POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
Comienza esta entrega -en febrero de 1916- con los guardias municipales José Mª Rodríguez y José González Cueto, quienes -además de estrenar sendos trajes de ´ragadillo´ que habían costado 25 pts. cada uno- serían testigos de que no se habían presentado para el acto obligatorio de clasificación y declaración de soldados un total de 79 mozos, y sí lo hicieron solamente 15. Era habitual, una especie de “epidemia” típica de cada reemplazo.
Un 85% de prófugos es difícil de asumir, y quedaron registrados con sus datos personales, tal vez el secretario se cansó de tanto anotar, porque en años anteriores añadía al nombre y apellidos del prófugo y el pueblo de donde era, con el nombre de sus padres, algo que omitió en esta ocasión.
A cada uno de los 15 nuevos soldados le pagaron 2,50 pts. por presentarse al reconocimiento médico, alguno de los cuales alegó no ser apto, presentando justificantes como en el caso de uno de ellos que confirmó ser hijo único de madre viuda y pobre, a la que tenía que mantener con su trabajo, además de que él tenía una inutilidad física que no le había sido diagnosticada en una previa revisión médica.
Parres tenía un censo de 9.125 habitantes, casi el doble que en la actualidad.
Ya era 13 de mayo y nadie quería organizar las fiestas de santa Rita de la semana siguiente, aunque el Ayuntamiento tenía reservadas 500 pts. para los festejos, la mitad destinadas para premios de la feria de ganados.
Sí quedó constancia de que hubo feria, pero nada se dice de la fiesta.
El concejal Amador del Llano Corral protestó porque los premios otorgados no se ajustaban al programa previo y alegaba “influencias que mediaron en el asunto”, a lo que le respondieron que los premios los habían decidido “personas inteligentes e imparciales en la materia”. Amador -que sería alcalde de Parres en la Segunda República, dieciocho años después- siempre tenía algo que alegar y así -ese mismo verano- señaló que había acaparadores que se situaban a las entradas de Arriondas y compraban los artículos antes de que éstos llegasen a la plaza del mercado, dejando -en muchos casos- a los vecinos sin poder proveerse de ellos. El alcalde le contestó que eran compradores forasteros y que eso mismo ocurría en otros mercados.
Mientras, cerca de 8.000 pts. consignadas para las futuras escuelas de Arriondas aguardaban para ser empleadas, mientras concluían -por fin- las obras de alcantarillado el 16 de junio de este año 1916.
El Ayuntamiento pagaba las medicinas de los muchos pobres que había -dijimos varias veces- pero eran medicamentos que -al igual que ahora- ya se conocían como “genéricos”, pero no los de “patente” que algunos médicos recetaban. En algunos casos las fórmulas de farmacología las hacían en las reboticas los farmacéuticos titulares, según el dictamen médico específico previo.
Al diputado José Abego le concedieron un “voto de gracias” por haber solicitado la construcción de una carretera desde Ozanes a Lago, pasando por Romillo, Romillín y Arenas.
Los vecinos de Fuentes solicitaron 460 pts. para una fuente y lavadero en el lugar de abundante manantial de La Rondina, comprometiéndose ellos a llevar los materiales y donar los terrenos. Y ahí sigue la fuente que cumplió 100 años exactamente el 17 de noviembre de 2017, cuidada por los vecinos y siempre muy adornada para participar en el certamen de cada noche de San Juan, que ya ganó en algunas ocasiones.
En 22 de julio de 1916 se terminó la fuente de Aballe, que será la «Fuentina”, no la más espectacular y con lavadero de “El Cantu”, también ganadora del primer premio varios años, pero que ésa es de 1960.
A veces no había acuerdo entre los pueblos, como les ocurrió a La Roza y Vallobil que habían solicitado 200 pts. para un lavadero, pero como no fueron capaces a ponerse de acuerdo en el lugar de su ubicación, devolvieron el dinero, renunciando a él…
Rafael González del Llano solicitó al Ayuntamiento el 15 de julio que cursase a la Diputación Provincial su intención de ingresar en una Escuela de Artes y Oficios, y así se aceptó en el pleno.
De la importancia de la fábrica de muebles del siempre apreciado y conocido como “Fali” fue testigo todo el concejo durante muchos años, ahora fábrica de sillas, sillones, mesas, etc. en manos de sus descendientes.
En diciembre se acordaron los arbitrios a pagar el año siguiente por los campesinos, agricultores y ganaderos, asignando un tanto por ciento a animales y productos.
Calculando que en 1917 se venderían 4.000 gallinas, 4.000 pollos, 348.064 kg. de patatas, 365.000 litros de leche y 125.000 huevos, el Ayuntamiento suponía unos ingresos de 31.516 pts.
Vimos en el capítulo anterior que -en noviembre de 1915- un viajante se presentó en el Ayuntamiento intentado venderles una máquina de escribir, pero no consiguió su objetivo, pero un año después -en la víspera de Nochebuena- el vecino Ramón del Valle (hijo de Ramón Inocencio del Valle Marina y de Amalia Blanco Valdés, hermano de Acisclo, Modesto, Anastasio, Pepita, Aquilina, Carmen, Cecilia y Amalia del Valle, emigrante con sus hermanos en Cuba, donde hizo fortuna, regresando a Arriondas, donde construyó el edificio de Villa María) le propuso al alcalde de Arriondas, don Ramón Cueto Póo, venderle una máquina de escribir en buenas condiciones, de la “acreditada marca Underwood, último modelo”.
Hacía notar el señor del Valle que -por ser para el ayuntamiento- la cedía en 475 pts.
La corporación municipal acordó comprarla y pagársela en dos plazos iguales, uno al recibirla y el resto un año después. Tengamos presente que 475 pts. era una cantidad muy apreciable, pues el mayor sueldo del concejo lo percibía el secretario, el cual ganaba 250 pts. mensuales y cada uno de los dos médicos percibía 125 pts., también al mes.