POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES ARRIONDAS (ASTURIAS)
-En abril del año 1952 era Francisco Fernández de la Fuente el Presidente del Casino de Arriondas, el cual solicitó una ayuda al Ayuntamiento para evitar que dicho local se cerrase, dada su precaria situación económica.
La Corporación les entregó 1.500 pts. en un acuerdo tomado por unanimidad, como era habitual, bien es cierto -añade este cronista- que es muy difícil encontrar acuerdo alguno en el Ayuntamiento de estos años en el que alguno de los concejales discrepase, votando en contra de algún acuerdo, ni parece que conociesen el significado de la palabra abstención.
-El Centro de Enseñanza Media y Profesional de Cangas de Onís inició una campaña a favor de su biblioteca, solicitando a organismos públicos y a particulares algún tipo de ayuda económica o en libros, para así incrementar los fondos con los que contaba aquel instituto.
Desde al Ayuntamiento les ofrecieron sólo 250 pts. como ayuda.
-Tras las elecciones a concejales celebradas en noviembre de 1951, hubo que abonar los gastos de las comidas de los que formaban parte de las mesas electorales, y por las facturas presentadas conocemos un poco más de los servicios de restauración del concejo, así, se le abonaron 26 pts. a Silvino Fondón, de El Café Español; 110 pts. a Jesús Collía, del Bar Gijonés; 171 pts. a Eliseo Ramos, de Collía; 167 pts. a Manuel Huerta, del Bar Submarino; 48 pts. a Víctor Martínez, del Bar Sella; a Carmen Mier González, de Fuentes, 162 pts. por comidas de los miembros de la mesa de Cayarga; y cantidades similares a Andrés Díaz, de Llerandi; a Juan González Portilla, de Fíos; a Constantino Puertas Álvarez, como presidente de la mesa electoral de Arobes; a Amador Diego García, de Dego; a Manuel Labra Blanco, de la Vega de Los Caseros; a Raúl Moutas, etc.
-El día 3 de junio fue nombrado con carácter interino como vigilante de arbitrios, Manuel Martínez Fernández.
-Había por aquellos años diversas organizaciones que -por sus nombres- ya nos orientan sobre cuáles eran sus cometidos, por ejemplo: “Apostolado de Señores de Mejoramiento Moral de la Clase Obrera”, con residencia en Oviedo, que acudían a los pueblos y villas vendiendo papeletas para alguna rifa (en Arriondas, el Ayuntamiento les compró papeletas por valor de 26 pts.).
La embriaguez, la pasión por el juego, la blasfemia, el concubinato, el lenguaje obsceno, la prostitución, etc. eran objeto de estudio y se daban pautas para su corrección, enfrentándolas a todo un corolario sobre la ejemplarizante virtud, dentro de una muy pautada moral aplicada a la clase obrera, a la que a este tipo de asociaciones -casi siempre vinculadas a la Iglesia católica- dedicaban parte de su tiempo.
-Era José González Valle el Jefe de Vías y Obras de los Ferrocarriles Económicos de Asturias, persona a la que se le concedió autorización para explotar una cantera en “Los Toradiellos” (Toraño), tras la solicitud correspondiente que había presentado.
-Ante la Fiesta de las Piraguas de 1952 (XVI Descenso del Sella), el Presidente de la Diputación Provincial remitió una comunicación a la Corporación de Parres en que encarecía que procurasen facilitar un gaitero y un tamborilero para amenizar dicha fiesta, puntualizando que ambos fuesen vestidos con el traje típico regional asturiano.
Ya en 1952 se encargaba de los equipos de megafonía de esta fiesta, Ramón Sánchez Iglesias, de la razón social “Radio Ciclo”, empresa familiar de Arriondas que tenía bastante protagonismo en muchos eventos cívicos y religiosos, pues lo mismo encontrabas a Ramón atendiendo la megafonía de la Basílica de Covadonga (los equipos los guardaba en la parte baja del púlpito de madera, en el lado del Evangelio de dicha basílica, al menos en los años 60 del siglo pasado), que en las fiestas profanas de Arriondas.
Su esposa -la matrona Esther Gutiérrez del Valle- y el padre de ésta, el maestro Ramiro Gutiérrez Paniagua, fueron también personas muy reconocidas y apreciadas en todo el concejo.
En la factura abonada por la instalación de la megafonía de la Fiesta de las Piraguas de 1952, Ramón figura como vecino de El Portazgo.
