POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
Decíamos en el capítulo anterior que el día 18 de octubre de 1934 -ahora se cumplen ochenta y cinco años- se le entregó al alcalde una comunicación de la Comandancia Militar de la zona en la que se le notificaba la destitución de la mayor parte de la Corporación por la conducta que había mantenido durante el movimiento revolucionario de las dos semanas anteriores, lo cual había motivado la pérdida de confianza de las autoridades civiles y militares respecto al Ayuntamiento de Parres.
Los concejales a los que se les permitió seguir en sus puestos y los nuevos nombrados directamente por el Gobierno Civil votaron como alcalde a José Aquilino Pando Blanco, con nueve votos a favor y uno en blanco.
Con el mismo resultado fueron elegidos teniente alcalde Manuel García Guerrero, y síndico también José Aquilino Pando.
Renunció como concejal “por razones especiales” José Cayarga.
La nueva Corporación municipal aprovechó la situación para posicionarse respecto a los dos serenos -Fernando Ania Alonso y José Blanco Cuesta- con los que ya había tenido varios desencuentros antes de la toma de posesión de la anterior Corporación socialista-republicana; de manera que a ambos los suspendió de empleo y sueldo ese mismo día 18 de octubre.
Las declaraciones del ya reincidente alcalde hacían notar que no llegaba a la alcaldía con fines políticos, ya que pertenecía al partido Liberal Demócrata (en minoría), añadiendo que en 1931 había trabajado cuanto pudo para llevar al Ayuntamiento hombres ´netamente republicanos´, sin ambiciones de puestos de mando y que lamentaba tener que sustituirles como gestor único por las graves circunstancias que se desarrollaban en España.
En otros muchos ayuntamientos pasó lo mismo que en el de Parres, porque el apoderado que nuestro Ayuntamiento tenía en Oviedo para resolver diversos temas alegó que su casa se había derrumbado en la capital asturiana durante esos días revolucionarios de octubre, al ser volado el Instituto Provincial que tenía frente a su domicilio, perdiendo las cantidades de dinero que allí guardaba de varios ayuntamientos, casi todos en ese momento con la Corporación destituida. Concretamente eran seis esos ayuntamientos y un total de 8.000 pts. las que dijo haber perdido.
Aún en 1934 no era festivo el día de Navidad, y la víspera del día de Reyes de 1935 -desde Cangas de Onís- sería José Ramón González Soto quien solicitase una iluminación para Prestín acorde con los notables edificios que se habían levantado en el lugar, a las puertas de la ciudad canguesa, pero en terrenos parragueses. Pedía concretamente diez bombillas de 100 vatios para mejorar dicho servicio público. Parres le concedió tres bombillas y sólo de 15 vatios cada una, pero deberían ser los vecinos los que las instalasen y -con tan mísera concesión- alegaron que no les merecía la pena hacerlo. Tres meses después solicitaron al menos cuatro bombillas de 40 vatios y les concedieron cuatro, pero de 32 “bujías” cada una.
Recordemos que el primer solicitante J. R. González Soto sería -veinticuatro años después- el gran benefactor de la actual iglesia de Sta. María de Cangas de Onís, magnífico templo que se levantó gracias a su aportación, cuyos trabajos se iniciaron el 6 de abril de 1959 y concluyeron el día 4 de noviembre de 1963.
De modo que este tema de la iluminación de Prestín ha sido una cuestión recurrente durante más de un siglo, llegando hasta nuestros días y solucionándose de manera bastante satisfactoria a finales del año 2018.
El tantas veces citado médico municipal Pascual del Buey remitió una instancia a la Corporación en defensa de todos los pobres del concejo, dado que el nuevo gobierno municipal ponía condiciones para administrar inyectables a los transeúntes sin medios económicos. Del Buey respondió que lo haría en las dosis que le pareciese conveniente, sin tener en cuenta la tarifa ni los acuerdos municipales, porque lo primera era el enfermo.
La Corporación le respondió que sólo los pobres del padrón de la beneficencia serían atendidos y no los transeúntes que no figuraban en el mismo, estudiándose cada caso particular, haciéndole saber a Del Buey que se atribuía una representación que nadie le había concedido.
