POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
– Los vecinos de Santianes del Terrón solicitaron 3.000 pts. para levantar un “puente-pasarela” sobre el río Piloña -en la zona de Castañera- y así poder cruzar a la villa sin necesidad de utilizar la barca que cruzaba el río Sella en El Lladuengo, como había sido siempre.
El interventor de fondos dijo que sólo disponían de 1.300 pts. en el presupuesto municipal vigente para 1947 y que el resto lo podían solicitar con una ampliación de ayuda al año siguiente, como así se acordó.
– Era el día 2 de septiembre de 1947 cuando la Corporación municipal de nuestro concejo ofreció 50.000 pts. a los herederos de Manuel Latorre por el edificio de su propiedad que era preciso derribar para destinarlo a patio escolar de las nuevas graduadas de Arriondas, pero los herederos solicitaron 5.000 pts. más.
En ese momento el edificio ya era propiedad de Antonio Prieto Valle.
Llegado a este punto de desencuentro, la Corporación amenazó con expropiar el mismo, pero -al final- lo adquirió en un acuerdo privado y amistoso por las 50.000 pts. iniciales.
– Mientras, el farmacéutico Faustino Sánchez Quesada anunció su cese en esta dedicación que le había ocupado hasta ese momento, aunque su farmacia había permanecido cerrada durante bastante tiempo tras el inicio de la Guerra Civil.
El practicante municipal era Rufino Herrero Llames.
– Era José Pérez el dueño del bar y casa de comidas «El Submarino», y a él se le abonaban las facturas por las comidas que se servían en su establecimiento para diversos compromisos municipales.
– Como ni la villa ni los pueblos del concejo tenían indicadores con sus respectivos nombres identificativos a la entrada de los mismos, el Gobierno Civil remitió una orden en octubre de 1947 para que se colocasen y así se acordó llevarlo a cabo.
– Era Antonio Otero de la Roz escribiente temporero auxiliar de la Administración de Arbitrios, quien solicitó se le duplicase el sueldo que percibía de 150 pts. mensuales y veremos la respuesta a su petición en el capítulo próximo.
– Había sido José Carbajal Labra el contratista de las obras de las escuelas graduadas de la capital parraguesa (hoy Casa de Cultura Municipal «Benito Pérez Galdós») y el 6 de noviembre de 1947 presentó un escrito ante la Corporación municipal en el que enumeraba hasta cinco condiciones para entregar al Ayuntamiento el citado edificio con las llaves de acceso al mismo. El Ayuntamiento aceptó las condiciones de Carbajal siguientes que -resumidas- decían:
1ª – Conformidad de la Corporación y del contratista de que las obras con todas sus instalaciones estaban perfectamente terminadas.
2ª – Acuerdo y compromiso firme y eficaz por parte del Ayuntamiento de que efectuaría los derribos precisos y desalojaría los edificios y locales del futuro campo escolar de acuerdo con los proyectos definitivos y en el plazo de dos meses, para así poder liquidar las obras de forma definitiva.
3ª – Cualquier desperfecto a partir de ese momento correría a cargo de la Corporación, la cual se comprometía solemnemente a la inmediata reparación o reposición del mismo; reparaciones que serían exigidas por el arquitecto Julio Galán Gómez.
4ª – La ocupación sería provisional y condicionada a la terminación del campo escolar en el citado plazo de dos meses y todo ello para evitar más perjuicios a la enseñanza en Arriondas.
5ª – El acuerdo sería unánime por ambas partes y -antes de la ocupación del edificio- lo firmarían en un documento en forma y duplicado que suscribirían el alcalde y el contratista.
– Aceptó la Corporación por unanimidad todas las condiciones obligándose a cumplirlas de acuerdo con el arquitecto y el contratista.
Sería el 27 de noviembre de 1947 (casualmente la fecha en la que se celebró durante décadas el Día del Maestro, coincidiendo con la memoria de San José de Calasanz) cuando quedó constancia de la entrega de las llaves de las dos puertas de acceso al nuevo edificio de las escuelas graduadas.
