POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
En 1974 se acordaba una ampliación del mercado “El Ayuntamiento ha tomado el acertado acuerdo de ampliar el Mercado por lo que se hace necesario el estudio para aumentar a nueve los puestos de pescado y a ocho los de carne, con un presupuesto de setenta y cuatro mil sesenta y cinco pesetas y cincuenta céntimos”.
El proyecto era de los arquitectos Ramón Ruiz Rubio y Luis Ceres Frías de octubre de 1974, se eleva a 825.000 pesetas. Se proyecta una ampliación del Mercado de Abastos, para conseguir una serie de puestos que reúnan las condiciones adecuadas de higiene en productos delicados como la carne y el pescado. Con el presupuesto no se podrá cubrir la totalidad del recinto, se realiza la cubierta en los puestos, así como un vuelo alrededor de 1,30 metros. Se proyectan cuatro puestos de pescado y nueve de carne.
En 1975 un decreto de la Alcaldía obliga a todos los comerciantes de la localidad del ramo de comestibles y bebidas a llevar una especie de uniforme como norma higiénica: los del Mercado de Abastos, bata y gorro blanco el personal femenino y chaqueta y gorro blanco el personal masculino.
Los vendedores y dependientes de comestibles, cafés, tabernas y bares, repartidores de leche, vendedores de pan y leche a domicilio, la misma vestimenta sin gorro. Fue aprobado en un pleno de marzo de 1975. Se confeccionó un listado de todos los interesados, para que firmasen la notificación, lo que nos permite conocer los numerosos vendedores del mercado en estas fechas, que eran el soporte de las compras de todos los vecinos.
Como recuerdo a todos aquellos que soportaron los fríos de invierno, en madrugadas de hielo, cito a los que, en aquel momento, aportaron su esfuerzo. En carnicería: Dolores Piedra Martínez, Nicolás Campos Figueras, Daniel Campos González, Tomás Guirado Lara, Isabel Jurado Conejero, José López Campos, Enrique López Rodríguez, María Martínez García, José Campos González; en aves, y huevos Isabel Moreno Cobo y Juana Ruiz Maza; en frutas al por mayor, Gabino García López, Diego Moreno Cobo, Antonia Román Fuentes, y Salvador Tello González; frutas minoristas: José María Carmona Ruiz, Antonio Fernández Quintero, Juan López Moreno, madre de Juan Rodríguez Torre, Ildefonso Torres Yeste y Andrés Jiménez Sánchez,; como fruterías, Fuensanta Ballesteros Lillo y Juan Manjón Mora; en pescados, Francisco Ortiz Torres, Damián
Cano Garrido y Matilde Collado Pinel; venta de churros en el Mercado , Luis López Bordal; en comestibles Miguel López Manjón;
Una nueva reforma y ampliación del Mercado de Abastos. Arquitecto Rogelio de la Torre Román, y aparejador José Muñoz Trillo construcción de alcantarillado con toma de las casetas e instalación de sumideros; nuevo firme del Mercado; reparación de la portada , nueva escalinata de acceso: Cubierta del patio Central; reconstrucción del edificio de servicios: pesos, oficinas, despacho del veterinario con laboratorio, policía, aseos caballeros y señoras; terminación del patio pequeño con nueve puestos de carne con sus cámaras frigoríficas; en el patio grande se destinan a pescados, ultramarinos varios se necesita proyectas los de frutas y verduras. Ocho puestos para carne, 15 para pescado, ultramarinos y varios y 19 para frutas y verduras ampliables a cuarenta (mayo de 1981)
Un lejano trabajo publicado en la revista La Moraleja, número 34 de diciembre del año 2001, por Ricardo Taboada, nos daba algunos de los puntos clave de la bajada de ventas: la fuerte competencia por parte de los grandes supermercados; que el Mercado debía de hacerse más acogedor en las temperaturas, altísimas en verano y muy frías en invierno; conseguir más aparcamientos; mantenías que los precios y calidad eran competitivos; algunos de los que respondieron llevaban casi treinta años en el mercado, otros lo habían heredado de sus padres; describían una serie de nombres imprescindibles para la historia; las lumbres que se encendían con las cajas de pescado; los grandes bailes que se organizaban en las fiestas; los momentos en que abrían mañana y tarde en la época de aceituna; la época de mayor trabajo solía ser julio y agosto por la llegada de numerosos villanovenses de fuera y los peores septiembre y octubre por la marcha de personas a trabajar fuera.
Adriano Ortiz daba algunas sugerencias, como es que los alimentos vendidos, eran los más adecuados para el consumo diario; el esfuerzo realizado para la contención de precios; deficiencias que se debían subsanar; alguna apatía por parte de los comerciantes, se podría embellecer en Semana Santa, Navidad…un pequeño parque infantil, facilitar aparcamientos. Mantener como siempre ha sido una gran Plaza bien abastecidas de alimentos de la mejor calidad y encuentro personalizado de sus habitantes y de los pueblos vecinos”-
Fotos de la Memoria del Ayuntamiento del año 1944, con un gran trabajo y tratamiento de Nicolás Campos
FUENTE: M.L.F
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