Recordemos las denuncias de este médico contra la Corporación anterior al triunfo republicano en Parres y -ahora- se encontraba con algunos de los denunciados, con el alcalde a la cabeza.
Como la cimentación de las escuelas presentaba muchas dificultades se decidió que el lugar ideal sería el “Huerto del Ayuntamiento”, lindante con la Casa Consistorial, solar propiedad de Venancio Pando Valle, el cual -a través de su apoderado José Bernardo Fuentes, pues el propietario se encontraba en la capital argentina- lo ofreció por 20.000 pts. dando un plazo de un año para abonar ese importe.
Veintitrés fueron los vecinos que ofrecieron su garantía personal como pedía el vendedor para asegurarse de que cobraría dicha cantidad.
El terreno sólo se podría dedicar a: edificación escolar, ampliación de la Casa Consistorial o apertura de calles, jardines o cualquier edifico municipal, prohibiendo en la venta de forma expresa su cesión a particulares.
Todas estas gestiones las había realizado en Buenos Aires directamente con Venancio Pando Valle otro de los parragueses emigrados, concretamente Florentino Fano Cuenco, residente y con negocios en la citada capital, a donde había llegado en 1901.
Se hizo en ese momento una reforma del plano de urbanización de Arriondas, para restarle un metro a la travesía del Ayuntamiento y agregársela al futuro nuevo edificio.
Lo que hoy es plaza García Dory era un terreno propiedad de Andrés del Valle y de su esposa Teresa Cuétara y se les adquirió una franja de 17 m. de largo y 70 cm. de ancho para hacer una entrada lateral a la futura escuela. Esa franja se adquirió por 500 pts. cerrando a lo largo con pared de ladrillo hasta el fondo. Era una franja de terreno que limitaba con la casa de los mismos vendedores y con un cobertizo al fondo
Solía encargársele a María González (viuda de Almeida) llevar los desayunos y comidas a los detenidos en el depósito o calabozo municipal y en lugares similares, como fue el caso que conocemos a través de la factura por 30,75 pts. por este tipo de servicio a los detenidos en “La Teyería” durante los sucesos revolucionarios de octubre. Para abonarle esa cantidad en febrero de 1935 se echó mano del dinero destinado a Cárcel del Partido Judicial, situado en Cangas de Onís, y donde cada año había que abonar una cantidad proporcional por número de vecinos a él pertenecientes.
Constan como titulares farmacéuticos por esos días Edelmiro Becerra y Faustino Sánchez Quesada.
El teniente coronel y comandantes solicitaron un terreno para construir un cuartel para diez guardias, y deseaban saber con qué cantidad contribuiría el Ayuntamiento además de poner el solar.
Adolfo Tereñes -maestro de Sto. Tomás de Collía- solicitó una parcela de terreno próxima al cementerio de esa localidad para que los niños pudiesen hacer prácticas agrícolas, y así se le concedió un permiso temporal con esa finalidad para una parcela de dos áreas procedentes del mencionado e incautado cementerio municipal.
Se habla mucho en estos tiempos de cómo tratar a los animales en la carga y descarga de los mismos (incluso con inspecciones en las ferias de ganado) cuando se les transporta de un lugar a otro en camiones u otros medios de transporte, con la finalidad de que no sean maltratados. Veamos la propuesta al Ayuntamiento de Parres de marzo de 1935 por parte del concejal Francisco Collía y Fuente, el cual señalaba que: “Los terneros comprados por los tratantes son cargados en camiones en plena villa de mala manera, sin tener cuidado de ninguna especie al realizar la operación de carga. Debiera obligarse a los citados compradores para que se provean de un ´aparato´ de madera, especie de rampa de acceso, para que al introducir en los camiones el ganado, no se maltrate”.
El mismo concejal pedía que se prohibiese arrojar en las aceras y puntos cercanos a las fruterías mondaduras y restos de frutas, prometiendo el alcalde publicar bandos en ese sentido.