El contratista José Carbajal Labra se las entregó al secretario y éste, se las pasó al alcalde.
– Apenas diecisiete días después nacía en Arriondas el cronista que redacta y selecciona estas “memorias”, el cual sería escolar en el mismo edificio desde septiembre de 1954 hasta junio de 1959, recibiendo docencia de los maestros Emilio Blanco Vega y Senén Canal Canal.
– Los dos contratos que el Ayuntamiento tenía con Antonio Prieto y Alfredo Solares concluyeron su vigencia y se puso en marcha el derribo del edificio propiedad del primero y de las naves que el segundo llevaba en alquiler en las inmediaciones de las nuevas escuelas, el cual solicitó.
se le cediesen diversos materiales del edificio de la antigua escuela que ocupaba para construir otro local por su cuenta. También se le abonaron 2.000 pts. al entregar el local.
Y, cuando se daba por hecho cerrado el asunto del derribo del edificio de Antonio Prieto, se recibió una instancia de Antonia Rosete Cuétara alegando derechos de propiedad sobre el mismo. El tema se eternizaba sin una solución definitiva.
Además, entregada la llave de las nuevas escuelas graduadas -como dijimos- el 27 de noviembre de 1947, aún el edificio no tenía instalada la luz eléctrica en septiembre del año siguiente, obra para la que presentó un presupuesto el instalador eléctrico cangués Antonio Arteta.
– Habiendo quedado vacante la plaza de inspector veterinario que fue solicitada por César Cifuentes Martínez -con residencia en León- y le fue concedida.
También había presentado instancia para veterinario Carlos Pérez Noriega -vecino de Colunga- y así se le comunicó a la Inspección Provincial Veterinaria.
Otra solicitud llegó por parte de Teodoro Merino González, de Mansilla de las Mulas, en León, el cual fue nombrado por unanimidad Inspector Veterinario en calidad de interino, cubriendo la plaza de Jesús Robles Gallego.
– La vida seguía, el todopoderoso Jefe de Falange Local -Antonio Martínez Fondón- pasó a vivir en Plasencia y en Madrid, se casó en el Barco de Ávila, tuvo seis hijos, y desempeñó cargos dentro del organismo que se denominaba “Regiones devastadas”.
– El secretario hizo saber a la Corporación que como el concejo no alcanzaba los 10.000 habitantes no había obligación de celebrar sesiones permanentes previas a los plenos municipales con todos los gestores nombrados presentes, como se venía haciendo durante décadas, y la Corporación le respondió que desde la ´liberación´ el nuevo Ayuntamiento así lo había hecho y no variaría sus costumbres, de modo que seguirían celebrando sesiones permanentes, como así ocurrió durante los años siguientes.
– Eran cincuenta y cuatro los industriales censados en Arriondas para el ejercicio 1948-1949 cuya relación aparece encabezada por José Antonio de la Vega y -cerrada- por Miguel García Fernández.
Para la venta de galletas, caramelos y turrones encabezaba el listado “Casa de Tereñes” y concluía con José González Blanco. Cada industrial empresario debía abonar las cuotas correspondientes a su negocio.
– En diciembre de 1947 el vecino de Pendás Elías González presentó un escrito -firmado por Miguel Iborra- para extraer 60 metros cúbicos de piedra de la cantera de Pilanegro destinadas a la inmediata fábrica de Mantequerías Arias que se había puesto en marcha. Se le concedió el permiso con la condición de que abonase 1 peseta por cada metro cúbico, antes de su extracción.
– Una vez más hubo que dar un toque de atención a los tenientes de alcalde y gestores (concejales) por no asistir a las sesiones municipales ordinarias, además de que no justificaban sus ausencias pero, aunque se les amenazaba con aplicarles la ley, no hubo remedio para este tipo de irresponsabilidad durante muchas décadas.
– Numerosos eran los morosos con la Hacienda Pública y se dieron a conocer hasta tres listas con los que ya se consideraban incobrables, algunos ya desde casi veinte años antes. Los tres listados recogen los morosos por rústica de los años 1928, 1935 y 1940.