POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
¿Por qué desaparecían tantos jóvenes en el concejo? En marzo de 1918 cinco fueron declarados en paradero desconocido desde hacía más de diez años. Dos hermanos nacidos en Pendás llamados Antonio y José Ramón Martínez González, hijos de Benito y Teresa. De Castielllo había desaparecido en 1908 Santiago Suárez Hueges, hijo de José y Amalia, y de Aballe fueron declarados en paradero desconocido los hermanos Ceferino y José Antonio García Cortina, hijos de Joaquín y Manuela. Estos casos se hacían públicos cuando otro hermano de los desaparecidos era llamado a servir en el ejército, como es el caso de Cándido, de Pendás; José, de Castiello y Jovino Jesús, de Aballe (…el secretario casi siempre escribía Aballe con “b”).
Aquellos jóvenes que habían emigrado a América eran tallados en los consulados respectivos, como ocurrió con Ramón Pérez Blanco, de Montealea -hijo de Juan y de María- al que tallaron en Santa Clara (Cuba); Manuel Álvarez García, del Collado de Sto. Tomás, tallado en La Habana -hijo de Julián y de María-, al igual que Juan Llano Corral, de Bode -hijo de Lucas y Feliciana- tallado en el consulado de España en Tampa (U.S.A.); Fernando Rodríguez Pandiello -hijo de Francisco y Dolores, de Vallobil- en Gibara (Cuba); Benjamín Cuenco Pérez, de la Vita e hijo de Juan y de María, tallado en La Habana y declarado no útil por medir 1,54 m. de alto y 86 cm. de perímetro torácico, lo mismo que José González García, de Arobes, hijo de José y de Josefa.
Tres días después de la fiesta de Sta. Rita de 1918 el alcalde Ramón Cueto Póo dijo tener conocimiento de que algunos miembros de la comisión de fiestas del año anterior no habían devuelto ciertas “cantidades, valores y efectos sobrantes” que les habían sido reclamadas por la nueva comisión. Todos hicieron la devolución, excepto uno que se negó rotundamente, “agotados todos los medios amistosos de compañerismo”. Este concejal solicitó la reunión de la ya inexistente comisión del año anterior y le repitieron que sólo quedaban en su poder las cantidades y efectos que se le reclamaban. De nada sirvió, y dijo que ese dinero estaba destinado para organizar una verbena en el “próximo novenario de Sta. Rita”, a lo que se le contestó que podía haberla organizado el año anterior, pero que ahora no se le permitía.
Una actitud desconcertante, siendo él un concejal meticuloso y alcalde -años después-. No asistió a los tres siguientes plenos y no se volvió a hablar del tema…hasta el año siguiente, en el cual hizo entrega de las 43 pts. -que habían sobrado dos años antes- para las fiestas de 1919, hace ahora cien años, negándose a ser miembro de la comisión de ese año.
El día 27 de julio protestaron enérgicamente los vecinos de Cuadroveña porque el trazado del camino que se iba a construir entre su pueblo y el de Hueges se había dejado en manos privadas, considerando los vecinos que se iba a hacer por terrenos inapropiados y perjudiciales para la comunidad, con un trayecto más largo para favorecer el interés de un particular.
Pocos días después fue Antonio Blanco Vega -también de Cuadroveña- quien solicitó se construyese un camino que se denominaría “del Castañedo, por San Martín y Cuadroveña, hasta Hueges, sitio de La Venta”, comprometiéndose a donar todos los terrenos necesarios que fuesen precisos desde El Castañedo a Hueges (hoy El Castañéu-Güexes), además de donar en metálico la notable cantidad de 9.333 pesetas.
Algo parecido hizo Luis de la Fuente, desde Nevares, donando los terrenos necesarios desde los límites de Hueges hasta La Venta y en metálico “el resto de la cooperación”.
Así quedó garantizada la construcción de este vial y el Ayuntamiento acudió al concurso de caminos públicos vecinales.
El camino Castañedo-Hueges tenía unos 4 km. calculándose una inversión de 40.000 pts. y como la contribución de todo el concejo era de 32.884 pts. el camino se subvencionaría al 60% por la Diputación, abonado el Ayuntamiento el resto, para lo cual solicitó un préstamo a devolver en 30 años, a razón de 400 pts. cada año.
Otros caminos: 30.000 pts. los 3 km. Desde Collía a la carretera Arriondas-Colunga.
Arriondas-Bode-Fuentes-La Calzada-Sinariega y Tresmonte (de unos 10 km.) se calculaba en un gasto de 100.000 pts. Otro préstamo era necesario a razón de devolver 1.000 pts. durante 30 años, además de contribuir con jornales y materiales por parte municipal.
Los 5 km. desde El Puente a Lago otras 5.000 pts.
Además, Villanueva y La Vega de los Caseros llevaban tres años sin puente tras la riada que se lo llevó en 1915. El Ayuntamiento de Cangas solicitó una subvención al Estado para levantar otro y el Ayuntamiento de Parres decidió contribuir con 4.000 pts. para la obra, si Cangas conseguía la subvención.
La escuela de Romillo se creó en 1918, alquilando una casa para ello, como era habitual, poniendo los vecinos 150 pts. pues -según dijeron ellos mismos- eran un pueblo muy pobre. Solicitaron una maestra, pues había más niñas que niños.
No se quedaban atrás los vecinos de Cofiño, que instruyeron expediente para abrir una escuela de niñas, pues ya tenían una mixta, mientras Cuadroveña y Hueges solicitaban una para niños.
No deja de ser una casualidad que un concejal propusiese que al médico municipal se le ofreciese un coche para poder acudir a visitar a los muchos enfermos dispersos por el concejo, puesto que de lo contrario no podían ser atendidos y -unos días después- fallece dicho concejal Antonio Pando y el médico municipal Francisco Cadenaba.
Así se nombra médico interino al joven aragonés de 27 años Pascual del Buey Larraz (que será uno de los protagonistas más notables de la vida sanitaria, social y política del concejo a lo largo de los siguientes veinte años).
Se ajustó un coche a Manuel de la Fuente, de Cangas, para desplazar al médico a razón de 50 pts. diarias (una cantidad inasumible para el Ayuntamiento) por lo que prescindió de su servicio, pues era del todo más oportuno contratar a dos médicos y pagarles 25 pts. diarias a cada uno.
A Pascual del Buey le facilitan un caballo, pero como su alquiler costaba 15 pts. cada día, decidieron comprar no uno, sino dos (caballo y yegua). El caballo les costó 550 pts. Recordemos que un médico cobraba 125 pts. mensuales; y -tras pasar la epidemia- vendieron la yegua en 212 pts.
Dividieron el concejo en distritos para que fuesen atendidos por los médicos, los cuales no podían cobrar las visitas a los pobres. Y todo ello fue a coincidir con la conocida como gran epidemia de “gripe española” de 1918, que parece fue bastante benigna en nuestro concejo.
Constancia quedó de un “epidemiado” de Toraño que falleció en noviembre y no había servicio de barca para cruzar el Sella y llevar el cadáver al cementerio de Margolles, dado que la barca había sido arrastrada por la crecida del río los días 11 y 12 de octubre; además, otra riada se llevó el día 23 siguiente la misma chalana y la caseta del barquero, que no fueron encontradas, de modo que se utilizó la chalana privada de José Cofiño para el pasar el cortejo fúnebre.