POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)

Se quejaban los vecinos de Arriondas en 1953 de la deficiente iluminación pública de la villa y la comparaban con otras localidades vecinas, dejando constancia de la “importancia que nuestra villa está adquiriendo”, pero los medios económicos del Ayuntamiento no permitían el acometer una inversión cuantiosa, además arrastraban un déficit de 28.115 pts. del ejercicio anterior, correspondiendo 10.000 pts. al alumbrado público.

Así decidieron interesar a ERCOA S.A. en el asunto y ver si -al menos- en la calle principal se podía cambiar el alumbrado, sustituyendo aquellos plafones colgantes de un cable, colocados en el centro del mismo.

Aún debían esperar algunos años, porque en las fotografías de la calle principal -dos años después- siguen apareciendo los mismos.

Celestino Cofiño tenía un comercio de materiales de construcción, y abrió un escaparate en el mismo, además de colocar el correspondiente rótulo identificativo.

La Administración Municipal de Rentas dictó un impuesto de 5 pts. por cada tonelada de madera de acuerdo con los permisos de facturaciones en las estaciones del ferrocarril y en otros medios de transporte. De modo que la protesta de varios industriales relacionados con la madera se hizo patente, como fue el caso de los parragueses Amador Nachón Pando, José Somoano Poó, Benjamín Arboleya Pérez y Ángel Muñiz Pérez, así como el vecino de Arriondas y natural de Nueva, Luis Bada García, y los vecinos de Ribadesella, Lorenzo Fuentes Blanco y Secundino Díaz del Valle.

En su alegación destacaban que la Administración local no estaba facultada para establecer dicho impuesto.

Los ´remeros´ extranjeros que acudieron al XVII Descenso del Sella se hospedaron en el Hotel Sta. Cruz, Casa Escandón, y otros establecimientos, abonando el Ayuntamiento los gastos, lo mismo que en el Bar Gijonés y Casa de Josefa Migoya, se hospedaron electricistas y otro personal.

El gaitero Enrique Gutiérrez Zaragoza, vecino de Santo Tomás de Collía, fue quien amenizó el desfile de Piraguas aquel 8 de agosto.

María García era quien aportaba los trajes de asturianos para la fiesta de Las Piraguas, los traía de Cangas de Onís.

Las guirnaldas y banderas para la ornamentación de la villa en esta fiesta fueron adquiridas por 303 pts. en el comercio “La Panoya”, en la calle Fruela n.º 7, en Oviedo, un comercio de paquetería donde había un poco de todo, desde muñecos de peluche hasta telas sesgadas de algodón que se empleaban para la confección de los llamados calzoncillos de cruzadillo.

En el desfile de la fiesta participó una carroza titulada “El Mirador de El Fito”, y se le pagaron 200 pts. por el transporte de la misma a Francisco Soto, de Coviella, trabajo de transporte llevado a cabo por una pareja de bueyes de su propiedad.

Fue el 25 de agosto de 1953 cuando Luis Montoto Arias -como apoderado de Mantequerías Arias S.A.- solicitó autorización para construir en “La Beciella” un pabellón de 30 metros de largo por 10 mts. de ancho, con el fin de ampliar las necesidades de la citada industria, solicitud que fue aceptada tras el pago de los arbitrios correspondientes.

Juan Antonio Vega Díaz (1920-1988) -funcionario del Ayuntamiento de Cangas de Onís, que sería alcalde del citado concejo desde 1983 hasta su fallecimiento- solicitó el puesto vacante de Agente Ejecutivo del Ayuntamiento de Parres, cargo que le fue concedido por reunir las condiciones y requisitos necesarios.

En el año 1953 era Avelino Fernández González el agente de “El Ocaso” S.A. y fue quien solicitó permiso para la apertura de una oficina y de una funeraria en la calle Inocencio del Valle, en Arriondas. Tras abonar los arbitrios correspondientes, se le autorizó la apertura.

En el capítulo LXXXIV de estas “memorias” nos encontramos -en el año 1947- a los vecinos de Santianes del Terrón solicitando una subvención de 3.000 pts. para la construcción de un puente colgante sobre el río Piloña, y ahora -seis años después- advierten que tras las inundaciones de los días 6 y 7 de abril, el puente había sufrido averías de consideración. De modo que solicitaron cuatro columnas de madera de 4 metros cada una, tillar 12 metros del suelo de la pasarela, abarcones de seguridad, tornillos de varios centímetros, grapas para los cables, etc. por un total de 900 pts. El vecindario pondría la mano de obra y la madera, solicitando una ayuda del 50% del presupuesto citado. Se les concedieron las 450 pts., las cuales se les abonarían cuando presentasen los justificantes, después de concluir el trabajo.

Y -para no ser una excepción a la ´anomalía´ tantas veces repetida durante años- la facturación de los medicamentos que abonó el Ayuntamiento por el tercer trimestre de 1953, sumó 2.264 pts. por los entregados a las familias de la Casa Cuartel de la Guardia Civil, el doble que las 1.134 pts. de los medicamentos de todos los pobres del concejo que formaban la beneficencia pública.

El alcalde tenía la potestad de ordenar directamente la concesión de ayudas a los que se consideraban transeúntes pobres y se acercasen al Ayuntamiento a solicitarlo, quedando registrados los nombres de los beneficiarios, con listas de hasta veinte beneficiados y entrega de 582 pts. (a un promedio de casi 30 pts. por cada uno).

En aquellos pueblos en los que se convocaban clases nocturnas para adultos (especialmente desde octubre hasta marzo) y que no disponían de luz eléctrica en sus escuelas, solía hacerse cargo el Ayuntamiento de su instalación -como en el caso de San José de Romillín, en octubre de 1953-, pero otras veces eran los propios vecinos los que debían abonar los gastos.

Solía pagar también la instalación de la electricidad en aquellos hogares de zonas rurales donde habitaban los que llamaban ´pobres de solemnidad´, con facturaciones que rondaban las 250 pts.

A la Asamblea Comarcal de Falange Española -celebrada en Arriondas- acudieron dieciocho alcaldes que -por supuesto- también eran jefes locales de Falange (F.E.T. y de las J.O.N.S).

La comida posterior a la asamblea tuvo lugar en el Hotel Pendás, en la villa, y su coste fue de 452 pts.

Desde hacía cinco años era Conceso Villán Cantero el Inspector Municipal Veterinario.

El 30 de diciembre de 1954 la Corporación Municipal decidió levantar una Cruz en memoria de los caídos en la Guerra Civil de 1936-39, puesto que muchos otros concejos ya tenían algún tipo de memorial en este sentido. Con esta finalidad se concedieron 10.000 pts.

A la Obra Sindical del hogar le solicitaron 60.000 pts. para construir varios bloques de viviendas, que -al final- fueron un total de cuarenta y ocho viviendas.