Las banderitas de papel para adornar las calles (tan típicas de Arriondas desde hace muchísimos años) fueron adquiridas en “Casa Cueto” por un importe de 200 pts., banderas que duraban mientras la lluvia no las arruinase, puesto que ésta -sumada a un poco de viento- acababa con ellas; no como ahora, que se colocan a mediados de julio para las fiestas de El Carmen y -un mes después- siguen en perfecto estado, sin haberse deteriorado ni una sola, al estar hechas en nailon, sujetas a cuerdas de poliéster o plastificadas.
-Por aquellos días, el vecino de Cangas de Onís Aurelio Martín Gordo, se ofreció para ejercer el cargo de auxiliar ejecutivo, con la finalidad de cobrar todo tipo de recibos pendientes cobro, así como todos los que pudieran producirse en lo sucesivo por débitos.
La propuesta le fue aceptada por la Corporación y se le comunicó que percibiría entre un 10% y un 20% de lo que recaudase, según los plazos y de acuerdo con los reglamentos o estautos de recaudación.
-En noviembre de 1952 el diligente José Luis Tejo Suárez presentó una instancia en el Ayuntamiento de Parres solicitando una subvención de 5.000 pts. para el Club de Fútbol Arenas del Sella, el cual se encontraba en trance de disolución y no disponía de medios ni para adquirir once juegos de camisetas, pantalones, medias, botas, etc., según el antes citado representante del club.
La Corporación respondió favorablemente, como ayuda al recreo y distracción del pueblo y por el bien de la Hacienda Municipal “por el mayor consumo -especialmente de bebidas- que se realiza los días de partido”, señalaron.
-Proyectos no le faltaban a la Corporación Municipal, tales como un mercado abierto de ganados, un hogar juvenil, campos de deportes, cierre del campo de fútbol y hasta una pista de tenis.
La nueva plaza de abastos, con su calle de acceso y el campo escolar de las nuevas graduadas de la villa, recibieron las certificaciones de obra del arquitecto titular, Julio Galán Gómez.
Los gastos supusieron para la plaza de abastos: 24.609 pts., la calle de acceso: 14.995 pts. (sin contar las 25.000 que supuso la compra de terrenos) y el campo escolar: 24.994 pts.
-A la mujer que limpiaba las Consistoriales se le pagaban 2.560 pts. anuales, y 850 -también al año- a la que hacía la limpieza en la escuelas graduadas.
-A José Carbajal Blanco -de la Vega de Los Caseros- se le autorizó a instalar un depósito o almacén de bebidas al por mayor, en el lugar conocido como “El Puente Romano”.
-Intentó el Ayuntamiento conceder una subvención de 50.000 pts. para la carretera prevista desde El Fito (Fitu) hasta el Picu Pienzu (a la que llamaban carretera de El Sueve), pero el interventor municipal se opuso por falta de liquidez y alegando las muchas obras pendientes en la villa y en los pueblos del concejo. De forma que prometieron que volverían sobre el tema tras la siguiente subasta de terrenos que nada aportaban al Ayuntamiento, mientras los compradores los transformaban en campos de cultivo.
-En diciembre de 1952 se trató de solucionar un problema vial en la villa que -sesenta y ocho años después- sigue como estaba.
Se trata de la hoy conocida como calle Monte Sueve, a la que en aquellas fechas conocían como “carreterina” o camino “Rego”, que -partiendo de la calle Calvo Sotelo (hoy, Constitución)- materialmente se “estrella” sin salida ni continuidad hacia la estación del ferrocarril.
La Corporación presidida por J. M. Ruiz Portilla estaba formada por: Javier González Díaz, Fernando Cuenco Pría, Pedro Rodríguez Noriega, Agustín Escandón Rodríguez, Darío Quesada Arnedo, Ángel Llenín Laria, Juan González Portilla, José M. Cayarga y Ramón Junco Pando.
Era intención unánime de la Corporación Municipal darle salida hasta la calle que sube hacia la estación del tren, para lo cual había que pasar por los terrenos posteriores de la casa indiana propiedad de Ramón Miyares Valdés (construida en 1897).
Se autorizó al alcalde para que realizase con la familia Miyares las gestiones pertinentes para una ´armoniosa solución´ y -en caso contrario- es decir, si hubiese oposición por parte de la citada familia, se acordó proceder a la incoación del oportuno expediente de expropiación.
El alcalde vivía en otro edificio ´indiano´ muy próximo (“Villa Isolina” – 1911), lugar conocido popularmente como “La Teyería”, de modo que veía cada día aquella “carreterina” estrellarse contra un muro, al frente, o contra un paso a nivel con barreras -muchas veces bajadas- a la derecha.
Más adelante veremos cómo este asunto no llegó a “buen puerto”, (mejor dicho, “a buena estación”) y el aplaudido proyecto se quedó sin resolver hasta hoy.