infiesto y Ribadesella.
Además, el Ayuntamiento ofreció tres columnas para cado del puente con el fin de colocarles las correspondientes lámparas del alumbrado público.
El Ingeniero Jefe contestó que sería mejor colocar cuatro columnas a cada lado aprovechando los pretiles de hormigón que se sustituirían por otros de sillería y que no estimaba conveniente cambiar la barandilla “por estar ya empotrada en el voladizo del andén” y la estimaba perfectamente concebida dadas las condiciones de “seguridad, ligereza y buen aspecto” una vez que estuviese terminada y pintada, como podía verse en los puentes del Orrín, Sebares y Tendi.
No le gustó a la Corporación la respuesta y aceptó aumentar a cuatro las columnas del alumbrado por cada lado, pero siempre que se sustituyese la barandilla, mostrándose dispuestos a contribuir económicamente si se modificaba el proyecto.
Justificaba el contratista que había sido la Jefatura de Obras Públicas la que le había indicado que colocase barandillas de hierro distintas a las de tubo que estaban proyectadas en un principio, aceptando al final la Comisión Municipal el nuevo diseño de las barandillas y de las farolas, calculando un coste de 300 pts. por cada farola (que -al final- fue de 400 pts.).
Lamentaban también que el citado ingeniero no le diese a la villa de Arriondas más importancia que a Sevares o a Tendi, sobre todo después de haber visto el puente construido por los ingenieros militares en Soto de las Dueñas, el cual acababa de ser inaugurado.
Nada más se dijo y las mismas barandillas se quedaron con nosotros en el puente de Arriondas al menos durante ochenta años más, pues estas líneas se escriben en el año 2019 a la espera de una renovación total y ensanchamiento del citado puente, obras previstas -en principio- a partir del año 2020.
Debo añadir que -un año después- el Ayuntamiento le pagó al leonés Francisco Fernández Menéndez un total de 3.200 pts. por las ocho columnas que -al final- decidieron instalar como alumbrado del puente.
Ya en diciembre se le solicitó a José Trapiella la concesión gratuita (que aceptó) de ocho lámparas de 25 bujías cada una para el puente, comprometiéndose a que los serenos las apagarían cada día a las 12 de la noche.
Celebraron en 1940 las Fiestas del Carmen con verbena en la carretera general el sábado, día 20 y con romería en el parque de La Llera y verbena en la plaza Venancio Pando al día siguiente. Por supuesto que la feria -con su tercer concurso de ganados- se celebró ese domingo.
Había un tren especial para la feria y la comisión organizadora abonaría hasta cincuenta billetes de los que quedasen sin vender, si fuese preciso, de acuerdo con la Obra Nacional de Educación y Descanso.
————————————————————————————————–
AGRESIÓN EN OVIEDO AL TENIENTE ALCALDE EN 1940
El primer Teniente Alcalde de aquella Corporación posterior a la Guerra Civil era D. C. B., el cual fue objeto de una agresión en la estación de los Ferrocarriles Económicos en Oviedo.
Eran las cinco de la tarde del 29 de julio y -si el hecho ya era noticiable de por sí- más lo fue al descubrirse la identidad del agresor. El Teniente Alcalde cayó al suelo desvanecido por los golpes recibidos y tuvieron que llevarle a la Casa de Socorro de la capital asturiana.
La trama del asunto quedó esclarecida por el detallado informe de la unánime protesta del Ayuntamiento de Parres ante el General Gobernador Militar, en la que se exigía con rotundidad que se investigase al agresor.
Se trataba de un parragués que -aunque era guardia civil- vestía de paisano en la estación en Oviedo y tenía varios hermanos también nacidos en Arriondas.
Los motivos fueron porque la policía secreta había estado en Arriondas investigando a alguno de los hermanos del guardia, buscando antecedentes, y había sido el Delegado de Falange, el Teniente Alcalde citado y otras personas las que facilitaron datos sobre ellos. La familia del investigado se enteró y el hermano se tomó la justicia por su mano cuando el Teniente Alcalde colocaba unos paquetes en el tren con destino a su comercio de tejidos en Arriondas.
La policía secreta sabía que algunos de los hermanos del guardia habían militado en el bando republicano, uno había huido de España por haber sido destacado miembro del Partido Comunista en el que había tenido varios cargos, llegando al grado de teniente coronel al mando de una brigada en el ejército fiel a la Segunda República, mientras algunos de sus otros hermanos fueron tenientes y comisarios políticos, uno de ellos fue condenado a muerte por los tribunales militares del bando ganador de la Guerra Civil.
Alguno de ellos fue condenado a un batallón de trabajadores tras ser detenido en Barcelona y -al final- consiguió la libertad casualmente por las gestiones de su hermano guardia civil.
Con todo este historial familiar no le cuadraba a la Corporación Municipal que estos hermanos tuviesen un hermano fiel al nuevo régimen político, por lo que solicitaron al citado General Gobernador Militar que investigase al guardia civil porque dudaban de sus “verdaderas ideas políticas”.
De modo que si las ideas políticas separaron y rompieron a decenas de miles de familias españolas, a veces -como acabamos de ver- la fuerza de la sangre familiar era más fuerte que las ideologías.
Todos los miembros de esta familia acabaron incorporados a nuestra vida local en corto espacio de tiempo -muy apreciados por los vecinos mientras vivieron entre nosotros- mientras el hermano guardia civil de esta historia tuvo que abandonar el “cuerpo” de la misma más adelante, pero por otras cuestiones que ya no tienen nada que ver con el relato anterior.