POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
En mayo de 1913 se solicitó al ingeniero de montes una plaza de guarda jurado para el control de la pesca en los ríos del concejo. La respuesta fue que para ese año no sería posible habilitar un guarda por no haber esa vacante y -además- carecer de crédito para ello.
El arreglo del camino de El Barco supuso un gasto de 50 pts. y fue el barquero de Viabaño quien transportó la piedra necesaria para dicho arreglo.
El Círculo de Artesanos y la Agrícola Parraguesa solicitaron la mediación del diputado a Cortes Manuel Argüelles para que les gestionase una subvención. La respuesta fue positiva y este diputado influirá decisivamente para que se abriesen los caminos desde el Castañar de García hasta Collía y desde el puente de Romillo a los límites con el concejo de Ponga.
A Leonor Cibrián, vecina de La Sala, se le abonaron 20 pesetas por el alojamiento de varios guardias civiles y al Sucesor de G. Vela 12,50 pts. por alojar a un capitán y a un teniente durante varios días.
Recordemos que no había en Arriondas pensiones, hoteles ni nada parecido, de forma que el Ayuntamiento tenía una lista de vecinos a cuyos domicilios enviaba a quienes precisasen alojarse en la villa; algunas veces esos vecinos protestaban porque no deseaban hacer de hospederos a la fuerza. Ese listado de alojamientos consistía en un padrón de noventa y nueve vecinos, y lo iniciaba Cipriano Rodríguez (esposo de Leonor Cibrián) hasta concluir con Cesáreo de la Fuente.
Y el 21 de junio de 1913 se personó en las Consistoriales Manuel Llano Margolles (vecino de Sevilla que se encontraba accidentalmente en Castañera), el cual solicitó autorización para levantar un chalet que, después, recibiría el nombre de Villa Encarnación y que nosotros conocemos como “La Gotera”; familia y edificio de los cuales ya hemos contado con muchísimos detalles todos sus avatares y desgracias, y ahí sigue viendo pasar el tiempo en una pura ruina a punto de colapsar. (Si quieres saber más sobre este tema consulta en internet “Villa Encarnación – La Gotera”).
El tranvía a Covadonga le dio muy mala vida a Arriondas como dijimos varias veces, atravesando la villa no produjo más que inconvenientes y protestas durante sus veinticinco años de servicios (1908-1933). Hoy encontramos a varios peones del Ayuntamiento y de la propia Compañía del Tranvía limpiando el polvo de la carretera general en pleno verano, algo que les llevó cuatro días y por lo que se les abonaron 18 pts.
Mientras, el movimiento scout nacía en Asturias en 1913 tras haber llegado a España dos años antes, pero lo que interesaba a nuestros vecinos era que saliese a subasta pública el alcantarillado que aún no tenían, según el proyecto de Antero Suárez Coronas.
Los pueblos tenían que solventar sus propios problemillas, como es el caso de la Roza de Parres donde todos sus vecinos se comprometieron con sus firmas a cercar sus fincas y a “mantener bien cerradas las fronteras de sus propiedades” para evitar los daños ocasionados por sus ganados que derivaban en contiendas personales y judiciales.
¿Quién construyó la fuente de Fonfría de Bada en julio de 1913? Pues se le adjudicó la obra a José Meré Valle por 426 pts. Mientras la fuente de la Vega de los Caseros fue una obra de Manuel Blanco.
Los vecinos de Fuentes solicitaban 50 pts. para subvencionar la barca, puesto que hasta ese momento le pagaban al barquero con el dinero que obtenían del pozo del Sella de dicha localidad, pero dicho pozo de pesca había comenzado a ser arrendado y ya no percibían sus ingresos los ribereños.
En 1913 no había calle entre la carretera principal y el río Chico/Chicu, de forma que los parragueses Acisclo y Modesto del Valle Blanco -residentes en Cienfuegos (Cuba)- se ofrecieron a costear dicha calle, trazada en línea recta desde el chalet Valle de su propiedad y la casa de Tomás Cueto Llano, para que entroncase con la calleja que unía los barrios de La Peruyal y Corral de Abajo y prosiguiese hasta el río.
En ese lugar del cruce se hallaba la Huerta del Molino, cediendo Acisclo y Modesto 286 metros cuadrados a cambio de que se les autorizase aprovechar 134 metros cuadrados del camino antiguo porque “ya no tendría otro objeto ni más servicio que el de afear esta parte del pueblo”.
Dice el viejo refrán que septiembre seca las fuentes o lleva los puentes, y lo segundo ocurrió aquel año en los primeros días del citado mes. Muy serias inundaciones hubo en varios lugares del concejo y fueron numerosos los puentes que los ríos llevaron o dejaron inservibles. De modo que las quejas e instancias llegaron al ayuntamiento por decenas.
Puentes, fuentes, caminos, cosechas, propiedades, derrumbes…el listado de desgracias para nuestros más que pobres antecesores fue grave y de difícil solución; en algunos casos de años de espera. Incomunicados quedaron en Cayarga, en Llames de Parres, Llerandi, Cividiello, Fresnidiello, todos en completa ruina.
Solamente en el río Priaes habían desaparecido doce puentes. El estribo sur del puente de nueva construcción en Soto de Dueñas quedó al aire, se prohibió el paso de carros y se llamó al maestro de obras Faustino Pendás para que fuese a visitarlo.
Quejas llegaron desde Tresmonte, Arenas quedó sin lavadero, el puente de Romillo fue cerrado por haberse llevado el Piloña dos jabalcones (maderos oblicuos que sostenían el puente en su parte inferior) y la pontiga de La Carrera desaparecida, necesaria como era para el puente de Mesariegos al camino de Cayarga.
San Juan de Parres, Bada, Vallobil se quedaron sin acceso a Cangas.
Un concejo pobre y con una meteorología que le dejó en la miseria durante mucho tiempo…y todo ello a las puertas de la Primera Guerra Mundial.